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Joel abrió los ojos lentamente al escuchar un bostezo a su lado, pasó una mano por su cara para intentar quitarse un poco la pereza y levantó la cabeza. Se había quedado dormido con en celular en su mano, por lo que supuso que se había bloqueado solo en algún momento. Se levantó para estirarse un poco y dirigió la mirada a Aarón, quien estaba mirándolo también. Esbozó una pequeña sonrisa al ver que su rostro no reflejaba dolor, más bien estaba como aturdido y desconcertado. No había pasado una buena noche, le dolía la espalda por la posición en la que había quedado y el cuello por dejar su cabeza casi que colgando. Tampoco se quejaba, al menos estaba con la tranquilidad de que ya no tenía que adelantar proyectos.

—Buenos días, Aarón, saldré por algo de comer —aclaró la garganta al escuchar su voz un poco ronca —. No sé a qué hora venga tu hermano, escríbele si quieres y me avisas.

—Buenos días, de acuerdo, ¿tú no tienes su número? —se encogió de hombros y negó con la cabeza.

—No, pero no te preocupes, no tengo prisa aún.

—De acuerdo, gracias.

—No tardo.

Abrió la puerta y sintió que a su cuerpo regresó el calor, el aire acondicionado le tenía la nariz fría y las manos. Todo parecía estar en silencio, excepto por algunos enfermeros que hablaban mientras caminaban por el lugar. La última vez que había estado en un hospital había sido por seguirle la corriente a uno de sus compañeros en la secundaria, se había golpeado fuertemente la cabeza contra el césped. Una de las cosas que más hacia odiar estar en ese lugar como paciente, eran las agujas y la cantidad de exámenes que practicaban.

Sonrió al ver a Christopher caminando hacia la entrada, justo por donde iba a salir. Eso solo significaba que debía volver por sus cosas y podía irse, ya que él quedaría a cargo de su hermano. Parecía de mejor humor, supuso que algo tenía que ver la chica que entraba a su lado.

—Buenos días, Joel, ¿pasaste buena noche? —el rizado asintió lentamente, y no era del todo mentira, pero prefería irse y llegar a su cama —. ¿Aarón está bien?

—Sí, se ve bien.

—¿Quién es él? —Ariana se hizo al lado de Christopher y levantó una ceja de forma autoritaria.

—Es un amigo, no te preocupes —el menor pasó la mirada de uno al otro rápidamente, eso era incómodo.

—Te he dicho que me debes consultar cada que hables con alguien, yo no entiendo por qué contigo es un problema para que entiendas lo desconfiados que debemos ser —el castaño rodó los ojos y estuvo a punto de defenderse, pero la pelinegra levantó el dedo en señal de que no le alzara la voz.

—No seas exagerada, no es la primera ni la última persona con la que hablo sin informarte —la chica frunció el ceño, sintiéndose ridiculizada —. Sé cuidarme solo.

—Tu hermanito también se cuida solo y mira lo que le pasa, Christopher, déjame protegerte.

—Agradezco tus buenas intenciones, Ari, pero...

—Disculpen la interrupción, pero tengo hambre y voy por algo —Joel pasó por el lado de ambos, siguiendo su camino —. Ahora regreso por lo que quedó arriba, no tardo.

—¡Espera, pues vamos todos! —la pelinegra negó con la cabeza discretamente, no le agradaban ese tipo de ideas —Joel, ella es Ariana, una a...

—Soy su novia.

Christopher no lo niega, sabe que algún plan debe tener su compañera, quizá sea verdad que no confía absolutamente en nadie. Sin embargo, su ceño fruncido es más que suficiente para saber que al menos lo ha tomado por sorpresa esa afirmación. Joel lo nota, pero prefiere no opinar ni hacer suposiciones, así que se limita a sonreír falsamente. Quizás en otra circunstancia hubiera asesinado con la mirada al castaño por meterlo en ese asunto, por acostarse con él incluso sabiendo que era un engaño a su novia, pero no tenía cabeza para eso en ese momento. Se sentía demasiado incómodo y quería salir lo más rápido posible de eso.

Aléjate De Mí ||Virgato||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora