•7•

306 35 20
                                    

—¿Puedo sentarme aquí? —el rizado asintió ante la pregunta del castaño, quien tomó asiento a su lado derecho.

Zabdiel comenzó a hablar con el barman para saber qué clase de bebidas había, mientras que Joel jugaba con el borde de la camisa.

—Yo voy a pedir agua fría, ¿y tú? —el rubio lo miró con detenimiento, esperando una respuesta.

—No sé, quizás una cerveza.

—Yo quiero una combinación de ron, vodka y tequila —Christopher sonrió ante su elección y levantó la mirada.

Zabdiel negó con la cabeza y desvió la vista por un momento, le parecían repugnantes las personas como él, típicos alcohólicos que creían que la diversión la hacían los tragos. Esos pensamientos desaparecieron cuando sintió que el menor apoyó la cabeza en su hombro, le gustaba tenerlo tan cerca.

—Si llego a emborracharme, por favor no vuelvas a hablarme después de que llegue a hacer el ridículo —sonrió ante su comentario y negó con la cabeza.

—No puedes emborracharte, mañana hay clases y debes ser responsable.

—Llevo dos días, Zabdiel, dos días en los que ya he salido en las noches —el rizado abrió los ojos con exageración al ver lo que estaba haciendo —. Ayer estaba pasado de tragos también.

—Entonces mañana vamos a cine, ¿te parece?

Joel se encogió de hombros y asintió mientras recuperaba la postura y recibía el vaso que le ofrecía el barman. Inconscientemente dirigió la mirada a la copa de Christopher, quien también lo miró y le sonrió de lado.

—¿Quieres probar? —negó de inmediato, pero la mirada profunda del contrario no le permitió hacerlo con seguridad.

Lo vio levantar la copa y acercarla a sus labios, así que los humedeció y aceptó el reto que le estaba poniendo él con la mirada. Tocó el vidrio frío y dejó que la volteara un poco para que llegara a su boca.

—¿Qué estás haciendo? —Zabdiel intervino al verlo.

Ver al rizado hacer esas caras y ver cómo el líquido pasaba lentamente por su garganta valía la pena para el mayor, se preguntaba si realmente tenía que ser una chico prohibido para siempre. Sería un verdadero desperdicio no disfrutarlo aunque fuera una noche.

—Está muy fuerte.

Asintió a lo que dijo Joel y bajó la mirada a sus labios, estaban húmedos por lo que acababa de tomar, pero el color y la forma lo tentaban a querer probar. Sintió una mano en su hombro, así que dio vuelta de inmediato y se encontró con una chica bastante atractiva.

—No me digas que no me recuerdas —sonrió mientras asentía, pero en realidad no lo hacía.

—Claro que te recuerdo.

—¿Bailamos? —asintió lentamente mientras pensaba cómo iba a terminar la noche —. Dame un minutos, voy al baño, espera aquí.

Volvió a mirar al rizado, quien parecía no haber escuchado nada al estar hablando con su amigo. Le dio un sorbo grande al contenido de la copa y aprovechó cuando lo vio voltear para hablarle nuevamente.

—Joel —llamó su atención —, ¿cuántos años tienes?

El recién nombrado ladeó la cabeza al ver la sonrisa de chico bueno que llevaba el mayor, lo peor era que parecía ser todo lo contrario.

—Una año menos que la mayoría de edad, ¿y tú?

—Tres años más que la mayoría de edad —le siguió el juego mientras trataba de averiguar de cierta forma si tenía su lado travieso.

Aléjate De Mí ||Virgato||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora