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—Buenos días, mi nombre es Aarón, soy mayor de edad por si quieren algo, no paso apuntes porque yo no los tomo —el castaño dio media vuelta —, yo todo lo guardo en mi cabeza, profesora. Espero llevarme mal con todos porque ninguno de ustedes es digno de mi hermosa amistad. No me dirijan la palabra antes de las nueve que estaré de mal humor por madrugar, puedo ser muy agresivo y no quiero lastimar a nadie aquí. Siendo todo, gracias por la bienvenida —todos lo siguieron la mirada hasta verlo llegar a los puestos de la mitad, sentándose al otro lado del rizado, uno de los lugares que seguía vacío —. Menos él, les presento a mi hermanito de mentiras.

Joel levantó la mirada avergonzado y apoyó la cabeza en sus manos, que cubrían gran parte de su rostro. No entendía qué hacía él ahí, o al menos no quería imaginar qué le esperaba con él en ese mismo lugar. Sintió la mirada de Erick, así que esa sí la devolvió, era obvio que él y muchas personas más habían quedado muy confundidas con la actitud del idiota que tenía al lado. Después de haber sido «ayudado» por él cuando estaba complemente borracho, no tenía ganas de verlo nuevamente y mucho menos compartir con él un espacio tan aparte.

—No me hables, olvídate de mi existencia en este preciso instante.

—No seas tan aburrido, cuñadito —pasó saliva con dificultad al escuchar la última palabra, iba a reprochar, pero no lo dejó hablar el mayor —. Ni que yo te hubiera hecho algo malo.

—Bueno... nada bueno han hecho, y si quieres que nombre lo malo, pues lo haría con mucho gusto, pero ya va a empezar la clase y no quiero que me vean hablando con un loco como tú.

—Ay, mira que este loco sí te ayudó en algún momento, no seas tan cruel.

—Silencio, Aarón.

—Al menos te acuerdas de mi nombre, creo que es la primera vez que lo escucho de ti y suena bien —el mayor sonrió de forma burlona —. Ya, hablando en serio, entre tú y yo no hay problemas, no te preocupes.

—¿Quién se preocupa?, porque yo no lo hago, ni que te tuviera miedo —el rizado empezó a mirar el tablero mientras le daba vueltas al bolígrafo con una mano

—Lo siento, no quise decir eso. A lo que voy es a que no tenemos razón para llevarnos mal.

—Te metes drogas y justo aparecen en mi habitación, ¿me vas a decir que no tiene relación?

Aarón miró con seriedad al menor, pero ya no respondió al verlo tan concentrado y tomando apuntes. No le gustaba que estuvieran especulando cosas que no eran, podía tener vicios, pero nunca había hecho algo que pudiera perjudicar a alguien que no se había metido con él. Inculpar a Joel de algo era algo con lo que no tenía relación alguna, pero no le importaba dejarlo claro, realmente no le afectaba lo que él pudiera pensar. Desvió la mirada y trató de seguir el tema, pero no lo habían tomado en cuenta para explicar desde cero. Ya empezaba a no entender nada.

En el primer receso, Joel había elegido sentarse en la escalera, Erick era amigo de Zabdiel y se había ubicado a su lado, no pensaba ir donde ya no era bienvenido. Le dio solo el primer mordisco a su hamburguesa cuando escuchó pasos, se sorprendió bastante al ver justamente al rubio acercarse, ya no se esperaba nada de él. Trató de mirar hacia otro lado y usar la poca dignidad que le quedaba con él para ignorarlo un poco, tampoco podía olvidar que había exagerado demasiado por un tema que ni siquiera le incumbía tanto y solo debió dejar pasar o hacer una pequeña crítica constructiva.

Miró hacia adelante, trataba de no poner mucha atención a que el mayor estaba sentándose a su lado después de muchos días. Clavó la mirada en él al sentir la mano sobre su pierna, pero de forma amistosa, respetando como siempre se caracterizaba Zabdiel.

Aléjate De Mí ||Virgato||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora