•30•

119 16 24
                                    

Joel respondió la llamada de Zabdiel y le pidió disculpas por no haber alcanzado a llegar, ya habían pasado más de treinta minutos y seguía sin tener noticias de Aarón. Hubiera podido tomar un taxi e irse, pero después de todo lo que había pasado, realmente no tenía ganas. Él entendió, no se lo tomó mal si ignoraba el tono desanimado, pero prefería no ir que estar arrepintiéndose toda la noche.

Christopher lo observó y sonrió, de cierta manera le alegraba que él se quedara, pero intentó convencerse que se debía solamente a que Zabdiel no era para nada de su agrado.

Claro, también lo ponía nervioso que su hermano no llegara aún, quería que fuera y le dijera que todo había sido un fracaso, pero que al menos fuera y tuviera noticias de él. Si pasaba más tiempo, tendría que pedir un taxi e intentar llegar a su casa, pero tampoco iba a estar tranquilo, sabía que Ariana no iba a dejar que le pasara nada a su hermano, pero lo quería de vuelta.

—Sí, sí, me encantaría ir a tu casa mañana por la noche —Joel sonrió forzadamente, aunque supiera que el rubio no lo estaba viendo —. También te quiero, adiós.

El rizado se acercó a donde estaba antes y volvió a sentarse, quedando lo suficientemente retirado de Christopher como para no sentir que invadía su espacio personal. Lo ponía nervioso y detestaba que eso pasara, él no era nadie para generar eso en su cuerpo y aún así lo hacía.

—¿Sabes?, lo siento, supongo que por todo esto no pudiste salir con él —el castaño se acercó un poco a él disimuladamente, quedando a punto de rozar sus piernas con las de él —. Aunque no te veo muy afectado por eso, ¿de verdad lo querías?

—No importa, es solo una salida, puede darse en cualquier momento —el rizado lo miró también, dándose cuenta de la cercanía —. Además tu hermano es mi amigo, igualmente me hubiera ido preocupado.

—¿Yo no soy tu amigo? —el mayor sonrió de lado y se acercó más, sabía que él ya estaba incómodo y eso era lo que quería lograr.

—Tú y yo no somos nada, es lo que tú quieres y yo no tengo problema con eso —Joel bajó la mirada a los labios del castaño, estaban rojos por el frío y sabía que él lo estaba provocando —. Creo que ya debería irme, no puedo esperar más a Aarón.

—No, tú te vas a quedar aquí hasta que llegue mi hermano porque yo no me voy a mover de aquí sin saber nada de él y no voy a dejar que te vayas solo.

—No me va a pasar nada, creo que más peligro corremos aquí sentados en medio de una calle por la noche.

—Pero somos dos y yo no voy a dejar que algo te pase —era un estúpido, no podía hablar de protegerlo cuando él mismo se había aprovechado una vez de que estaba pasado de tragos —. Entonces te quedas aquí conmigo un rato más por lo menos.

Desvió la mirada y trató de ignorar esa estúpida aceleración del corazón, no entendía por qué le hacía caso o creía en lo que decía después de que sabía que era un aprovechado mentiroso. Lo único que tenía era el físico, todo lo demás lo hacía una mala persona. Aunque tal vez, solo tal vez, existía algo bueno que estaba muy en el fondo.

—¿Por qué tendría que hacerte caso precisamente a ti?

—Porque tú tampoco te quieres ir —entrecerró los ojos al oírlo hablar con tanta seguridad —, además puedo asegurar que no tienes nada más interesante que hacer cuando llegues a tu casa.

—¿Intentaste llamar a tu hermano?

—Por supuesto, pero no responde, lo que menos le importa en este momento debe ser el celular —Christopher llevó su mano a la pierna del rizado, sonriendo al ver su cara de fastidio —. Tranquilo, relájate, estás demasiado tenso.

Aléjate De Mí ||Virgato||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora