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¿Por qué la peor parte de ese infierno tenía que liberarse nuevamente? ¿No fue suficiente la primera vez? ¿Cuánto más debo caer?

Mi cuerpo estaba temblando de terror.

No sabía si la visión era un privilegio en ese momento. Todo se sentía como una repetición... pero los papeles se habían invertido.

Las cadenas a su alrededor se corrieron cuando nuestros ojos hicieron contacto.

—Te dije que tenía una sorpresa para ti. —Me susurró con arrogancia; sin embargo, las palabras de Lay no me causaban nada—. Fue un poco complicado, pero no hay nada que no pueda hacer por ti, Sehun.

El cuerpo de Chanyeol estaba rojo, ardiendo por todas partes. Mi sangre subía su temperatura de una forma colosal; algo malo le estaba sucediendo a mi cuerpo.

—Fue un regalo difícil de guardar, no le gusta estar encerrado y tiene un gran desprecio por la vida ajena. —Reconoció.

El cuerpo de Chanyeol se puso rígido, como si esperara algo. Mis pies me empujaron hacia él sin límite alguno.

—No lo hagas... —me dijo—. Aún no está listo para cumplir con su rol. Su descontrol y falta de respeto no son los valores que quiero para tu bebé. —Chanyeol se revolvió como una bestia entre las cadenas, y si no fuera por el bozal, estaría gritándole toda clase de insultos a Lay—. Puede que termines lastimado...

—No, no le tengo miedo. —Era verdad, solo le temía a lo que nos conectaba, y no era nuestro hijo.


—Minho, calmate... —Le dijo Taemin, fue su intento por persuadir a un ser que volvía a la vida—. No sabemos qué está planeando.

—No recuerdo nada, Taemin. ¡Nada! ¡Seis años de nada! Mi cabeza está hecha un desastre y no sé dónde mierda estoy. —Lo tomó por los hombros—. ¿Crees que es justo? No sé el nombre de nuestros hijos o cuándo nacieron. ¡No hay nada!  —Taemin estaba a punto de explotar.

—Bueno, si tanto lo odias... ¿por qué no haces algo inteligente al respecto? —Quien necesitaba saltar de un puente cuando yo podía nominarme a la muerte con solo abrir la boca en el momento menos indicado. En verdad, no importa—. Gritarle a tu esposo no ayudará en nada. ¿Qué brillante estrategia se le puede ocurrir al comandante de los destructores?

—¿Quién mierda...

—Es una base científica militar —dijo Kai—. No pudimos quedar atrapados en un lugar peor; hay cápsulas de pánico por todas partes, un paso en falso y esa cucaracha nos encerrará como hormigas. —Suspiró—. Hay un tablero de huellas digitales en cada puerta y cámaras que se adaptan a la oscuridad. Las puertas y pasillos están resguardados por barras de acero... Esta base tiene el tamaño de una ciudad promedio; yo solo conozco la entrada.

Minho permaneció en silencio y miró el techo por unos momentos. Su esposo esperaba con urgencia alguna idea; estaba reconociendo nuevamente al hombre que lo había salvado esa noche. Es increíble como la fe puede trasladarse a lo que sea, incluso a un hombre como Minho.

—Además, si lográramos salir, no hay manera de cruzar la muralla que separa esta cosa del mundo.

—Un maldito estado aparte. —Parpadeó y se dirigió a Taemin—. ¿Cómo lo hizo? ¿Qué es este lugar?

—Es lo que dijo Kai... —Suspiró y me observó—. Fue creada para...

—Resguardar médicos, enfermeras; en fin, recursos humanos —respondí—. Como un botiquín, un plan B.

—Muchos fondos fueron invertidos en este lugar... pero, al final, fue utilizado por su fundador como un laboratorio. Una fábrica de armas biológicas. —Minho y Kai se miraron; ¿pensaban en lo peligroso que era el lugar? ¿o lo que podía haber dentro?— De todas formas, el fundador está muerto y las cosas que creó solo existen en notas.

—¿Qué cantidad de droga posee Lay en este momento?

—No lo sé.

La alarma de la puerta nos hizo tomar distancia unos de otros; Taemin se llevó a Minho, necesitaba contenerlo para que nada saliera mal; Kai se puso de espalda a la puerta, cubriendo a Kyungsoo que cargaba a su hijo.

—Veo que están más tranquilos ahora... Sehun, puedes acompañarme un momento. —Todos atendieron a sus palabras, pero la cordura pudo con contener la acción.

De todas las cosas, nunca me hubiera imaginado que te vería, en persona, otra vez, Park Chanyeol. Sabía que no podía ser un sueño, ni en los momentos de locura podía imaginarme a un ser semejante. No podía compararlo con nadie.

—El peso del mundo es más liviano que lo que siento ahora. —Nuestros ojos se encontraron y, una sonrisa, él estaba sonriendo. ¿Por qué? ¡Te odio!

Avancé los pocos metros que nos separaban; estaba enojado, ahora más que todas las veces que me hizo daño. Quería matarlo y ver como su sangre corría por mis dedos, ¡solo eso! ¡solo eso! ¿Eso es lo que siento?

Tome el bozal entre mis dedos y lo arrastré hacia el frente. No dejaba de mirarme como si algo le divirtiera.

—¿Cómo es que sigues vivo, infeliz? —Le arranqué el bozal—. ¿Por qué pones esa cara de imbécil? —Le di una bofetada; él se acercó y colocó su cabeza en mi hombro para susurrarme.

—¿Quién es el idiota de bata? —Mordió cerca de mi oreja.

—Eres un... estás muerto.

—Deja de comportarte como un niño... —Me rodeó con sus brazos y las cadenas pesaron sobre mi—. Hueles diferente... te ves diferente...

—Follame... —le susurré desde alguna parte y él me escuchó.

El arrastre y la caída estrepitosa de sus extremidades de acero explotaron en el suelo. Mi cuerpo podía recordar el látigo, la fusta y su marca... su marca, justo a donde fue su mano.

—Sehun... ahora, tu alma me pertenece.  —Sonrió en mi nuca—. Estás tan enfermo como yo; ya no soy el único.  —Recorrió con su lengua mi cuello—. Puedo escuchar como late tu corazón.

De rodillas en el suelo con su fuerza a mi espalda, ¿cómo pude permitir algo como eso, otra vez? Esa estúpida vida... lo dejé todo atrás el día que lo conocí y no quise aceptarlo.

Sus dedos, su boca; ¡estaba perdiéndome! ¡Detente! ¡Detente! ¡No soy el único! ¡Cállate y cae! ¡Cae!

Mi sangre volvió a su cause cuando lo sentí dentro, como un choque electrónico empujó dentro de mi.

Levanté mi rostro y lo vi ahí, colapsado por la realidad. Él estaba viendo como Chanyeol me consumía y arrastraba por última vez a la oscuridad. Sonreí:

—¡Púdrete Lay! ¡Púdrete!

Fuerza de AtaqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora