Parte 34 New Generation

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Dios es que estaba tan sexy leyendo en la cama con esas gafas y esas pintas de empollona que le costaba concentrarse a ella en el sueño. A veces pensaba que lo hacía a propósito porque estaba segura de que sabía que aquello provocaba que siempre terminara besando su cuello y acariciando su abdomen en una clara búsqueda de algo más, y le salía esa media sonrisa que hacía que le mordiera el cuello y relegaba su libro a su lugar en la mesita de noche. Lo había empezado como hacía un mes y pondría la mano en el fuego que no había pasado más allá de la página treinta. Los años pasaban y la pasión era la misma o incluso más, habían aprendido mucho juntas tanto dentro como fuera de la cama y se habían dedicado a construir sobre unos cimientos sólidos y cada segundo que pasaba a su lado, la amaba más, la amaba tanto que a veces se olvidaba de que era un demonio y por momentos pensaba que eran una familia normal. Todo era perfecto. La buscó y Lexa se dejo encontrar demasiado fácil, como cada noche, estaba sobre ella, moviéndose sutilmente contra su cuerpo mientras Lexa le acariciaba la espalda y profundizaba el beso volviéndola más loca.

A veces pienso que lo tienes todo planeado - Susurró antes d besarla otra vez -

Pues deja de pensar y céntrate en hacerme el amor, se te da mejor - Mordió su cuello haciéndola jadear, a ver si se le quitaba la tontería -

Iba a contestarle algo y presionarse más contra ella porque le encantaba escuchar lo que provocaba aquello, cuando escucharon gritar un "Mamiiiiii" y su novia lo paró todo separándose de sus labios.

Lexa, pasa de él, seguro que se vuelve a dormir si no le hacemos caso

Clarke... ¿Enserio? - Arqueó un ceja con gesto divertido -

¿Lo oyes? ¿No verdad? ¿Seguimos? - le mordió el labio y su novia rió -

"Mamiiiiii" otra vez y dejó caer el peso de su cuerpo sobre la morena suspirando en su cuello. Se hizo a un lado y aunque la tonta de su novia se levantara de la cama sonriendo y pronunciando " Otra vez será, fiera" sabía que le había jodido y cortado el royo tanto como a ella. Desde que habían tenido a Adam a veces pasaba aquello. Se resignaba porque era hijo suyo y lo tenía que querer. En realidad lo amaba con toda su alma y aunque hubiera preferido que tuviera un sueño nocturno más profundo, esperaba verlos aparecer por la puerta en más o menos un minuto y abrazarlo tan fuerte que le suplicara que dejara de agobiarlo.

Hacía un par de meses que había cumplido los cuatro años. Estaban seguras de que querían ser madres, a pesar de todo el caos que solía haber en sus vidas. Lo pensaron mucho, para s gusto lo pensaron demasiado, pero lo tenían todo bajo control, su día a día era aquel y lo manejaban bien, no podían vivir con miedo, no pensaba dejar que sus vidas se condicionaran por eso. Lo que también tenían claro era quién debía quedarse embarazada. Ella. Lexa era una bruja y ella era un demonio. No se podían arriesgar a que el pequeño saliera con poderes demoniacos, no podía ser un demonio como ella, ambas sabían lo que aquello implicaría y no quería que su hijo pasara por lo mismo que ella. Luchar contra la naturaleza de uno mismo era jodídamente complicado y algo injusto. Así que se quedó embarazada de Lexa. La sobre protección de su novia durante todo el proceso la agobiaba y enternecía a partes iguales y no se se atrevió a quejarse ni una sola vez. Había intentado que se fueran a vivir los tres solos, hasta había conseguido una casa a tan solo tres calles de la mansión Woods, pero Lexa no quería dejar la casa, aunque tuvieran que vivir con sus hermanas, que eso para la morena parecía suponer puntos a favor. Les estaba agradecida, de verdad, muchísimo, pero las iban a tener muy muy cerca joder. Pero si para su novia mantener allí su residencia era tan importante, pues ella y su hijo vivirían allí sin rechistar.

Tenía sus ventajas, tenía que reconocerlo, sobre todo en cuanto a problemas demoniacos se refería. Los primeros meses se pasaron observándolo 24 horas, por turnos o a la vez, por si aparecía algún tipo de poder sobre natural en él, teniendo en cuenta que su madre era una de las brujas más poderosas del universo conocido... había que estar atentos. Cumplió un año y nada de nada, empezaron a pensar que tal vez no tendría, a veces se saltaban generaciones y la verdad es que le preocupaba y le jodía a partes iguales. Los comentarios de Octavia no ayudaban, tipo "Qué decepción de sobrino" "Clarke...lo va a pasar fatal en esta casa si es un simple humanito" "Deberías haberle dado tu los genes, seguro que habría nacido lanzando ya bolas de energía" "A ver si Lexa te ha engañado con los óvulos, o no es tan poderosa como parece" Solo lo hacía por joder y la verdad es que lo conseguía, aunque en el fondo ella también tenía sus preocupaciones con el tema. Y no, Lexa no le había engañado con ningún óvulo porque Adam era prácticamente un clon suyo.

Charmed (CLEXA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora