Los brillantes y cálidos rayos de sol entraban por la persiana de su pequeña habitación cuando Jisoo abrió los ojos. Se estiro y bostezó envuelto cómodamente en su ligera cobija. El apartamento se encontraba silencioso y pacifico, lo único perceptible era el tintinear de su reloj en la cocina. Ni siquiera sus caóticos vecinos estaban siendo ruidosos y eso era la primera señal de que algo iba abismalmente mal.
Con un ominoso sentimiento naciendo en la boca de su estomago, Jisoo alcanza su celular de su mesita de noche -sólo para encontrarlo apagado. El sentimiento se intensifico mientras trataba de reiniciar su viejo y, de vez en cuando, confiable aparato (era uno de esos celulares con tapa con el cual cualquiera querría hacer un dramático gesto cerrandolo; a él le gustaba hacerlo cuando nadie estaba cerca) pero luego de varios minutos de esfuerzo frenético se dio por vencido con un ruidoso suspiro.
Parecía que debería comprar uno nuevo -lo cual no era algo sencillo considerando lo vacía que su cuenta en el banco se encontraba. Todo el dinero que ganaba arduamente en su trabajo de medio tiempo iba a la renta de su pequeño apartamento y sus padres estaban pagando la matricula de sus estudios. Además, él nunca pediría dinero a sus padres. Ellos batallaban para llegar a fin de mes sin contarlo a él, pero afortunadamente, su Wielder era un hombre amable quien les ofreció una habitación en su mansión, y gratis. Él incluso se ofreció a pagar la matrícula de Jisoo, pero sus padres se habían negado efusivamente ya que Jisoo no era uno de sus Forecebearers.
Jisoo era un caso bastante peculiar. Usualmente, al menos un padre debe ser un Wielder para tener la posibilidad de dar a luz un Wielder; hubieron pocos casos documentados donde dos Forecebearers tuvieron un hijo Wielder -y quien era indudablemente hijo de su padre tomando en cuenta lo parecidos que eran. Por consecuente, fue criado para ser un Forecebearer por toda su vida e incluso el Wielder de sus padres lo trato siempre como uno de los suyos. Cuando la llave intrincada apareció en su cadera en su cumpleaños dieciocho, todos estaban desconcertados -especialmente Jisoo, cuyo futuro asegurado había sido destrozado frente a sus ojos. Se mudo de la mansión meses después y -luego de terminar la preparatoria y de varios intentos fallidos por conseguir trabajo en su pueblo - decidió asistir a la universidad en Seúl en lugar de quedarse en Daegu. Un refrescante comienzo en una gran ciudad donde nadie conocía a sus padres y ningún rumor lo perseguiría.
Pero ahora, cerca de un mes en su vida universitaria, parecía que se metería en otro gran predicamento. Lanzando su teléfono muerto a un lado, corrió hacia la cocina para checar el reloj -obteniendo por poco un ataque al corazón al leer que era ya pasado las nueve. Su clase había empezado a las nueve y el profesor de dicha clase poseía una peculiar actitud cuando se trataba de la impuntualidad, reprobando a los estudiantes cuya asistencia fue menor al 90%. Apresuradamente, Jisoo lanzo un par de ropa mientras cepillaba sus dientes y cambiaba su calzado antes de correr hacia la puerta principal con su bolso colgando peligrosamente de su hombro.
Jisoo era una persona positiva. Por lo tanto, durante todo el día, se repitió a sí mismo que su día se pondría mejor. Se lo repitió cuando su profesor lo humilló frente a toda la clase por estar una hora tarde; se lo repitió cuando descubrió haber olvidado terminar su ensayo que tenía que entregar hoy; y se lo repitió cuando la hora del almuerzo llegó y no pudo encontrar su billetera por ningún lado. Incluso sabía donde exactamente la había dejado: guardada en medio de la mesa de su cocina, un recordatorio inútil en ese momento exacto.
Por el momento, su estomago se encontraba rugiendo ya que se saltó el desayuno por haber tenido que llegar lo más pronto posible a la universidad. Mientras se paraba patéticamente frente a la entrada de la cafetería, viendo estudiantes ir y venir, fallo en notar que estaba bloqueando el paso a un grupo de personas.
"Oi, ¡Muévete!"
La ruidosa voz tras él lo hizo girar para moverse del camino. Por supuesto, él conocía al chico que acababa de hablar; todos en el campus conocían a Jackson Wang. Él era uno de los más poderosos Wielders entre los estudiantes, y la gente que lo rodeaba consistían exclusivamente de Forecebearers de cuatro estrellas y sus igualmente poderosos amigos Wielders. Ellos eran tan admirados como temidos, y Jisoo usualmente se las arreglaba para no interponerse en su camino y evitarlos a toda costa -justo como hacía con cualquier grupo de Wielders en la universidad, haciendo de él, algo así como un solitario.
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The Others | Joshua harem
FanfictionJisoo estaba satisfecho con ser un don nadie; sin contar su falta de poder, vivía su vida de estudiante aburrido en paz. Eso es hasta que conoce a Chan, el primer Forecebearer de una prestigiosa familia de Wielders, quien ha huido de casa y ahora...
