Forecebond

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Agonía.

Alambre con púas. Afianzado a mi alrededor. Cortando mi piel.

Familiar. Aterrador.

Sin aire, no puedo respirar. Toser, ahogar, sofocante.

Una voz. "Mingyu, calmate. Es sólo un vínculo; respira profundo."

Más palabras. Ininteligibles.

Calmatecalmatecalmate. O me castigarán.

Respira profundo.

Más aire, menos dolor. El alambre era demasiado apretado.

"¿Puedes oírme?"

Contesta ahora.

"Sí."

"¿Todavía tiene efecto la habilidad?"

Contesta. Ahora.

"Sí."

Murmullos. No ordenes.

Una nueva voz. "¿Pu-puedes combatirla?"

Maestro. Contesta. Ahora.

Contestacontesta. Inseguro.

"No lo sé."

Insignificante.

¿Castigo? Miedo.

"Combatelo. Soy tu Wielder, escuchame."

Sí, Maestro.

Espinas. Agudo dolor. Más fuerte y ajustado.

Mi pecho arde. Fuego.

Mi cabeza duele. Gélido frío.

Dueledueleduele. Agonía otra vez.

Calor contra frío.

Corazón contra cerebro.

"¡Vamos, Mingyu! ¡Hazlo!"

Sí, Maestro.

Sin aire, demasiado ajustado. Castigador dolor.

Menos dolor en mi cabeza. Más dolor en mi pecho.

El vinculo estaba muy ajustado a mi alrededor. Me estaba cortando y dolía mucho.

¿Por qué tengo que pasar por esto otra vez? No quiero sentirme de esta forma. Pero no puedo evitarlo. Soy impotente y estoy a mereced de mi Wielder.

Pero la niebla en mi cabeza se ha disipado y por primera vez en mucho tiempo mis sentidos no estaban privados de mí.

Miró a mi alrededor y hay cuatro extraños mirándome. Jisoo, Seokmin, Minghao, Chan -mi cerebro lo supo, aunque no podía recordar. El vínculo quemaba incluso más cuando mi mirada se encontró con la de Jisoo. Era aterrador. No lucía para nada como mi anterior maestro, sus ojos eran cálidos, pero el vínculo forzado no mentía.

Los Wielders son todos iguales.

Salte cuando me habló, su voz era suave y melodiosa. "¿Cómo te sientes?"

Si respondía honestamente, me castigaría, "Bien."

"¿Te deshiciste de ella completamente?"

¿Ella? ¿A qué se refería? Sudor frío se acumuló en mi frente cuando se me quedó mirando. Deseé que dejara de mirarme -su extrañamente cálida mirada me asustaba por ninguna razón. "Lo siento, no entiendo la pregunta, Maestro," contesté antes de cerrar mis ojos y bajar la cabeza, esperando mi castigo. El vínculo se apretó a mi alrededor aún más, robándome el aliento y manteniéndome quieto.

The Others | Joshua haremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora