La madre de Jisoo siempre le había dicho que no había razón para odiar la marca en su cadera. Muchos Forecebearers anhelaban la libertad y las posibilidades con las cuales él había sido bendecido y darían lo que fuera para cambiar su destino -pero no Jisoo. Aunque él amaba a su madre muchisimo y apreciaba todos los consejos que ella le había dado a través de los años, por primera vez estuvo en desacuerdo.
Cuando la marca había aparecido hace casi cinco años, le había arrebatado el prospecto seguro y cómodo de un futuro junto a sus padres y el Wielder de estos. Le había arrebatado su vieja vida cuando los pocos amigos que había hecho en la escuela comenzaron a evitarlo luego de haberse vinculado con su respectivo Wielder, quienes lo miraban con clara desconfianza y disgusto.
Al inicio había sido mero disgusto lo que le tenía a la pequeña llave en su cadera, pero el disgusto se había convertido en resentimiento luego de un tiempo, enconando su corazón, rompiendo todo pensamiento positivo en sus noches solitarias cuando se sentaba solo en su descuidado apartamento en Daegu luego de un infructuoso día en busca de trabajo y oportunidades denegadas.
Le había sido muy difícil mantenerse positivo cuando tuvo que aguantar las profanidades que la gente susurraba a sus espaldas -y por supuesto que conoció los rumores que flotaban por ahí; después de todo no es como si fuese sordo o tonto. Repugnantes rumores acerca de su madre y él, el Wielder nacido de Forecebearers, un fenómeno. Mientras que había soportado la mayoría de las palabras dirigidas a él, cada insulto a su preciada madre había destrozado su corazón.
Luego de cuatro largos años, escapó. Dejando todo lo que una vez conoció atrás, llegó a Seúl sin nada más que una maleta, una llave de su nuevo apartamento y la esperanza de poder ser feliz en el futuro.
Pero incluso en la abarrotada capital, su marca en combinación con su natural timidez le había hecho difícil el encajar y entonces el resentimiento siguió aumentando y volviéndose algo más turbio -hasta que conoció a Chan. Antes de conocer al menor, el pensamiento de usar su marca para ayudar a la gente nunca había cruzado su mente ya que había estado tan ocupado pensando en los aspectos negativos de ser un Wielder en lugar de apreciar las posibilidades que se le habían dado como su madre había sugerido. Pero con cada contrato que hacía, con cada amigo que ganaba, y con cada vida que mejoraba, llegó a aceptar su marca. La gente quien lo aceptaba por quien era le había ayudado a finalmente aceptarse a sí mismo.
Sin embargo, ahora todo estaba desmoronándose, y el resentimiento que había sentido antes regresó con venganza -amplificado, inquietante y oscuro.
Si pudiese cambiar su llave por la marca de un Forecebearer, lo haría en un santiamén.
Esta es definitivamente lo más ansioso que he estado en toda mi vida y diablos, han habido muchos momentos que me han puesto al límite antes. Ni siquiera ser golpeado por mi primer Wielder me había aterrado tanto como la situación actual y eso era decir algo. Y los otro no estaban ayudando exactamente a que me calmara. Lo opuesto, de hecho.
Chan estaba caminando de aquí para allá como un animal enjaulado y Minghao golpeaba con sus dedos el sofá en un irritante ritmo que me hacía querer golpear su molesta cara. Al menos Seokmin y Jun estaban sentados a mi lado relajados; la única razón por la cual no he perdido la cabeza aún. Odio las malas noticias y las odio aún más cuando debo ser yo el portador. Mis dedos se retorcieron en mi regazo cuando pensé acerca de lo que estaba por decir y podía sentir el sudor comenzar a brotar en mis cejas. Como siempre, Jun de alguna forma supo lo que estaba pensando y su mano halló mis dedos en segundos -aunque no ayudó mucho, sus dedos estaban mucho más fríos que los míos.
ESTÁS LEYENDO
The Others | Joshua harem
ФанфикшнJisoo estaba satisfecho con ser un don nadie; sin contar su falta de poder, vivía su vida de estudiante aburrido en paz. Eso es hasta que conoce a Chan, el primer Forecebearer de una prestigiosa familia de Wielders, quien ha huido de casa y ahora...
