Bright and happy

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"¡Raro!"

"¡Fenómeno!"

Un nauseabundo crujido resonó en sus oídos cuando la piedra golpeó su nariz. Sangre comenzó a fluir de sus fosas nasales casi al instante. El pequeño niño miró a sus atacantes con una expresión vacía. Lentamente, llevó su mano a su nariz y observó el líquido rojo correr por ella.

"Ew, ¿te gusta la sangre o algo? ¡Asqueroso!"

"¡Soonyoung es un vampiro!"

Las carcajadas estruendosas llenaron el ambiente en el parque de juegos desierto, casi enmascarando el sonido de pasos acercándose.

"¡Park Jongwoon!"

Hoshi continuó mirando sus dedos, ignorando al niño larguirucho que llegó corriendo a gran velocidad y tacleó a uno de sus abusadores al suelo, golpeando y pateando cada parte del otro que pudiese alcanzar. Jongwoon gritó y se cubrió la cabeza mientras sus amigos trataban de quitarle al otro niño de encima.

Luego de unos cuantos golpes, el recién llegado se apartó y se giró hacia el otro abusador, quien lo miraba con cautela. "¡Los mataré a ambos si tocan a Ji otra vez! ¡Piérdete, Sungmin!"

Ayudando a Jongwoon a levantarse, Sungmin miró por última vez al niño antes de que el par saliera corriendo rumbo al edificio tan rápido como les fue posible. Una vez a una distancia considerable, Jongwoon se atrevió a gritar en respuesta: "¡Le diré a la señorita Lee! ¡Estarás en grandes problemas, Seungcheol!"

El mentado Seungcheol sólo bufó y se sacudió la arena de encima hasta que notó al otro niño sangrando en el suelo. Se examinaron uno al otro por un largo momento, ninguno dijo nada antes de que Seungcheol frunciera el ceño con disgusto y se diera la vuelta para dirigirse dentro del orfanato también.





A la edad tierna de siete años, Hoshi ya había aprendido que pelear contra gente mucho más fuerte que él sólo traería problemas.

"¿Qué sucedió? ¿Por qué estás despierto? ¡Santo Cristo, deja de gritar, Sungmin!"

"¡Pero Blinky desapareció! ¡Alguien lo robó!"

"¿Quién es Blinky? Las mascotas no están permitidas, lo sabes."

"¡Mi peluche! ¡Por favor, en serio no puedo dormir sin él! ¡Lo necesito!" La aguda voz del niño se desvaneció en otro ataque de llanto.

"¿Cuántos años tienes? ¿Cinco? Deja de hacer berrinche y vuelve a la cama. Si despiertas a los demás, estarás en problemas."

Hoshi cerró silenciosamente la puerta de la oscura cocina donde se había escondido para escuchar. El peluche era suave entre sus dedos y lo acarició una vez más antes de alzar el cuchillo que había encontrado en uno de los cajones y le cortó la cabeza.





La única persona que visitaba a Hoshi de vez en cuando era una mujer que él llamaba Tía.

Ella le había explicado quién era realmente, usando términos complejos, pero a él no le importó y ella lo aceptó. Ella aceptaba un montón de cosas que la otra gente no aceptaba de él. A Hoshi no le molestaba su presencia ya que -aunque no lo comprendía tampoco- le daba de vez en cuando invaluables consejos.

No le tomó mucho tiempo a Hoshi darse cuenta que caerle bien a la gente le traería beneficios, sin embargo no sabía cómo hacerlo. Cada que lo intentaba, todo lo que recibía de las cuidadoras eran miradas, las mismas que recibía de los demás niños. Miradas que decían: "Aléjate de mí, fenómeno."

Cuando Hoshi tenía nueve, le preguntó a Tía por qué él era diferente de los otros niños en el orfanato.

"Aún no sabemos qué causa que otra gente sea diferente pero asumimos que tiene que ver con cómo eran tus padres, Soonyoung. O tal vez ellos hicieron algo que causara que te volvieras de esta forma. Desafortunadamente, sin conocer tu pasado y a tus padres, es difícil de determinar."

The Others | Joshua haremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora