The Others | Joshua harem

Traitors

El trozo de metal que iba a toda velocidad hacia Chan se detuvo abruptamente a unos solos centímetros de su pecho con un estruendoso chasquido que hizo el aire vibrar y el Guardián cayó sobre sus rodillas, sus extremidades ya no soportaban su peso. El fierro cayó frente a él con un estruendoso impacto.

Chan miró al Forecebearer quien había alzado la pieza de metal y lo encontró riéndose burlón en su dirección, envolviendo sus dedos en trozos de concreto que lucían demasiado pesados para ser levantados por un humano. El Guardián intentó infructuosamente de levantarse, pero sus piernas se sentían como gelatina y la adrenalina que corría por sus venas le hizo claro cuán horrible era la situación, cada detalle vividamente colorido. En un desesperado intento de hacerse lo más pequeño posible, agachó su cabeza, alzando sus brazos como escudo, y la sonrisa del guardia se amplió con victoria -pero justo cuando alzó la roca en concreto, salió volando contra el pilar de la puerta, sus ojos se cerraron por la fuerza del impacto.

Temblando, Chan se giró hacia Minghao para agradecerle, pero su agradecida sonrisa inmediatamente se congeló ante la vista del mayor en el húmedo suelo, forcejeando desesperadamente contra el agarre de un guardia quien presionaba su rostro contra un charco de agua sucia. Con un monumental esfuerzo, Chan forzó sus piernas a reponerse y soportar su peso y -echando un corto vistazo al guardia clavado en el poste - se tambaleó en dirección del pelirrojo.

Durante el tiempo que le tomó alcanzar el par, Minghao había dejado de forcejear notablemente y por unos horribles segundos, Chan pensó que no lograría llegar a tiempo -hasta que su puño conectó con el cuello del guardia y este cayó al suelo. Para asegurarse, Chan lo pateó en la cara para quitarle el guardia de encima a su amigo y rápidamente sacó al Guerrero del agua.

"¿Estás bien?"

"Sí-si, creo." Tosiendo, Minghao trató de secar el agua mugrienta de su rostro, la ligera brisa que seguía cayendo le ayudó a hacerlo rápido. "Ese imbécil me saltó sobre mientras estaba distraído." Pateó débilmente al guardia inconsciente en la barbilla y Chan sonrió antes de ponerse de pie para mirar lo que pasaba en el patio delantero.

Yongguk lucía cansado pero satisfecho, rodeado por varios cuerpos que habían quedado atrapados en su campo de gravedad, mientras Himchan se apoyaba en su costado, completamente exhausto e incapaz de mantenerse despierto. Jongup parecía ser el menos afectado, seguía noquedando a los guardias que se atrevían a pararse frente a la mansión, y Youngjae portaba unos feos cortes y moretones en su piel pero en general parecía bastante bien.

Todo por todo parecía haber salido mucho mejor de lo que Chan hubiese esperado, aunque la falta de guardias rangos altos hizo su piel cosquillear.

La sensación de un cercano e inminente final se hizo cada vez más fuerte y Jisoo se forzó a no cerrar los ojos en signo de rendición. Lentamente alzó los brazos y se giró, los demás siguieron su ejemplo.

Cerca de la puerta había cuatro personas, todas armadas con rifles pero vistiendo sudaderas casuales, y no los uniformes grises de los guardias. El más alto e imponente de ellos dio un paso al frente sin despagar sus ojos de Mingyu. "¿Cómo sigues vivo?" Su voz era más suave de lo que Jisoo esperó, más curioso que amenazante, y aunque no bajó su arma, el Wielder sintió una pizca de esperanza florecer en su pecho.

"Soy como una cucaracha, Shownu; no soy tan fácil de matar." El Guerrero sonrió y el imponente hombre sonrió en respuesta.

"Creo que una bala en tu cerebro resolvería el problema. No hay espacio para traidores aquí," el chico que había hablado al inicio siseó, destilando veneno de su voz, y el Wielder sintió aquella chispa de esperanza apagarse en un instante.