Una sorpresa

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Habían pasado algunos días desde la noche en la que habían tenido intimidad en el jardín de la casa y Orfeo había preparado la sorpresa de su amada, había organizado una mesa con pétalos en ella y unas flores, en el jardín que tanto le gustaba a Eurídice y también había puesto algunas velas, estaba emocionado y asustado, qué tal si ella lo rechazaba, decidió dejar esas dudas de lado y terminar de organizar su sorpresa.

Oh por amor a los dioses que anillo compraré, pensaba Orfeo delante de un lugar donde vendían algunos anillos muy bonitos pero, aún no encontraba el ideal hasta que vio un anillo un poco apartado, era perfecto, era sencillo pero había una pequeña joya en el medio, era hermosa, así que la compro y salió rápido de ahí.

Al llegar a su casa Orfeo encuentra a su amada aún dormida y como muchas veces que eso pasaba fue y la besó a lo que ella despertó y respondió a su beso, después del beso Eurídice acarició su mejilla a lo que Orfeo sonrió.

- Buenos días dormilona, dijo Orfeo aún sonriendo

- Bueno días cariño, dijo Eurídice devolviéndole la sonrisa

- ¿Quieres algo de desayunar?

-No gracias, más tarde, no tengo hambre aún.

- Bien, mira hoy vamos a salir te tengo una sorpresa más tarde como a las 6 pm te pasaré a buscar ¿Si?

- Una sorpresa, de acuerdo a las 6 estaré lista.

- Bien pequeña, saldré a las 6 te espero, te amo

Orfeo fue a terminar sus labores en su rancho de ovejas, ya que si se casaba no tendría mucho tiempo para atenderlas, cuando terminó, fue directamente a casa de Elisme ya que ahí se cambiaría y terminaría de preparar todo, estaba emocionado, por los dioses, amaba a esa mujer y lo que más quería era casarse con ella.

- Ya estás listo Orfeo, dijo Elisme con una sonrisa

- Tranquilízate bro ya verás que dirá que si, solo apúrate o llegarás tarde, dijo Víctor el cual no se había molestado en irse a su casa ya que había pasado casi un mes y aún no se había ido de casa de Elisme, Orfeo aún seguía celoso, pero lo toleraba, había que admitir que Víctor era un buen chico.

- Bien, gracias por ayudarme, te quiero Eli cuanta conmigo para lo que quieras.

- Gracias Orfeo, y apúrate a una chica no se le deja esperando.

Así que Orfeo salió rápidamente de la casa buscando los anillos en el bolsillo de su pantalón que para su suerte estaban ahi, y llegó a su casa rápido encontrándose a Eurídice vestida con un hermoso vestido blanco y su cabello estaba suelto en ondas bajando por su espalda, se quedó helado, por los dioses de veía hermosa.

- ¿Ya nos vamos?, dijo Eurídice con una sonrisa.

- Si pero antes ponte esto, Orfeo agarro una cinta negra y tapo los ojos de su amada, vio por la ventana, ya estaba oscureciendo tenía que llegar rápido.

- ¿Tendré que ir con los ojos vendados?, pregunto Eurídice confundida

- Claro es una sorpresa

Así que Orfeo dirigió a su amada hasta el jardín de flores donde había preparado su sorpresa y al llegar allí se acercó a ella y la besó y el lentamente retiro la cinta que le había puesto para tapar sus hermosos ojos verdes.

- Oh por amor a los dioses, es hermoso Orfeo gracias, ¿Hiciste esto por mi?

- Haría esto y mucho más, siéntate pequeña.

Así que Eurídice se sentó y el cielo se oscureció por completo dejando una hermosa vista de las velas que había puesto el hijo de Apolo.

Cuando terminaron de comer Orfeo llevo a la Ninfa a un lago que también había sido decorado por el con algunas flores y mientras Eurídice miraba las flores Orfeo se hincó y saco la cajita con el hermoso anillo dentro, y cuando la Ninfa se dio la vuelta abrió los ojos y sonrió emocionada.

Orfeo y Eurídice: una historia de amor como las de antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora