ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 3

109K 6.6K 5.2K
                                    

Leche condensada.

𓏲      ˖        .     ˖ ࣪⭑      ˖ ٬     ุ๋

Angeline.

La familia Mikaelson ama jugar con fuego, disfruta la adrenalina, el terror y el peligro. Desde pequeña siempre he corrido peligro de que me secuestren o me maten por todas las cosas que ha hecho mi familia, crecí prácticamente con esa mentalidad y no con la que una niña pequeña debería crecer. La corona de la mafia azul ha pasado de generación en generación y desde que nací fui condenada a correr peligro toda mi vida.

Aveces me quejo, aveces lo veo mal, pero muchas veces agradezco todo lo que he vivido, por que de ahí he aprendido muchas cosas.

Pero esta vez, estoy que odio toda mi vida.

—¿Pero que...? —Exclama el.

Cierro los ojos, preparándome para lo peor.

¿Que tengo que hacer ahora?, bueno, iba a ser descubierta tarde o temprano, ahora solo tengo que actuar. Siento la necesidad de verlo, sin embargo, solo me recargo en una de las esquinas y miro hacia mis pies.

—Déjame bañar tranquila, ¿si?.

Es estúpido lo que estoy pidiendo pero tengo un 1% de esperanza de que vaya a dejarme en paz. Escucho su risa, ronca y burlona, y el rayito de esperanza se esfuma.

—Así que eres una infiltrada —Dice y la piel se me eriza. Ya ni siquiera siento el agua fría.

"Una infiltrada", no quiero imaginar lo que pasará cuando descubra quien soy en verdad.

Me jala del brazo y hace que lo encare. Me mira detenidamente el rostro y luego sonríe ladino. Seguro ya se dio cuenta, esa sonrisa me dice que si.

Melissa siempre me preparó para este tipo de situaciones y yo me estoy comportando como una idiota. Tengo miedo pero no puedo dejarme llevar por eso. Solo tengo dos opciones: Correr o pelear, y la mejor es la segunda.

Le doy una patada en la entrepierna y luego un empujón. El se desestabiliza y trato de buscar un arma pero lo único que consigo es un tubo que esta junto al lavabo. Salgo rápido de la habitación y rompo una de las ventanas sin pensarlo. Estoy en el segundo piso, pero a pesar de que esta muy alto, saco uno de mis pies y luego el otro. Puede que me rompa un brazo o una pierna pero no puedo echarme para atrás.

—Hija de...—Escucho su voz detrás de mí y me aviento.

Grito horrorizada al sentir una punzada de dolor en mi muñeca y luego siento una clase de espasmo extremadamente doloroso recorrerme desde la punta de los dedos hasta el hombro. Me pongo de pie en seguida y comienzo a correr hacia atrás de la casa tomándome la muñeca que seguro está rota. Un disparo se escucha y corro aún más rápido.

Las lagrimas escapan sin parar por mis mejillas y la vista la tengo nublada, pero aún así no paro de correr.

—¡Agarren a esa perra!

LETAL . #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora