ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 40

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Subo capítulo anticipadamente porque quiero consentirlas por haberme dado su apoyo y porque gracias a ustedes hemos llegado a las 500k lecturas y 30k votos. ♡

Disfruten el capítulo.

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Pastelillos.

𓏲 ๋࣭     ࣪ ˖        ⋆ ࣪.     ˖ ࣪⭑      ˖ ࣪ ٬     ุ๋ ⸱

Aedion.

Camino por el estrecho pasillo de paredes de piedra. Del techo gotea agua, agua que cae de las tuberías que se encuentran bajo el suelo de la iglesia.

Mis pasos retumban en mis oídos cada vez que avanzo y tan solo el encendedor que llevo es lo que me deja ver por aquel oscuro pasadizo.

Las manos me sudan al igual que la frente, la desesperación me mantiene alerta pero a la vez me ensordece y me hace querer perder el control.

«Debo salvarla...» me digo una y otra vez, pero cada segundo que pasa me lleno de ideas negativas.

Estoy seguro que no llegaré a tiempo.

Tengo ganas de echarme a llorar como un cobarde pero las ganas de salvar a mi hermano y a...

—¡Heinz! —escucho el grito de Camila—. ¡No hagas esto, te lo pido! —chilla.

Empiezo a correr con la esperanza de llegar y frenar todo.

—¡Hazlo o vamos a acabar muertos! —escucho la voz de mi madre.

Finalmente veo la puerta al final del túnel y la abro sin pensármelo dos veces.

Me levanto agitado, con el corazón desbocado y el sudor empapando mi ropa de pijama.

La angustia en mi pecho sigue ahí, aferrada, comprimiéndome, con la intención de hacerme llorar.

Mis lagrimas no tardan en salir de mis ojos sin permiso y rápidamente me limpio la cara con las manos.

«No empecemos a hacer esto de nuevo, Aedion» me digo.

Mi mirada la busca en la cama, en el sofá frente a ella o en algún rincón, pero no está.

Me levanto despacio con la intención de no despertar a Lucian y salgo de la habitación para ir a la cocina, pero en me detengo en el pasillo, justo en su puerta.

«Quiero despertarla»

Me planteo en si debería hacerlo o no. Siento la necesitas de verla, de abrazarla por lo menos un segundo, pero al final sigo mi rumbo hacia la cocina.

Las pesadillas son comunes en estas temporadas del año, por eso no me gustan nada. Ni siquiera tomándome algo para dormir me dejan descansar, es como si automáticamente mi cerebro pusiera una alarma que se activa desde el mes de Agosto hasta el mes de Septiembre.

En ocasiones también suelo tenerlas en algunas fechas variantes del año, pero es muy rara la vez que llega a pasar eso. Lo que si nunca puede faltar es que las llegue a tener todos los días del mes 8.

Saco un vaso y me sirvo un poco de agua.

No creo que pueda llegar a dormir.

—¿No puedes dormir? —me sobresalto al escuchar la voz de Angeline.

LETAL . #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora