ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 44

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Crucial.

𓏲 ๋࣭     ࣪ ˖        ⋆ ࣪.     ˖ ࣪⭑      ˖ ࣪ ٬     ุ๋ ⸱

Angeline.

Corro rápido hacia el baño en cuanto siento la primera ola de vomito recorriendo mi garganta.

Las arcadas son molestas y me obligo a cerrar los ojos para no ver lo asqueroso que debe mirarse la escena.

¿Desde hace cuanto sabrán mi verdadera identidad?.

Mi cabeza es un desastre y mies emociones un torbellino.

—Angeline, ¿estas bien? —pregunta Amelia, del otro lado de la puerta.

Termino y me pongo de pie mientras recobro la normalidad de mi respiración.

—Si, todo bien —respondo. 

Siento un fuerte mareo que me nubla la vista y me tengo que sostener del lavabo para no caerme. Un dolor punzante y molesto me empieza a dar en la cabeza y cierro los ojos mientras me digo que todo estará bien, que todo se solucionará, que esto no puede ser verdad...

Me enjuago la boca ya un poco mas tranquila y abro la puerta. Me encuentro con Amelia mirándome con preocupación. Estoy a punto de decirle algo cuando escucho la puerta del departamento abrirse.

Una corazonada me dice que es Aedion y siento que el pecho se me comprime al sentir aquel impulso que he reprimido estos días. 

—¿Puedes hacerme un favor? —le pregunto a punto de llorar, ella siente con un movimiento de cabeza—. Llévate a Lucian y a Raymond, necesito hablar con Aedion. 

—Por supuesto, Ann —responde seriamente—. Estaré fuera del departamento por si necesitas algo.

—Gracias. 

Aedion aparece en nuestro campo de visión y Amelia pasa por su lado sin decir nada. 

A la mierda, siento que no puedo respirar por tantas presiones que tengo encima, y la más pesada es el secreto del bebé. ¿Que más da? si no lo quiere de todas maneras me iré, pero es su estúpido padre y quiero que las cosas queden claras una vez que salga de aquí.

—Hola —le digo.

Paso saliva sonoramente y me miro los pies nerviosa. 

—Hola...—dice el.

—Tenemos que hablar —digo y siento que el corazón se me va a salir del pecho.

Camino hasta mi habitación y escucho sus pasos detrás de mi. Mantengo distancia a la hora de voltear a mirarlo y me cruzo de brazos.

—Tengo muchas cosas que aclararte, Ann...—empieza a decir—. Pero necesito que me escuches.

—Creo que las cosas están más que claras, Aedion.

—No —avienta su chaqueta hacia la cama—. No son las cosas como crees.

—¿Ah, no? —me molesto—. ¿Acaso no dijiste que querías dejar lo que teníamos solo porque tu madre nos ha descubierto?  ¿No ibas a mandarme a mi hogar luego de está misión? porque lo que dijiste en la cocina no se me va a olvidar —hago un puchero involuntariamente mientras las lagrimas se me resbalan por las mejillas.

LETAL . #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora