ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 45

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Legado.

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Angeline.

El interior no es muy espacioso como lo es en un Jet privado, sin embargo es suficiente para nosotros.

La adrenalina aún corre por mis venas y en cuanto tomo asiento no puedo evitar mover la pierna de abajo hacia arriba para saciarme las ansias de hacer algo. El hidroavión ha despegado y ha decir verdad, la sensación ha sido horrible. Incluso ahora se esta moviendo como si fuese a caerse y es aterrador.

Le tengo pánico al mar.

—¿Estás bien? —me pregunta Lucian—. Te ves algo pálida.

Noto que Aedion posa la mirada sobre mi pero lo evito a toda costa. No me ha hablado desde la camioneta y sé que en cuanto lo haga me regañará por haberlo desobedecido.

—No es nada —respondo—. ¿Cuanto falta para llegar al otro avión?.

—Diez minutos —me responde Lu.

Recargo mi cabeza en el respaldo del asiento y cierro los ojos para calmar un poco el mareo que me ha dado hace unos minutos. Dios quiera y no vomite ahora mismo porque sería desagradable.

—¿Hace cuanto comiste? —me pregunta el espécimen.

—Hace horas —respondo.

Abro los ojos y lo veo sacar de su mochila una botella de agua.

—En el Jet habrá comida pero ahora solo bebe esto —me la pasa.

—Gracias —le digo y empiezo a beberla.

Amelia me sonríe desde su asiento y le ofrezco un poco de mi botella, ella niega y al final termino bebiendo sola.

«Lo que daría por un tarta de verduras con queso»

Tan solo de pensar en ella la tripa me ruge y el espécimen me mira de mala manera. Niega con la cabeza y suelta un suspiro. Esta bastante enojado, ¿pero como iba a quedarme quieta sin hacer algo al respecto?. Aquella camioneta estaba demasiado cerca de nosotros, si no se detenía todo iba a irse a la mierda.

La Interpol debe estarnos siguiendo y es por eso que vamos a cambiar de avión. Iremos directo hacia Alemania, aunque no estoy segura si llegar allá sea una buena idea. La mamá de Aedion debe estarme esperando con cuchillo y pistola en mano.

Al cabo de diez minutos el hidroavión aterriza y así como en un principio, la cosa fue espantosa.

Aedion y yo nos subimos a un Audi negro con los cristales polarizados y los demás se van en un Ford focus. También van dos coches idénticos de cada uno por si las dudas, y dos camionetas nos escoltan de igual manera.

Aedion no deja de mirar por la ventana, buscando alguna señal que lo haga alarmarse, y de vez en cuando mira su celular para responderle a quien sabe quien.

—Oye...—lo llamo, preocupada por verlo de esta manera.

Nunca lo había visto así de preocupado y ansioso. Sé que la interpol no es cualquier cosa pero estoy segura que Aedion jamás reaccionaría así.

—¿Que? —me pregunta secamente, mirándome justo como lo ha estado haciendo desde hace un rato.

Me le quedo mirando, dudosa, sin saber si hablar o si será mejor que me quede callada.

—Habla, Angeline —insiste, con tono brusco.

—No es nada, olvídalo.

—Deja de actuar como una niña —siento que los ojos se me aguadan—. ¿Ahora que?.

LETAL . #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora