LETAL . #1

ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 27

El pasado.

𓏲 ๋࣭     ࣪ ˖        ⋆ ࣪.     ˖ ࣪⭑      ˖ ࣪ ٬     ุ๋ ⸱

Maratón 1/2.

Angeline.

Desde que era pequeña mi padre me acostumbró a no hacer rabietas cuando me decía que no a alguna cosa.

Había veces que yo quería una muñeca y mi padre me decía que no podía comprármela aunque si tuviera el dinero. Tiempo después descubrí porque hacía esas cosas. Y la razón fue para que no creciera siendo una chica berrinchuda a las cosas materiales, y me sirvió. Me sirvió porque a diferencia de mis hermanas, yo nunca hago una rabieta cuando no tengo alguna cosa material, o jamás tuve que hacer una escena cuando mi padre no me dejaba ir a alguna fiesta o evento.

Todos somos distintos, pero cuando a mi me dicen que no es no. Por eso mismo no me gusta pedir o exigir. A mi me gusta hacer las cosas por mi misma y si quiero comprarme alguna cosa no paro hasta conseguirla, pero nunca es rogando a alguien.

Bueno, nunca creí que llegaría este momento.

—Por favor...necesitamos a alguien más —invento, pero ya no se de donde más rascar—. Somos nueve, un décimo no nos haría mal.

—Ya dije que no —responde y mi molestia sigue aumentando cada segundo.

—La conocí y es buena, puedo asegurártelo —me paro frente a la puerta cuando veo sus intenciones de salir.

—Muévete —ordena pero no hago caso—. No acabes con mi buen humor, Angeline.

—Solo tienes que decir que si y listo, me voy.

—¡Que no! —grita furioso.

Lo miro mal y dejo salir un suspiro pesado.

—Soporto todos los insultos de Andrea para que nada salga mal. No me vendría mal una amiga.

Dios, a que grado he llegado.

—Tienes a Maya.

—Maya es amiga de Andrea, ella no me da confianza.

—Ese no es mi puto problema.

—Por favor, hazlo por mi...—ruego y pongo mis mejores ojitos de cordero.

Se me queda mirando mal. Sus ojos grises me recorren la cara y me siento pequeña bajo su mirada helada.

—No quiero que vuelvas a pedirme otro favor como esté —sonrío—. No me gusta meter a personas que no conozco a trabajar con nosotros. Los pongo en riesgo a ustedes y a mi también.

—Gracias —hablo bajito.

—Y viendo como están las cosas contigo...es arriesgado confiar en alguien.

«Tiene razón» claro que lo tiene.

Le agradezco y salgo de ahí para luego dirigirme hacia mi habitación y avisarle a Efraín la respuesta de Aedion.