ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 22

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La primera cita.

𓏲 ˖ . ˖ ࣪⭑ ˖ ٬ ุ๋

Aedion.

Las luces neón están por doquier, los sillones de piel están llenos de parejas a punto de coger, la gente está bailando y mientras más avanzo más me gano las miradas de todo el mundo.

El club de Killian es de los pocos que hay para los turistas. No solo ponen música griega, sino que varea el genero y por eso es de los más infestados de gente.

Las chicas me miran con picardía y solo pocas se ganan mi atención, porque si soy sincero ninguna supera la belleza de la maldita bruja con quien vengo. Los hombres que están en este lugar seguro me conocen ya que ninguno me mantiene la mirada y tampoco se atreven a mirar a Angeline. «Idiotas de mierda» yo venía con ganas de matar a alguien y la excusa perfecta era que voltearan a ver a la cría insoportable que no para de contonearse cuando camina.

—¿Esto es de Killian? —pregunta, una vez que entramos en la zona VIP y nos sentamos en uno de los sillones vacíos.

—Si.

—Mi tía tiene un club también —comenta, a la vez que una mesera deja frente a nosotros una botella de champaña y dos copas.

—¿Se te olvida que nos vimos en el? —le pregunto.

—Creí que no lo recordarías —espeta, recargándose en el sillón con las piernas cruzadas.

Poso la mirada en sus piernas; su piel se ha bronceado con los días y se ve todavía más caliente que antes. No se como he soportado no haberla follado antes.

—¿Por que no habría de recordarlo? —le hago una seña a la mesera para que se acerque.

—Solo nos vimos como por cinco segundos —se encoge de hombros.

¿Cinco segundos? Angeline es tan despistada. Llegue a ese lugar buscando obtener alguna reacción por parte de su padre, pero me lleve la sorpresa de mi vida cuando la vi ahí, bailando y bebiendo sola. Cinco segundos no fueron y tampoco minutos, sus curvas siempre me han gustado y al verla contonearse con la música me excito al grado de tener que conseguirme a una chica para saciarme, pero no fue suficiente. Cuando se trata de ella nada lo es.

—Quiero una Margarita —le dice a la mesera y luego me voltea a ver.

—Clavo oxidado—digo y la chica se va.

Su teléfono suena, ella lo saca y sonríe al mirar la pantalla, escribe algo y luego vuelve a guardarlo. La curiosidad se asoma y quiero preguntarle por que sonríe pero me muerdo la lengua para no hacerlo.

—¿Que? —pregunta.

—¿No has hablado con tu padre sobre quien esta detrás de lo de tus hermanas? —evado mis pensamientos.

—No, ¿tu si? —pregunta.

—No —miento.

Me cuesta no tener que meterme en sus asuntos y la verdad no tengo idea de por qué. Leonel habla conmigo y siempre me hace jurar que no le contaré nada de lo que ha estado pasando en su ausencia, así que no tengo porque decirle la verdad. Odio a su padre pero soy un hombre de palabra y además tengo que ganarme su confianza.

—Estoy preocupada —dice y la mesera llega con las bebidas—. Creo que estoy tan lejos de descubrir quien es...

—¿No te has puesto a pensar que quizá sea alguien que no te odie? —su expresión me confirma lo que ya suponía—. Alguien que quizá quiera tenerte para otra cosa y no para matarte.

LETAL . #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora