Tardó en reaccionar, pero cuando lo hizo, supo que tenía que salir de allí. Ni siquiera sabía dónde se encontraba, solo sabía que tenía que salir de allí. Se levantó aun sintiendo un mareo recorrerle el cuerpo. Miró a su alrededor, ese piso no lo conocía. ¿Dónde estaba? Daba igual, lo realmente importante era salir de allí, alejarse de esa asesina que no sabía por qué la había mantenido con vida, ¿es que quería torturarla?
Maite vio lo que pretendía, y con la misma rapidez con la que la acorraló en su casa esa mañana, la agarró de las muñecas parando su paso. Camino intentó desengancharse de ella, pero lo único que consiguió fue que Maite, inconscientemente, apretara más sus manos.
M: Túmbate – pidió amablemente, aunque a Camino le pareció una orden – estás débil, debes descansar.
C: ¡Suéltame! – gritó - ¡Suéltame!
M: Tranquilízate, por favor – pidió sintiendo todo su rechazo, toda su rabia.
C: No – seguía gritando – ¡quiero irme! ¡déjame salir!
M: Por favor – dijo en una súplica intentando mantener la calma.
C: Que me sueltes – gritó de nuevo – no me toques – se deshizo de sus brazos e intentó salir corriendo. Maite la paró de nuevo cogiéndola por la cintura – por favor – comenzó a llorar angustiada – por favor, déjame - la realidad era que estaba muerta de miedo.
M: Escúchame – le pidió hablando en susurros, intentando aguantar la agonía de verla así – no puedes irte, es mejor que te quedes aquí.
C: Vas a matarme, ¿verdad? – lloraba desesperada. Se volvió y la miró con odio – Eres una hija de puta – dijo al tiempo que le daba un bofetón. Maite sintió que algo en su interior se volvía a romper, primero con Ángela y ahora con Camino. No creía que se volviera a recomponer en la vida.
M: Camino...
C: ¡Camino, nada! ¡Nada! – gritó – ¡te odio Maite! ¡te odio! – y Maite se sintió morir con esas palabras, aun sabiéndose merecedora de ellas. Debía haber mantenido las distancias, debió haber hecho su trabajo y sólo eso - ¡Déjame salir! – gritó de nuevo – ¡Te odio! – decía rabiosa.
Camino empezó a darle golpes mientras Maite simplemente los recibía. No hacía ni el intento de defenderse, no podía, no podía hacer nada viendo tanto odio, tanto miedo en la mirada de la mujer que la había hecho feliz después de tanto tiempo.
El estado de nervios de Camino fue en aumento, hasta tal punto que Maite la tumbó en la cama usando algo más de fuerza. Fue al baño un segundo para coger el botiquín. Camino aprovechó para intentar escapar, bajó corriendo las escaleras e intentó abrir una puerta que Maite se había encargado de cerrar con llave para retenerla, aun sabiendo que sería contra su voluntad.
M: Camino – dijo llegando hasta ella.
C: Suéltame – gritaba de nuevo – quiero irme – parecía estar fuera de sí – déjame salir Maite – gritaba cada vez más. Su respiración empezó a ser entrecortada, el ataque de ansiedad más que anunciado desde que despertó hacía acto de presencia.
Maite la cogió aguantando sus manotazos y sus intentos de fuga. La llevó de nuevo a la cama donde forcejeó con ella para ponerle un calmante.
C: Déjame – lloraba viendo como Maite le impedía sus movimientos – quiero irme, te odio – decía cada vez más levemente debido al efecto del calmante – te odio, eres una asesina... - fue la última palabra que dijo antes de quedarse nuevamente dormida.
ESTÁS LEYENDO
AMORES QUE MATAN (MAITINO)
FanfictionDesde que sigo la trama Maitino (la conocí mucho más tarde que cuando se emitió en Acacias 38) he querido escribir algún fanfic, pues somos muchas las que estamos enganchas a estas pequeñas historias que nos dan la vida cada vez que la autora actual...