CAPÍTULO 45

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Después de 45 días con vosotres, hemos llegado al final de la historia (a falta de uno o dos epílogos que nos digan qué ha sido de la vida de nuestras Maitino).... 🥺🥺

Han sido días de emoción, de intriga, de tensión, muuuuuucho drama (esto no puede faltar en Maitino) pero también de amor, mucho amor, entre Maite y Camino, Maite, Sophie y Anabel, Lolita y Antoñito....💜💜

Como quiero acabar bien la historia, el (los) epílogo (s) no los podré subir hasta el fin de semana probablemente, para tener tiempo a escribirlos con calma. Espero que la espera merezca la pena 😉😀

Y ahora os dejo con esa reconciliación que todes estabais esperando, espero que os guste y que me dejéis muchos comentarios. 🎀💜🥰

Y así, mientras Sophie les enseñaba el cuadro a José y a Camino, Maite y Anabel preparaban el desayuno y café para todos. Cuando ya estaba todo preparado, salieron con una bandeja cada una con las cosas que habían preparado y se sentaron todos alrededor de la mesa para comer. Maite puso las tazas delante de sus invitados...

M: Con leche y dos y media de azúcar – dijo medio sonriendo a una Camino que se ilusionó al ver que Maite aun recordaba cómo le gustaba el café. Sería una tontería, pero a ella le gustó.

C: Gracias – contestó regalándole ahora ella una sonrisa.

M: Lo siento, pero en tu caso no recuerdo cómo lo tomas – se dirigió a José, cosa que hizo que Camino se sintiera aún más especial – así que te traigo la leche y el azúcar para que tú mismo te sirvas.

J: Gracias - contestó el abogado y sonriendo para que no se sintiera mal.

Aquel día estaban todos muy felices. Entre risas y juegos se pasó la mañana y gran parte de la tarde. Camino y José se quedaron con ellas a comer y por la tarde, cuando empezó otra tormenta como la de la noche anterior, Maite insistió en que se quedaran a pasar la noche, pues bajo ese tiempo no les iba a dejar conducir. Tenían una habitación de invitados, que ocuparía José y Anabel dormiría con Sophie para que Camino pudiera dormir en su habitación.

Caía la noche y Sophie mostraba síntomas de cansancio. La noche anterior había dormido poco y aquel día había estado lleno de juegos, primero con José y después con Camino, que habían dejado agotada a la niña. Maite se retiró para bañar a su niña y Anabel a preparar la cena, dejando a José y a Camino de nuevo solos en el salón.

C: ¿Has visto lo feliz que está? – le preguntó al abogado al verse a solas con él – no sabes cómo me siento ahora mismo al verla así.

J: Lo supongo – contestó – hasta yo me he emocionado, así que puedo hacerme una idea de cómo estás tú.

C: Estoy feliz – sonrió – muy feliz de verla así, aunque no pueda abrazarla ni decirle... - se puso un tanto triste.

J: Ey, tranquila – animó – seguro que podréis hablar y arreglar las cosas.

C: Es ella la que tiene que tomar la decisión de hablar conmigo, yo me muero de ganas de hablar con ella, pero no sé si ella quiere o... - se calló en el momento que vio a Maite y Sophie entrar de nuevo en el salón.

M: Está tan feliz por el día de hoy – dijo mientras Sophie iba a la cocina a buscar a Anabel – y yo tengo tanto que agradeceros por haber ganado el juicio, muchísimas gracias – miró a Camino - a los dos.

J: No tienes que darnos las gracias, Maite, al menos a mi – dijo mientras la profesora se sentaba – sólo he hecho mi trabajo.

Camino no apartaba los ojos de Maite, quien también la miraba. Sophie llegó dando saltitos en ese momento y se sentó con su madre en el sofá, mientras Anabel llegaba detrás de ella con una bandeja con cosas para picar que fue poniendo encima de la mesa. Volvió a la cocina de nuevo para traer lo que faltaba y las bebidas.

AMORES QUE MATAN (MAITINO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora