CAPÍTULO 32

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Nuevo capítulo en el que volvemos a presente con muchas dudas por resolver: 

¿Está Maite herida? ¿Habrán pillado a Federico? ¿Conseguirá Maite hablar con Camino?....

Si quieres saberlo, sigue leyendo :-)   pero sabéis que el drama nos persigue, a nosotras y a Maitino.... :-(

Tiempo presente, apartamento de Maite Zaldúa.

Por más que lo intentaba, Antoñito no lograba que Camino entrara en razón. Cada vez que se acercaba a ella, la chica empezaba a gritar o a tirarle cosas, la comida no había sido probada y él se estaba poniendo nervioso.

A: Camino, por favor – dijo subiendo una vez más – tienes que escucharme.

C: ¡Déjame en paz! – gritó de nuevo - ¡quiero salir de aquí! –no paraba de gritar y de coger cualquier objeto que tenía a su alcance para tirárselo a aquel chico.

Parecía que se había vuelto loca. Tenía los ojos hinchados debido a las lágrimas, la voz casi ya no le salía a causa de los gritos y poco a poco se iba quedando sin fuerzas. El miedo seguía latente en ella, logrando que se mantuviera despierta, al menos así no la matarían por sorpresa mientras dormía, pero ¿por qué no la habían matado ya?

C: Si vais a matarme, hacedlo de una vez – gritó nuevamente.

Antoñito vio la oportunidad de aclararle algunas cosas, así que de nuevo comenzó a subir. Pero no llegó hasta arriba, el sonido de su móvil le detuvo y bajó corriendo las escaleras. Por fin noticias de Maite. Cogió el móvil que reposaba sobre la mesa y descolgó.

A: Sí... ¿qué? – su rostro palideció - ¿cuándo?... ¿cómo? joder, joder, joder... - decía mientras daba vueltas nervioso por el salón. Camino desde arriba escuchaba toda la conversación intentando no prestar demasiada atención - ¿cómo está? ... ¿está viva? – En ese momento Camino levantó la mirada, pero continuó sin moverse – ¿dónde? Sí, vamos para allá – dijo colgando el aparato.

Dejó el teléfono y se llevó las manos a la cabeza intentando asimilar aquella información. - Joder Maite - susurró ahogadamente. Miró hacia arriba, volvió a suspirar y subió aun sabiendo que se llevaría otro golpe.

A: Ponte de pie Camino, tenemos que irnos – dijo rápidamente. No había tiempo para explicaciones, lo único que quería era llegar al hospital.

C: Yo no voy a ninguna parte contigo – contestó sin moverse.

A: Joder, Camino, hazme caso – dijo intentando agarrarla de las manos para que se levantara – vamos, hay que darse prisa.

C: Suéltame – gritó – mátame de una vez o déjame en paz – decía con amargura.

A: Mírame – dijo gritando, consiguiendo que Camino le mirara – no voy a matarte, pero tienes que venir conmigo, por favor – casi suplicó.

Aunque a regañadientes, lo siguió. Más bien se dejó arrastrar por él hasta el coche y de ahí se perdieron entre las calles de Madrid. Antoñito no decía nada, estaba demasiado concentrado en sus pensamientos, demasiado metido en ellos como para dar explicaciones, lo único que quería era ver en qué estado se encontraba su compañera.

Camino reconoció algunas de las calles por las que iban. Esperaba que, una vez llegaran al lugar donde quería ir Antoñito, la soltara allí. Se ilusionó con esa idea, pero aun así no dijo nada, no quería confiarse. Se dio cuenta que habían llegado a un hospital y no era capaz de pensar por qué, ¿qué estarían haciendo allí? ¿Por qué había tenido Antoñito tanta prisa en llegar allí?

AMORES QUE MATAN (MAITINO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora