CAPÍTULO 16

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Nuevo capítulo....

Vamos allá con la vida de Camino. Si quieres saber por qué se puede permitir esas pedazo de casas ..... sigue leyendo :-) 

C: Vale, Maite – la cortó. Realmente después de enseñarle todo aquello de hacerla partícipe en todas sus cosas y porque simplemente quería, había llegado el momento de decirle algunas cosas a Maite sobre su vida - ¿Preparada para escuchar el culebrón de mi vida? – dijo algo chistosa.

M: No será para tanto – contestó.

C: Sí que lo es, ya verás – advirtió - ¿por dónde quieres que empiece?

M: Pues no sé, por donde quieras - contestó sintiéndose incluso un poco mal por hacerla contarle algo que parecía le podría afectar.

C: Vale, pues.... por el principio que supongo será lo mejor – sonrió – ¿te suena de algo la cadena de hoteles y restaurantes BedMar? – preguntó antes de empezar.

M: Sí, claro – contestó – es una de las cadenas más importantes de este país.

C: Pues es mía – soltó de sopetón.

M: ¿Tuya? – alucinó - ¿Cómo que tuya?

C: Bueno no toda jeje – rio al ver su expresión – pero sí más de la mitad de las acciones.

M: Pero...

C: Verás, mi padre era el hijo de un hombre que, por su buen ojo para los negocios había hecho una fortuna en el mundo de la restauración y hostelería. Un hombre para el que lo más importante eran los negocios y la buena posición social. Nada pasaba por encima de eso, ni siquiera su familia, todo tenía que hacerse cómo y cuándo él lo dictara – Maite escuchaba sin decir nada – un verano, mi padre vino aquí y conoció a mi madre, una muchacha humilde que no era para nada lo que mi abuelo tenía pensado para su hijo. Se enamoraron y por lo que me contaron pasaron un verano mágico – sonreía – así lo describía mi madre, era unos críos, creo que mi madre tendría los dieciocho recién cumplidos y mi padre un par más. Pero mi madre se quedó embarazada de mi – siguió diciendo.

M: Y tu padre la dejó tirada – soltó sin saber ni como había dicho eso.

C: ¿Qué? – la miró seria – para nada, mi padre era un buen hombre, quería y quiso hasta el último día a mi madre – volvió la vista al frente – quisieron casarse de inmediato, pero, cuando soltó la bomba, a mi abuelo no le sentó demasiado bien. Los echó de casa sin ayudarlos para nada y les dijo que no quería saber nada de ellos – Maite bajó la cabeza avergonzada por su inoportuno comentario – se vinieron a vivir aquí, a este pueblo, donde yo nací y me crie. No nos fue tan mal, mi padre encontró un buen trabajo y mi madre ayudó en la panadería. La realidad es que éramos muy felices aquí – continuó - de mi abuelo no volvimos a saber nada, aunque mi padre en varias ocasiones quiso ponerse en contacto con él – Maite le apretó la mano en señal de apoyo – ni siquiera cuando mis padres murieron y los servicios sociales se pusieron en contacto con él, dijo que él nunca había tenido un hijo y que si lo que pretendíamos era sacarle dinero no lo íbamos a lograr.

M: Hijo de puta – susurró.

C: Sí, bueno, da igual. Lolita me adoptó poco tiempo después y me fui a vivir a Madrid - se encogió de hombros – sin embargo, hace unos años, me llegó una carta citándome ante notario. Por lo visto, mi abuelo había muerto y yo figuraba entre los herederos. Imagínate mi sorpresa. Al final parece que se arrepintió y quiso recompensarme esos años sin saber de él, o simplemente quiso expiar sus culpas... no lo sé... la cuestión es que de pronto me vi como la heredera universal de todos sus bienes, una más que cuantiosa suma de dinero, un montón de terrenos, más de la mitad de las acciones de una empresa que no tengo ni idea de cómo llevar, y una casa maravillosa en el pueblo que me vio crecer.

AMORES QUE MATAN (MAITINO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora