CAPÍTULO 19

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Nuevo capítulo.....por fin lo que todas esperábamos   :-) 

El trayecto en coche fue bastante calentito. Camino, incapaz de mantener las manos quietas, las tenía en el muslo de una Maite, que, haciendo esfuerzos, aceleraba cada vez más para llegar hasta su piso.

Una vez en él y aparcado el coche en el garaje, Maite apretó a Camino contra la pared, volviendo a atacar con furia su boca para atrapar su lengua entre sus labios, haciendo presión con su propio cuerpo y llevando las manos directamente a sus pechos, ávida de pasión, hambrienta por comérsela entera. Camino ya respiraba a duras penas, sintiendo cómo le sobraba toda la ropa y creyendo no ser capaz de aguantar mucho más tiempo, llevó una de sus piernas al centro de Maite y apretó un segundo consiguiendo así que la profesora gimiera de placer, rompiendo el beso para mirarla a los ojos.

M: Vamos... ahh... vamos a arriba – gimió en su cuello.

C: Sí, sí – contestó comenzando a andar aun con Maite adosada a su cuerpo.

Pero de nuevo no pudieron reprimirse. En el ascensor y sin importarle quien pudiera o no verlas volvieron a unirse, esta vez con más decisión, con más certeza de movimientos. La camisa de Maite se abría en un segundo, dejando al descubierto el sujetador negro y de encaje que Camino visualizó sólo un instante para seguidamente llevar su boca hasta él y saciar sus ganas. Aun sobre la tela del sujetador, mordía y lamía sus pezones sintiendo la dureza de éstos mientras Maite gemía casi sin control. No queriendo ser sólo la que recibía, llevó sus manos hasta la entrepierna de su amante y apretó con fuerza sobre el pantalón. El sonido del timbre del ascensor les hizo saber que habían llegado a su planta.

Salieron respirando con dificultad pues estaban imparables. Esta vez fue Camino quien empujó a Maite contra la pared y volvió al punto en el que estaba en el ascensor, llevando sus pechos, una vez retiró la tela del sujetador, hasta su boca, lamiendo y mordiendo, arrancando gemidos de una Maite que por más que quisiera no podía pensar en nada más y quien apretaba la cabeza de Camino contra ella para dejarle claro que la quería justo ahí.

M: Sigue... ahh – pedía levantando la cabeza hacia atrás – sigue...

Y Camino seguía. Aun sintiendo las mismas ganas de sentir la boca de Maite sobre ella, seguía lamiendo cada pecho de la profesora mientras con una mano apretaba sus nalgas contra ella para tenerla más cerca, para provocar el choque de sus caderas. Maite la imitó, aunque fue un poco más allá, directamente buscó el borde de la falta y lo levantó con pasión para centrarse en la humedad de las braguitas de Camino, quien, al sentir aquella intromisión, gimió con fuerza. Dejó sus pechos y se coló con furia en su boca, jugando con su lengua mientras sentía el movimiento de la mano de Maite ya bajo sus bragas pues, sin darse cuenta, ya había superado ese obstáculo.

C: Ahh... Maite... vahh...mos... ahh – gemía sin control – vamos dentro.

M: Sí... ahh – gemía también – sí.

Se separaron tan solo unos minutos, recuperando un poco la compostura. Maite sacaba las llaves y Camino se mordía el labio al saber qué pasaría tras aquella puerta. Una vez ésta se abrió, la profesora le dejó paso y cerró la puerta tras de sí.

M: Ven aquí – dijo cogiéndola de nuevo por la cintura para acercarla a ella y volver a besarla.

Parecía que aquel paréntesis había ralentizado un poco las cosas. Ahora se besaban algo más calmadas, aunque con la misma pasión de hacía unos minutos. Sus lenguas jugaban lujuriosas mientras sus manos volaban buscando puntos de excitación. Maite bajó por el cuello de su alumna, besando y mordiendo excitada aquella curva que había descubierto le gustaba más de lo que habría pensado. Camino acariciaba su espada llevándose con sus manos la camisa a medio quitar.

AMORES QUE MATAN (MAITINO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora