31
LA CLAVE
El vuelo fue reprogramado recién para el día siguiente temprano, así que tuvimos que pasar la noche en el aeropuerto. Pero estuvimos lejos de poder dormir si quiera un poco. Las palabras de Roman...de esa cosa que se hacía pasar por Roman, me quedaron rondando en la cabeza. ¿A qué había venido? ¿Perthro y Cassian estaban al tanto de lo que estábamos tratando de hacer? ¿Qué tanto nos llevaban vigilando?
Y no sólo estaba preocupada por lo que había dicho; mi pecho seguía ardiendo por volver a ver su rostro, por volver a escuchar su voz. Sabía que no era él, pero contenía su alma, así que tenía partes de Roman. ¿Por qué él? ¿Qué sacaba Cassian con utilizar su alma de esa forma? ¿Era una retorcida forma de afectarme? Bueno, lo logró: si antes quería arrancarle la cabeza, ahora lo disfrutaría cuando lo hiciera.
El viaje de vuelta a Reinke fue algo movido. Si bien la tormenta se había detenido, el viento era feroz, lo que producía violentas turbulencias. Sin embargo, logramos arribar al aeropuerto de la pequeña ciudad en una pieza. Por otro lado, la bienvenida en La Casa del Cuervo, no fue grata. A penas pusimos un pie dentro, ya sabía que algo no iba a bien: había muy poca gente.
—¡Mack! —Astrid corrió hasta la entrada y me abrazó efusivamente— Ah, no sabes cuánto me alegra verte entera —farfulló y luego me soltó—. Y, bueno, humana.
Le sonreí a mi amiga.
—También me alegro de verte —balbuceé. Miré sobre su hombro en busca de más caras familiares, pero sólo había un par de Valas sumidas en libros— ¿Dónde está el resto?
—Sí, hay muchas cosas que discutir —agregó Kano a mi lado—. Y necesitamos a toda la banda para poder empezar a tratar de arreglar este desastre.
La cara de As perdió color y mis sentidos se dispararon. Algo no estaba bien.
—¿As? ¿Qué ocurrió? —farfullé.
—Vengan conmigo.
Astrid nos llevó hacia la enfermería. Ahora todo tenía sentido, el lugar estaba casi vacío porque la mayoría se encontraba allí, tendidos en las camillas, heridos. Un grito desgarrador atravesó la instancia, provenía de la sala espejo.
—¿Qué demonios pasó? —mascullé.
—Poco a poco, los grupos que salían a hacer rondas comenzaron a desaparecer —musitó la rubia—. Salimos en busca de ellos, pero las tormentas de nieve y los terremotos dificultaron un poco la búsqueda. Hasta que dimos con ellos...
Las manos de la chica comenzaron a temblar.
—Fue horrible —dijo con un hilo de voz—. Estaban apilados en una montaña de cuerpos, quietos y helados como cadáveres. No estaban muertos, pero sus heridas... —Sacudió la cabeza— Nunca había visto algo así. Eran simples rasguños, algunos en los cuellos, brazos o piernas. Sin embargo, estaban paralizados y al borde la muerte.
—¿Qué es lo que les pasa? —preguntó Asger.
—Es el mismo veneno que los afecta cuando son mordidos por otro Cambiaformas, pero ellos no tenían indicios de haberse enfrascado en alguna pelea...
—¿Qué demonios pudo haber hecho algo asó? —espetó Kano.
Los ojos de Astrid repararon en mí. El cuerpo se me heló por completo, incluso antes de que lo dijera, ya sabía la respuesta.
—Los vi —murmuró—. Ryden y Rydell. Estaban allí presentes cuando nos llevamos a los heridos, los vi en el bosque, eran como fantasmas. Fueron ellos, Mack. Redujeron nuestro número en un pestañear. Son demasiados los heridos y el ojo del lobo no es suficiente, tampoco está dando grandes resultados. Tuvimos que usar la sala espejo para poder abarcarlos todos porque la enfermería estaba repleta.
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II. The Awakening ©
WerewolfSEGUNDO LIBRO TRILOGÍA LA PREDICCIÓN DE LA VALA Sinopsis. Solía creer que lidiar con ser parte de un mundo extraño donde las personas podían transformarse en lobos era lo más difícil de vida. Me equivoqué. El mundo está lleno de secretos y más uno...