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A LAS CENIZAS VOLVERÉ
El tiempo pasaba de forma diferente cuando entraba en ese estado. Cuando la loba lograba abrirse paso por las ataduras del Seid y que yo misma le había puesto, y tomaba el control. Era como una película que avanzaba al doble de velocidad. Todo lo que sabía era que en un abrir y cerrar de ojos me encontraba a cuatro patas, sintiendo la furia recorrer cada vaso de mi cuerpo. Recordé la sensación que me había invadido cuando maté aquel oso, las ganas de seguir despedazando, desgarrando. Matando. Quería volver a sentirme de esa forma. Como si nadie fuera capaz de detenerme. Y, por sobretodo, ansiaba hacerles pagar todo lo que habían hecho. Pero esto era diferente, la loba no me cegaba como otras veces. Si bien me costaba mantenerme en control, no había perdido la conciencia como las veces anteriores. Debía de ser efecto del hechizo de Mikkel, ahora, ¿cuánto duraría? No lo sabía.
Me lancé hacia los gemelos. Fauces abiertas, garras desplegadas. Pero ellos no se movieron de mi camino. Lo único que hizo Rydell fue alzar una mano, la lanzó hacia atrás y así, en su forma humana, me hizo retroceder al estampar su palma contra mi pecho. El empuje fue tal que me hizo rodar por la nieve.
Maldita sea. Owen había creado bestias.
—No hagas esto, Mackenzye —dijo Ryden. Se metió las manos a los bolsillos de su pantalón y dio un par de pasos en mi dirección—. Sólo saldrás herida. Ya viste lo que le hicimos a tus amigos, ¿verdad?
Me incorporé y me sacudí la nieve de encima, así como también el aturdimiento. Gruñí como respuesta, mi mirada fija en ambos, atenta a cualquiera de sus movimientos. Ahora comprendía ese sentimiento de familiaridad que me atacaba cada vez que los veía; compartía varios rasgos con ellos y no hablaba sólo del color de cabello y ojos, eran gestos. Pero jamás tendría esa mirada vacía y llena de odio como la tenían ellos. Medios hermanos o no, no iba a permitir que siguieran lastimando gente.
Mis ojos viajaron al cuerpo inerte de Freya. Se había formado un charco bajo ella que ya estaba casi negro en contraste con la blanca nieve y ésta ya la estaba cubriendo. La sangre me hirvió otra vez. Destellos rojos volvieron a aparecer en mi visión.
No iba a permitir que volvieran a matar.
Arremetí contra Ryden que estaba más cerca. Mis colmillos fueron directo a su cuello, pero antes de que pudiera siquiera tocarlo, el chico pasó un brazo por mi cuello formando un candado alrededor de él y sujetándolo con el otro. Me derribó a la nieve, obligándome a inclinarme, tenía mi cara aplastada en el suelo. Moví las patas traseras con violencia, intentado impulsarme, pero sólo lograba resbalarme con la nieve.
—Deja de patalear —siseó Ryden. Mis ojos buscaron su rostro. Los celestes ojos habían sido reemplazados por unos amarillentos, pero su esclerótica envés de ser blanca era negra. Lucía como una bestia—. No quiero tener que dañarte, hermanita.
Un sonido gutural brotó de mi garganta al oírlo decir la última palabra. Ni en el infierno sería su hermana. Logré voltear mi cuello y antes de que fuera capaz de alejarse, le hundí los colmillos en el antebrazo con tanta fuerza que incluso sentí el crujir del hueso contra mi mandíbula. Ryden me soltó y se apartó. Rápidamente puse distancia entre los dos y comencé a rondarlo, lista para volver a atacarlo.
—Creo que no le ha gustado el apodo —comentó Rydell, caminando hacia su hermano.
Ryden se sacudió el brazo, como si quisiera deshacerse de la sangre que le chorreaba. La extremidad estaba en una horrible posición, parecía una rama partida por la mitad, incluso el hueso era visible, pero él...
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II. The Awakening ©
Hombres LoboSEGUNDO LIBRO TRILOGÍA LA PREDICCIÓN DE LA VALA Sinopsis. Solía creer que lidiar con ser parte de un mundo extraño donde las personas podían transformarse en lobos era lo más difícil de vida. Me equivoqué. El mundo está lleno de secretos y más uno...