30
SONATA DE MEY-AN
No pude dormir en la noche. Estaba exhausta, pero lo que Sigrid me había dicho me dejó la mente acelerada. El mundo de las Valas y Practicantes era igual o incluso más peligroso que el de los Cambiaformas. Pero, ¿qué se podía esperar de un pueblo que labró su camino por medio de la violencia y traición? ¿Por el miedo y la venganza? ¿Cómo podía proteger a Mason, y ahora incluso a Meg, de esto? Mi mente voló hacia el día en que Mase mostró aquello ojos, nadie más además de Kano, As, mamá y Meg lo vieron. Al menos, con eso estaba un poco más aliviada, pero si Mason seguía realizando hechizos y practicando, alguien lo notaría tarde o temprano. Lo único en lo que tenía certeza era que sólo había una persona que podría tener respuestas con respecto a esto: Fenrir.
Al día siguiente, nuestro avión partía temprano en la mañana. Kano pidió un auto que nos movilizara desde aquel sector tan retirado hacia el aeropuerto, aunque estábamos algo recelosos por el clima: tenía pinta de que se largaría a llover. Sigrid y los mellizos nos despidieron en el pórtico de la cabaña. Los niños parecían algo abatidos por nuestra partida, de seguro no tenían muchos visitantes y echarían de menos un poco de contacto humano, además del de Sigrid, pero ahora comprendía porque la vieja Vala no les permitía mezclarse con los otros Practicantes. La mujer me dirigió una mirada cargada de significado antes de subirme al taxi; sabía que me estaba encargando tener cuidado y que tuviera un ojo puesto sobre mis hermanos.
A medida que nos internábamos en las calles de Oslo, cubiertas por nieve, las nubes fueron arremolinándose más y más en el cielo, oscuras y densas. Y tal y cómo habíamos pensado, pronto se largó a llover a cántaros.
El taxi nos dejó en el aeropuerto y corrimos al interior para evitar la lluvia. Parecía que el cielo iba a caerse a pedazos, las gotas caían con fuerza y rapidez en grandes cantidades como si fueran finos dardos. Estábamos en la fila de la aerolínea cuando un estruendo hizo que todos en el lugar se sobresaltaran, el cielo se iluminó como un faro y luego las luces parpadearon un par de veces.
—Es una tormenta eléctrica —señaló Asger.
—¿Crees que nos cancelen el vuelo? —farfullé.
—Iré a preguntar.
Kano se dirigió hacia el mostrador de la aerolínea, uniéndose a la marea de gente que había tenido la misma idea y acosaba a las azafatas a cargo del puesto. Las tormentas eléctricas me ponían algo inquieta, más que a mí, era la loba. Se me erizaban los vellos de los brazos y de la nuca, poniéndome en alerta a todo lo que estaba a mi alrededor. Me di cuenta de que no era a la única a la que le sucedía aquello cuando comenzaron las tormentas en Reinke, todos los Cambiaformas andaban desosegados. Miré a Asger: de vez en cuando movía los hombros como se estuviera quitando un escalofrío de encima y observaba continuamente hacia todas direcciones.
Pero fue gracias a aquel estado de alerta que pude notar algo que quizás no hubiese visto en mi estado normal. Entre la marea de gente que se movía frenéticamente en el aeropuerto, que entraba y salía con equipaje, distinguí una figura demasiado familiar. Tan familiar que el pulsó se me disparó y no lo pensé dos veces antes de empezar a caminar hacia aquella persona.
—¿Mackenzye? ¿A dónde vas?
Oí a Asger, pero no pude responderle. Toda mi atención estaba en esa persona que intentaba pasar entremedio de los cuerpos agitados, se paseaba de manera tan ágil y silenciosa que por un segundo creí que podía ser un fantasma. Aceleré sin importarme o disculparme con las personas a las que chocaba, temía que, si despegaba mis ojos de su espalda, desaparecía en el aire.
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II. The Awakening ©
Manusia SerigalaSEGUNDO LIBRO TRILOGÍA LA PREDICCIÓN DE LA VALA Sinopsis. Solía creer que lidiar con ser parte de un mundo extraño donde las personas podían transformarse en lobos era lo más difícil de vida. Me equivoqué. El mundo está lleno de secretos y más uno...