17DECLARACIÓN DE GUERRA
No sabía que estaba sucediendo. Vi mi cuerpo moverse con velocidad y brutalidad. Sentí cada una de las capas del pecho del animal, sentí cómo mi mano las atravesó y se aferró a ese vital órgano. Vi la sangre desparramarse como un grifo y formar un enorme charco a mis pies y bajo el lobo que yacía inmóvil. Sentí el pulso del corazón descender en la palma de mi mano hasta detenerse por completo.
Sabía que había sido yo la que hizo todo aquello, pero no era yo. Todo parecía un macabro espectáculo y yo era una espectadora de mi propio cuerpo desempeñando un retorcido rol. Todo lo que mis oídos podían escuchar era el furioso viaje de la sangre por mis venas y el desenfrenado tamborileo de mi corazón. Lo que veía era de color rojo, era una densa niebla que lo cubría todo. Mi cuerpo ardía, pedía a gritos y chillidos que me lanzara a la nieve y me deshiciera de esa inservible piel humana.
Pero no podía. Incluso si sentía que ya no tenía el total control de mis acciones, al menos tenía un poco sobre mi humana apariencia, era lo único que podía retener, pero no sabía por cuánto tiempo más. Sin embargo, sabía que, si me transformaba, si dejaba a la loba al mando...quizás no podría volver atrás.
Mi cuerpo se movió otra vez. Fijé la mirada en aquellos dos Cambiaformas que aún se mantenían humanos y que observaban atónitos lo que había sucedido. Eran mis nuevos objetivos. Las piernas no me obedecían y se dirigieron hacia ellos velozmente. Uno fue más rápido que yo y logró apartarse antes de que mis garras se enterraran en su garganta, pero el otro no corrió la misma suerte. Mi mano derecha estaba metida hasta la mitad en su cuello, mis dedos se cerraron sobre algo con forma de cilindro y lo arranqué de su lugar. Era la tráquea.
El Cambiaformas se agarró con ambas manos la sangrante herida, pero no pudo hacer mucho. Cayó de rodillas y después de cara en la nieve. Estaba muerto.
Me tomaron por los brazos, forzándolos a tenerlos doblados en mi espalda. Era el otro Cambiaformas. Me miraba con furia en los brillantes ojos del lobo que tenía bajo la piel, enseñándome los afilados colmillos. Me apretó los brazos con tanta fuerza que creí que me los rompería, y, quizás si hubiese estado en una situación normal, hubiese chillado de dolor, pero esa no era una situación normal. Y yo no sentía dolor alguno más que el de la loba tratando de abrirse paso en mi interior.
Un gruñido brotó de mi garganta. Comencé a ejercer fuerza hacia afuera con los brazos, intentando liberarme, sentí las garras del Cambiaformas hincarse en mis antebrazos, pero eso no me impidió seguir forcejeando. Tiré la cabeza hacia atrás, estampándola contra su cara y aproveché ese momento para liberarme. Lo tomé los hombros y le encesté un rodillazo en el centro del torso, entre el estómago y el pecho; pude sentir como un par de costillas se rompieron por la presión. El Cambiaformas cayó de rodillas, le agarré la cabeza con ambas manos.
—¡Mackenzye!
Escuché la voz de Axell, de verdad que lo hice, oí la angustia en ella. Pero no pude detenerme.
Le giré la cabeza al Cambiaformas tan bruscamente que casi quedó mirando hacia sus espaldas. Tenía la espina totalmente cercenada, en cosa de segundos todo su peso cayó en mis brazos y lo solté como si fuera un muñeco en la nieve.
Observé a Einar. Su cara lo decía todo: las cosas no salieron como lo planeó.
Di un paso hacia él.
Basta. Detente.
Di otro más.
No te le acerques, déjalo en paz.
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II. The Awakening ©
Hombres LoboSEGUNDO LIBRO TRILOGÍA LA PREDICCIÓN DE LA VALA Sinopsis. Solía creer que lidiar con ser parte de un mundo extraño donde las personas podían transformarse en lobos era lo más difícil de vida. Me equivoqué. El mundo está lleno de secretos y más uno...