Capítulo 12.

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Veo por la ventana del jet como este empieza a despegar, miro que Ares está dormido pero se remueve un poco incómodo por lo que lo empiezo a acariciar mientras me pierdo en mis pensamientos, la verdad es que después de la conversación con Hoyuelos estuve dándole más vueltas a la nota, con muchas más preguntas sin resolver.

¿Qué secretos son los que tienen que salir a la luz? ¿Porqué Malik está de alguna manera involucrado con esto? ¿Quien y porque lo hace?

Esas y muchas más dudas son las que tengo en la cabeza, a eso hay que agregar que tuve que venir a italia por una semana por mero capricho de mis padres, no se que es eso tan importante que pasa que requiere mi presencia en Italia, ni siquiera un mes pude estar sola, bueno no tan sola Sky era una compañía... tolerable, recuerdo la conversación que tuve con ella no quería quedarse en el departamento mientras no estaba pero digamos que suelo ser muy persuasiva por lo que logré que se quedara. Y Hoyuelos… bueno a él no lo vi el resto del día en la universidad y no se si eso me alegraba o no; con esos tontos pensamientos me quedo dormida y mis sueños son invadidos por unos ojos de distinto color que  me atrapan y envuelven de una manera impresionante.

Luego del agotador viaje por fin estoy llegando a mi preciada casa, Italia me trae tantos recuerdos y la verdad no puedo deducir si son más buenos o malos, el chófer que mandó mi padre por mi al aeropuerto estaciona justo frente a la puerta de la casa, me bajo al igual que Ares y antes de poder siquiera abrir tengo unos brazos apretandome o más bien asfixiandome.

— Mi pequeñita está de vuelta— susurra la grave voz de papá en mi oído, yo por otro lado le devuelvo un tanto incómoda  el abrazo.

— Ya no soy tan pequeña papá— digo un tanto divertida.

— Patrañas— dice ya separándose de mí y viendo mis ojos, unos exactamente iguales a los de él— Siempre serás mi pequeña princippessa

E tu l'unico uomo nella mia vita (Y tú el único hombre de mi vida)— le digo sabiendo que eso lo hará feliz.

Sus ojos brillan y desbordan satisfacción, luego sale corriendo en busca de mamá, busco a Ares pero no lo veo, aunque de seguro debe estar en el patio, me adentro en la casa y todo sigue igual que cuando me fui, el sonido de unos tacones me hacen levantar la vista hacia las escaleras y es ahí donde veo a mi madre, una mujer hermosa, de cabello negro y ojos azules profundos, un cuerpo esbelto que muchos añoran tener a su edad, es alta aunque al lado del mastodonte de mi padre al igual que yo parecemos Minions, en cuanto sus ojos dan con los míos una sonrisa aparece en su rostro.

— Hija mía— dice acariciando mi mejilla y dejando un beso en esta, ella sabe que no soy muy fan de las muestras de afecto— Te extrañe mi pequeña.

— ¿Tú también mamma? Ya no soy pequeña — ruedo los ojos con fastidio— Y yo también te extrañe.

— Siempre serás mi bebé.

— Y la mía— agrega mi padre.

No sigo discutiendo porque al final se pueden llegar a poner bastante pesados.

— Bueno ¿Para qué es tan solicitada mi presencia en Italia?— pregunto yendo al grano. 

Sus rostros borran un poco la sonrisa que tenían y se tensan un poco aunque tratan de disimular.

— Bueno apartando el hecho de que te extrañamos mucho, pasado mañana hay una cena bastante importante con bastantes socios de Europa y considero que es importante que la familia completa este presente— habla mi padre con calma.

Me lo quedo mirando unos segundos y suspiro tratando de controlarme.

— ¿Jodidamente me hiciste viajar solo para una puta cena?

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