Capítulo 34.

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—Hay que irnos— es lo único que digo dándome la vuelta.

Escucho como me sigue pero no dice nada, llegando a la entrada veo a Tiago, el solo verlo me hace querer golpearlo hasta la inconsciencia.

—Kayra...— empieza pero lo interrumpo dándole un fuerte puñetazo, a la mierda la maldita calma.

—Eso es por mi hermano— digo, luego le doy otro— Esto por poner en peligro a Tiare y ser una mierda de padre.

—Kayra yo lo sient…

—Y esto es por Ares maldito hijo de puta— termino dándole una fuerte patada en las bolas— Reza para que todos estén bien, porque si no es así, la muerte va a ser un jodido regalo para ti.

Veo como sus ojos se llenan de lágrimas, pero no me importa, le di un hogar, lo apoyé, hice que Nicola lo aceptara para que estuviera "a salvo" y no encuentra mejor manera de pagarme que traicionándome.

—Chicos hay que irnos— dice Cold ignorando al ser que está en el piso.

Asiento sin decir nada y salgo de la casa, Nicola y Sky están esperando en la camioneta, veo como el primero quiere decir algo cuando Malik sube pero con una mirada decide callarse. Luego

—Debemos irnos ya— nos apresura Cold— Si de verdad están ahí y descubren que logré hackear otras cámaras se moverán rápido, no son estúpidos.

Nicola acelera enseguida y atravesamos la ciudad hacia la fábrica, nos lleva una hora y media llegar al dichoso lugar pero en el camino podemos ver marcas de que pasó un auto por el sitio.

—Están o estuvieron aquí— digo tensa.

Escondemos el vehículo detrás de unos árboles y nos disponemos a evaluar el lugar.

—Hay cinco hombres rondando la fábrica— apunta Sky.

—Nicola— lo llamo, él me entiende enseguida y asiente por lo cual saca su arma y yo la mía— Nosotros nos deshacemos de ellos si ven alguna amenaza… ataquen.

Ellos asienten, veo como Cold y Malik sacan sus armas; con Nicola nos dividimos, él va por el frente y yo hacia la parte trasera, encuentro a uno distraído, lo tomo por el cuello y aprieto un poco para que segundos después caiga en la inconsciencia. Enseguida viene su compañero e inmediatamente saca su arma pero soy más rápida y disparó primero.

Son ellos o tú, Kayra.

De pronto siento algo frío en mi nuca y cierro los ojos despacio sabiendo lo que es.

—Suelta el arma— dice, pero no lo hago— Lo diré de otra manera, suelta el arma si no quieres que los mocosos y tu mascota sufran algún daño o bueno más del que tienen.

Aprieto la mandíbula con fuerza pero tiro el arma, me tiene atrapada,  por ahora.

—Avanza lentamente y deja las manos donde pueda verlas— sigue ordenando.

—Voy a disfrutar matándote maldito hijo de perra— le escupo entre dientes.

—Dudo que sea así. Camina.

Me hace caminar hasta llegar a una entrada subterránea y ahí me doy cuenta de que el disparo era una simple trampa, ellos sabían que estábamos aquí… nos querían aquí.

—Es un gran placer tenerte con nosotros Rinaldi— dice una voz que no reconozco cuando estamos abajo.

—No puedo decir lo mismo— me encojo de hombros despreocupada.

Suelta una risa carente de humor y cuando se acerca lo puedo reconocer, Anton Koch.

—Los Rinaldi...— niega con la cabeza— Como siempre son todos unos arrogantes y prepotentes.

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