Capítulo 18.

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Lo miro de pies a cabeza, logró detallar que consiguió un poco de más de músculos, ya no es ese niño que me acosaba siempre en la empresa.

— ¿Y se puede saber porque mierda me seguías?— espeto, pero el muy maldito parece no escucharme ya que está embobado viéndome de arriba hacia abajo, le doy una colleja para que reaccione.

— Como siempre tan agresiva nena— niega tocándose la cabeza— Y no, no puedes saber, es información confidencial.

— Confidencial será cuando me toque enterrar tu cuerpo maldito estupido— me le acerco amenazante y lo veo tragar fuerte— Estoy cansada, tengo hambre y para rematar apareces tú, no sabes cuánto estrés cargo y te aseguro no quieres convertirte en mi saco de boxeo.

No dice nada por lo que ya harta me le tiro encima poniendo mis brazos en su cuello, un sustituto no le vendría mal, no le haré nada grave pero eso él no lo sabe.

— ¡Tú padre me mandó!— grita a duras penas, le doy una mala mirada— Bueno yo me ofrecí voluntario pero igualmente soy tu guardaespaldas.

Lo miro incrédula, como mi padre pudo mandarlo a él, al chico que desde los 15 me empezó a acosar, así es, Daniel Cooper Li fue mi pesadilla por años, estaba en la agencia de guardaespaldas ya que sus dos padres trabajaban ahí y lo empezaron a entrar desde temprana edad, yo a veces iba a entrenar a la agencia y lo conocí, me empezó a hablar pero solo lo ignoraba, se infiltró en el sistema para buscar información mía, lástima que no encontró mucho, pero luego empezaron a llegar las flores y chocolates, y no duró algunos meses sino que años, empezó a desistir cuando Nicola "habló" con él  luego de que me viera botando las flores.

— Bueno entonces devuélvete por donde viniste, no necesito guardaespaldas.

Está por hablar pero una segunda y horrible voz lo interrumpe.

— Trabajamos para tu padre no para ti princesita— la figura de una mujer se hace presente.

Mi cara no demuestra nada, al lado de Daniel se posiciona su hermana, Dasha Cooper Li, buen cuerpo, ojos cafés al igual que su hermano, su cabello castaño con mechones azules llegaba a sus hombros, la primera chica que golpeé, y que  volvería a golpear sin dudar, un puto grano en el culo entre ella y su hermano no se quien es peor.

— Cuidado con tu tonito Cooper— mi expresión neutra continua— No quiero romper tus lindas uñitas.

Hace una mueca de molestia, esta chica siempre me odio, aunque en el fondo solo creo que es envidia, siempre intentaba superarme, pero que les digo eso es imposible.

— Bueno chicas hay que calmarse— intercede Daniel— Y Kayra, aunque quisiéramos irnos no podríamos, si llegamos antes de recibir órdenes nos despedirán.

Dejo de escuchar lo que dice y salgo del callejón, se que no se irann, perder el trabajo en una de las mejores empresas del mundo no es opción. Sigo caminando y ellos siguen mis pasos, ya cansada decido llamar a Nicola para que me lleve a mi casa.

— Estoy en la tienda de pasteles cerca de tu casa ven por mí— sin más cuelgo.

Me siento en una banca a esperar a Nico, la verdad solo quería un momento para pensar y hasta eso me interrumpen, veo como los hermanos están detrás de mí pero no hago nada, en minutos aparece el flamante Lamborghini de Nicola.

— ¿Estás bien princesa?— dice en cuanto se baja, luego su mirada se dirige hacia las personas atra de mi y hace una mueca— ¿Ustedes?

— Nosotros— dice Daniel con una sonrisa que se borra en segundos al ver la mala mirada de mi amigo.

— Ya se porque querías salir de aquí— hace una mueca de asco— Hay que irnos.

Inesperadamente me toma en sus fuertes brazos y me deja en el asiento de su auto, se porque lo hace por eso lo dejo pasar. El se da la vuelta y sube sin decir nada más, veo a los hermanos parados sin decir nada, uno tiene la mirada confundida y la otra es una mezcla de emociones.

Quiéreme Por Quien Soy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora