Extra IV

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Extra IV "El comienzo de todo"

Dominik Koch  (6 años)

—Iremos donde los vecinos y lamentablemente te vieron así que tendrás que ir— escupe mi padre mirándome con asco— Tú solo eres una estatua no dices ni haces nada ¿Entendiste?

—Si— susurro.

—¿Si, que?— espeta y me agarra del pelo con fuerza.

—Si, señor— asiente complacido y va en busca de mamá y mi hermano.

Siempre es lo mismo, y ya estoy acostumbrado, a veces solo me pregunto porque la vida es tan injusta, mi hermano es amado y yo odiado. Me culpo finalmente a mi mismo por ser un fenómeno, ojos extraños y una enfermedad rara… Lo necesario para causar el asco y repudio de mi familia.

—Estoy listo papá— dice Derek bajando las escaleras.

—Muy bien campeón, vamos— papá toma su mano y yo intento ignorar la punzada de celos que me recorre.

—Tú lleva esto, Dominik— dice mamá dándome un pastel de chocolate, para luego avanzar y tomar la otra mano de mi hermano.

Camino detrás de ellos con la cabeza gacha, llegamos a una casa muy bonita, las puertas se abren enseguida y en la entrada hay varios señores que no conozco.

A Derek las señoras lo abrazan y halagan mientras que a mi solo me dan una sonrisa, las manchas en mi piel alejan a todos. Da igual, como si quiera que se me acercaran.

—¿Dónde está Kayra, Francesca?— pregunta un señor, el único que se me acercó y me dio la mano.

—Escondiéndose como siempre— murmura la otra mujer.

—¡Kayra!— empieza a gritar— ¡Ven a jugar, hay muchos niños aquí!

Grita un rato más, y yo solo pienso que sea quien sea esa niña ya la detesto por estar creando tal alboroto.

—¡No quiero que esta gente esté en mi casa, papá!— dice de pronto la voz de una niña.

—No seas malcriada— dice la mujer, que al parecer es su mamá— Ve con los demás niños, los adultos tenemos que hablar.

—¡Papá!— chilla, haciéndome rodar los ojos.

—Haz caso a tu madre, princesa.

Todos los adultos salen del salón y los niños nos quedamos ahí, yo estoy en una esquina viendo como los demás juegan.

—¿Quieres venir con nosotros?— dice Derek a la niña malcriada.

—No me hables, niño— dice y por primera vez en la tarde suelto una corta risa.

—¿Por qué?

—Eres un intruso en mi casa y no me gustan los intrusos.

Derek se pone rojo y simplemente se va a jugar con los demás. Siento que la niña me mira pero simplemente la ignoro.

—Hola— dice de pronto, pero no me giro a verla— Soy Kayra ¿Cómo te llamas?

Nunca ningún niño se me había acercado, les daban miedo mis ojos o mis manchas en la piel así que no estoy muy seguro de que tengo que decir o hacer. 

—Papá dice que es de mala educación ignorar a los demás.

—Me llamo Dominik— digo en un susurro.

—Que lindo nombre— halaga— ¿Porqué no me miras, Dominik?

Pasan unos segundos y de a poco me voy girando, al verla me quedo un poco embobado es muy bonita, sus ojos son… simplemente hermosos, su piel es pálida y perfecta, es muy pequeña, agacho la cabeza esperando su grito o que salga corriendo, como siempre hacen al verme pero nada de eso pasa.

Quiéreme Por Quien Soy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora