Capitulo 42. Todo debió ser muy difícil para ti...

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Narradora

Para cuando unas largas pestañas al fin se separaron ya había llegado la mañana, una inusual y fresca brisa mañanera lo despertó, se sentía extremada mente bien, olía a césped recién cortado y un ligero olor a lavanda, el chico en la cama deseo quedarse así para siempre... 

Estaba donde debió estar siempre, en una cama recostada, siendo sostenido por Rodrigo tan fuertemente, como si este temiese a perderlo en cualquier momento, ser sostenido con tanta desesperación, lo hacía inmensamente feliz. 

—Te necesitaba tanto —Hablo rodrigo abrazando el torso del más pequeño, kaede en ningún momento se percató de los ojos que lo admiraron mientras dormía —Tenía tanto miedo de no volver a verte... —Unos cuantos hipidos fueron audibles, los hipidos y los pequeños movimientos en el cuerpo de Rodrigo eran la prueba de un inminente llanto, el pecho del Omega exploto de felicidad, se sintió tan amado, siempre que estaba junto a Rodrigo se sentía de esa manera. 

—También tuve tanto miedo de perderte —Una fina mano se colocó sobre la cabeza de Rodrigo haciendo unas cuantas caricias, mismas que el beta tanto necesitaba y anhelaba —¿Estás bien? —Pregunto sabiendo que Rodrigo diría que "SI" para no preocuparle —¿Ya te trataste? — Rodrigo encaprichado y orgulloso no quiso responder y solo atino a aferrarse más al cuerpo de Kaede —Rodrigo... —Pronuncio preocupado y levanto la camisa de tirantes que levaba puesta el beta, había moretones en decenas de tonalidades y cortes en diferentes tamaños, Kaede se petrificó —¡Oh por Dios! — Exclamo sintiendo su pecho inflarse de dolor, rápidamente busco alejarse para dejar de provocarle dolor, pero sinceramente, aquellos moretones parecían doler incluso con solo mirarlos. 

—Está bien, no duelen —Decidió hablar cuando vio a Kaede muy preocupado, casi al borde de un inminente llanto —Ya tome analgésicos, por favor, deja de preocuparte y recuéstate un rato más conmigo... — Kaede sintió sus dientes chocar dentro de su boca, estaba temblando ferozmente, su pecho inundado de preocupación poco a poco dejaba de doler—Te necesito a mi lado, solo así me siento bien... 

Kaede asintió y se recostó lo más despacio que pudo, sabía que si hacía movimientos muy bruscos las heridas le dolerían más, sabía perfectamente como se sentía, sabía que los movimientos del beta serían limitados y que las pastillas tal vez solo calmarían ese dolor unas cuantas horas, luego, necesitaría más... Sabía que Rodrigo era necio y no se dejaría ayudar, a veces odiaba esa parte tan orgullosa de él, pero está vez lo dejaría pasar, no porque no estuviese preocupado, si no por qué era la voluntad de Rodrigo. 

—¿Te hizo algo que no quisieras? — Kaede no respondió, aún que quiso gritarlo y desahogarse con Rodrigo, no pudo, se sentía tan sucio que se daba asco de sí mismo. Por otra parte, aquel Penumbral y largo silencio lo hizo hervir en furia. 

—¿Qué te hizo ese bastardo? —La mirada furiosa en el rostro de Rodrigo intimido a Kaede en tan solo un instante, ¿Quién era esa persona con aquella mirada tan furiosa...? —Kaede —El beta tomo el brazo del antes mencionado y lo apretó con fuerza, su presencia era como la de un alfa enfadado, irradiaba furia en toda la extensión de la palabra —¿Qué demonios te hizo? — Exclamo furioso, el simple hecho de recordar la marca en el cuello de su pareja lo hacía querer perder la cordura, pero aquel tema tan delicado era algo que debían discutir con cuidado, pero Rodrigo sentía que perdía los estribos... 

—Ngk —Chillo al sentir aquellas grandes manos sostener su brazo con tanta brutalidad, sintió como la grande y gruesa mano de Rodrigo le sostenía con tanta furia, como si quisiera romperle el brazo estrujando hasta la superficie de su hueso — Rodrigo cálmate, me lastimas —El mencionado reacciono y soltó aquel pequeño brazo, a su vez, se levantó de la cama rápidamente, estaba agitado y su semblante se mostraba pálido, dio unos cuántos pasos, extendió sus brazos y se recargó en la ventana, tenía un rostro arrugado, nervioso, enojado y a su vez decepcionado. 

—De verdad lo lamento —Cuando se volteó a ver a Kaede este seguía sentado en la cama y el brazo que antes sostenía relucía una marca un tanto rojiza, Rodrigo jamás pudo sentirse tan miserable, había lastimado a la persona que amaba... —¡Maldición! —Exclamo y se recargó en la pared para luego dejarse caer hasta el suelo lentamente, se sentía una jodida mierda de persona. 

Poso su frente sobre sus rodillas y se quedó allí mirando el suelo, estaba tan enojado consigo mismo que ni siquiera escucho los pasos de su pareja dirigiéndose hacia él, solo pego un leve salto en su lugar cuando sintió una cálida mano tocar su cabello y luego unos delgados brazos envolverle en un abrazo, era como los abrazos que les daba su padre (Omega) cuando su padre (Alfa) los golpeaba, sentía aquel relajante calor brindarle serenidad y tranquilidad, se sentía seguro... 

—Estoy bien Rodrigo — Hablo con una voz dulce — No estoy molesto ni asustado de ti, todo debió ser muy difícil para ti... — Rodrigo sintió sus ojos llenarse de lágrimas —Lamento hacerte sentir así, no era mi intención...— El beta le miro y en ese delicado rostro había una sonrisa sincera que buscaba calmarlo, brindarle ayuda y estabilidad emocional —Ya paso... podremos vivir felices ahora, podremos irnos lejos de aquí, ya no habrá quien nos moleste... 

—No quise lastimarte, me puse muy celoso y ansioso yo... — Se apresuró a decir casi con la voz rota —Deteste tanto pensar que ese asqueroso Alfa te pusiese las manos encima, no soportaba el hecho de pensar que no había podido protegerte... Si no fuese por mi hermano, jamás te hubiese podido volver a verte 

—Deja de pensar en esas cosas, ya estoy aquí... Estoy bien, —Kaede tomo lentamente la mano derecha de Rodrigo y la llevo hasta su estómago —Estamos bien... Tranquilo —Luego de eso, envolvió sus brazos en aquel hombre destrozado, en aquel hombre ahogado en inseguridad e incertidumbre 

Rodrigo correspondió el abrazo y atrajo a Kaede para sentarlo sobre su regazo, encajando su nariz en el cuello del menor, deseando poder sentir aquel aroma que emanaba, sabiendo que jamás podría sentir aquellas deliciosas feromonas. 

—Tú, yo, nuestro bebe y una casa en la playa —Kaede rio levemente —O donde quieras, eso lo vi en una película — Dijo avergonzado  

—Donde sea que estemos juntos está bien, cualquier lugar será nuestro hogar siempre y podamos regresar a él— Rodrigo agradeció al mundo y al universo por haberse encontrado a Kaede, su pequeño Omega llegó para ser la luz en su mundo oscuro, llegó a ser la cura de su cuerpo enfermo en adicciones, llegó para tomar su mano y guiarlo por un camino al que jamás creyó poder llegar, daría su vida por protegerle... 


















No es por presumir, pero yo hice el dibujo, espero les guste 👉👈

GRITOS DESESPERADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora