XXXIII

310 41 356
                                    

*POV HISUI*

Estaba apunto de ir a reunirme con Kami-sama. 

Puede que mi vida hubiese sido corta y lánguida, pero los últimos instantes en los que respiraba habían echo que todo el sufrimiento valiera la pena, al poder contemplar esa figura celestial. 

Al principio pensaba que estaba viendo mal, que mis ojos me engañaban, pero cuando Towa la agarro del hombro supe que eso era real, que no estaba soñando. 

Veía como sus Oppai's se movían por su forma de caminar tan elegante, y en el momento en el que Towa la atrajo hacia ella me di cuenta del verdadero tamaño que tenían. 

Daba gracias a no tener ningún problema ocular. Eran increíbles, tanto que incluso estaba batallando con un hilo de sangre que tenia intenciones de salir de mi nariz. 

El golpe final me lo dio cuando Moroha grito. 

Su esbeltas piernas giraron en si para mirar de frente a su prima, dándole a mi vista una alegría mas al mostrarme la marcada silueta de su nalgas que a pesar de estar gran parte de ellas tapadas con el corsé habían un trozo en cada una que rebelaban un poco de ella, y eso fue suficiente para que mi alma abandonase mi cuerpo. 

Odiaba pensar en ese tipo de cosas, pero no podía escapar de la herencia pervertida que me tocaba por parte de padre. Por mucho que lo intentase, era como un instinto animal que había dentro de mi. 

Por suerte era capaz de retenerlo lo suficiente como para no hacer ninguna tontearía, a pesar de que me hacia sentir mala persona juzgar de esa manera tan libidinosa su cuerpo. 

Mis ojos empezaban a divisar una luz blanca ¿Acaso había llegado ya a el cielo?

-¡Hisui!- Una hermosa y melodiosa voz me llamaba, posiblemente la de un ángel. -¡Hisui! ¡Despierta!- Intente abrir un poco mas mis ojos, y efectivamente, era un ángel, un ángel vestida de conejita.

-Setsuna.- En cuanto vio que despertaba me ayudo a reincorporarme para quedarme sentado. Fue entonces cuando me di cuenta del gran problema que tenia unos centímetros mas abajo de mi cintura.

-¿Estas bien?- Me pregunto con una preocupación mas que palpable. Era un estúpido. Por culpa de mis obscenos pensamientos había echo que ella se preocupara. Decir que me sentía la persona mas horrible del mundo era contar tan solo la punta del iceberg.

-S-s-si, tranquila. Solo me e mareado un poco.- Respondí nervioso mientras agarraba la chistera del disfraz y la dejaba disimuladamente encima de mi regazo.

-Vaya susto nos as dado.- Exclamo Moroha sacándome del trance que había empezado al volver a mirar esos ojos que estaban desasosegados por culpa de mi colapso repentino. Estaban todos alrededor de mi pero no me había dado cuenta por fijarme en Setsuna. Solo esperaba que nadie se diese cuenta.

-Las emociones fuertes no son lo tuyo, pero aun así un sigues "muy contento".- Me dijo Riku mientras el resto de los chicos me giñaban los ojos. Se habían dado cuenta. Rogaba por que Setsuna no se hubiese dado cuenta.

-¿Seguro que estas bien? Si te encuentras mal podemos ir otro día.- Hablo Setsuna posando delicadamente una de sus manos acariciando mi mejilla para que la mirara. Realmente le había preocupado. ¿Cómo podía haber sido tan idiota? 

-Estoy bien. Perdóname, no quería preocuparte.- Me disculpe posando mi mano en el dorso de la suya. No fue hasta que Moroha empezó a toser de manera exagerada, que nos dimos cuenta de lo atentos y cercanos que estábamos el uno del otro. 

Escuchemos las bocinas de dos taxis que aparcaron justo en frente de nosotros. Eran los que habíamos pedido. Me levante del suelo con la ayuda de Setsuna la cual agarro fuertemente mi mano y no se separa de ella una vez que ya estaba de pie. A pesar de que me era difícil no fijarme en su cuerpo de esa manera tan pervertida, evitaría hacerlo para no volver a repetir una escena similar y no causarle problemas.

-Esta bien. Ahora nos subiremos por orden de parejas.- Nos anuncio Riku. -Primero las Bailarinas de ballet Sexys.- Llamo revisando lo que parecía ser.

-No hemos encontrado tutus sexys.- Explico Rokuta junto a Nanasuke. Era demasiado gracioso verles en maillots y tutus.

-Mmmh, bueno supongo que tampoco esta mal.- Hablo dejándoles entrar al primer Taxi. -Esta bien ahora Policía y preso sexys.- Futa y Raita avanzaron. -Alto ahí Policía Futa, explíqueme porque ni usted ni el preso van sexys.- Hablo imitando el papel de un policía.

-Nosotros ya somos sexys de por si, no nos hacen falta que los disfraces lo sean.- Razón Futa mientras esposaba a Raita.

-Si si, ya somos sexys, no hace falta que los disfraces lo sean.- Repitió el chico vestido de presidiario.

-Buen argumento.- Opino dejándoles pasar. -En este auto ya no caben mas.- Hablo yéndose al otro taxi que estaba mas atrás seguidos por el resto que aun no habíamos subido a los taxis. -Vale, ahora les toca a la caperucita roja sexy y al lobo feroz sexy.- Siguió diciendo. -Moroha ¿Por qué tu tampoco vas sexy?- Le pregunto.

-Por que ya va mi caperucita roja sexy.- Dijo entre risas viendo como el chico con el que Setsuna se peleaba intentaba taparse un poco mas estirando la minifalda.

-Esto Moroha... ¿Por qué e tenido que ir yo de caperucita roja? ¿No crees que me pegaría mas ser el lobo feroz?- Mustio apenado por las pintas que tenia.

-Porque en te a tocado a ti ser la caperucita, lo ponía en tu papel. Además si hubiese sido yo caperucita hubieses acabado peor que Hisui.- Le contesto sonrojándonos tanto a el por seguramente imaginárselo, como a mi por la vergüenza que me daba haber echo si querer esa escenita. Moroha le empujo provocando que entrase directo en el coche.

-Y ahora va el Capitán pirata y marinero pirata sexy. Vaya que sorpresa, si somos Towa-sama y yo.- Hablo acercándose a Towa. Una extraña aura se comenzó a sentir en el ambiente. Gire disimuladamente y vi como Setsuna sacaba sus garras dispuesta a hacerle caminar por el tablón a Riku como si de un pirata de verdad se tratara.

-Riku ¿Por qué en el mío no pone sexy?- Le pregunto Towa quitándose su sombrero pirata para subir al auto.

-Porque sino voy a ser comida para los tiburones.- Le explico sintiendo la mirada asesina de Setsuna. -Bueno, ahora tan solo queda el mago y la conejita sexys. Vaya, en este auto no hay mas espacio, podéis ir uno en cada taxi, pero no tiene pinta de que queráis estar muy separados.- Hablo señalando a nuestras manos. Si no estaba rojo poco faltaba.

-Si sigues así hare que utilices una pata de palo como los piratas de verdad.- Le advirtió intimidándole aun mas. 

Sentí un estirón en mi brazo viendo como Setsuna me llevaba junto a ella hacia el ultimo Taxi que quedaba. Mi vista volvió a posarse en sus curvas. 

Seria un viaje largo en el que tendría que colocar muy bien la chistera en mi regazo.

Mariposas en el ViolínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora