LXII

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*POV HISUI*

-Cuenta.- Me ordeno acurrucándose en mi, dejando que me tumbase del todo en la cama.

-¿Aquí? Estamos en un hospital. No seria mejor que lo hiciésemos en privado.- Hable. 

La historia no era nada que se tuviese que guardar como si fuese un secreto, pero prefería hacerlo en un lugar algo mas apropiado.

-Te conté la historia de mis abuelos en una mansión abandonada, ¿Qué tiene de malo el hospital?- Razono con tono de obviedad.

-Pero se te enfriara el desayuno, y aun no has abierto el regalo.- Le dije viendo la caja que había puesto a nuestros pies.

Se reincorporo para volver a agarrarla, en el mismo momento en el que recordé que contenido de ella.

-No tenias por que hacer todo esto.- Me hablo deshaciendo el lazo.

-¡ESPERA!- Le grite sin que ella se lo esperara. -Me gustaría que lo abrieses cuando estuvieses sola.- Le comente rojo de la vergüenza.

-Esta bien.- Asintió cerrando los ojos.

-Desayuna, y mientras te lo cuento.- Le ofrecí poniéndole la mesa de cama para poner su desayuno.

-¿Que fue lo que paso? ¿Era alcohólico?- Me pregunto.

-No.- A Papa le gustaba el alcohol pero era de esas personas que sabían controlarse.

-¿Ludópata?- Eso me hizo gracia ya que Mama siempre le ganaba cuando jugaban a las cartas.

-No.- Dije con una pequeña risa al recordar la ultima partido que jugó y perdió completamente.

-¿Os endeudo?- Pregunto. 

Realmente tenia mucha curiosidad por saberlo.

-No.- Le dije viendo como se ponía a pensar y su rostro cambiaba repentinamente.

-¿Estuvo con otra mujer?- Dijo bajando mas su voz.

-No.- Sentencie. Si hubiese echo algo así, yo mismo me había encargado de matarlo. -No hizo nada malo.- La interrumpí antes de que volviese a preguntar algo.

-¿Entonces?-  Dijo volviendo a mojar una de las galletas en la leche.

-El en realidad no tubo la culpa de nada. Mas bien la culpa la tenia la ciudad en la que antes vivíamos.- Le comente.

-¿La ciudad?- Inquirió tras tragarse un trozo de  galleta.

-La ciudad en la que antes vivíamos digamos que no era el sitio mas bonito del mundo para vivir.- Aclare limpiándole un trozo de galleta que se le quedo en el labio. - La ciudad estaba dividida por barrios, uno era para los demonios y otro era para los humanos. Rara vez podías salir de tu barrio ya que podía ser peligroso. Incluso si eras demonio salir de tu barrio era muy riesgoso, y tener una amistad con alguien del otro barrio era imposible sin que toda la ciudad repudiase a esas dos personas. Si era enamorarte, entonces les trataban como escoria. Era una ciudad muy conservadora, y estaba como prohibido relacionarte de ninguna manera con alguien que no fuera de tu misma raza.- Lu ultimo lo dije con algo de tacto. Ella era Hanyo, sus padres eran una humana y un demonio. No quería incomodarla explicándole lo que eran capaces de hacerles a esas parejas.

-¿Y no hay un barrio para humanos y demonios?- Me pregunto muy extrañada, recibiendo mi negativa zarandeando mi cabeza.

-Ni siquiera les dejan formar una familia, y los pocos que los llegan a conseguir toman represalia muy fuertes...- No quería hondar mucho en ello, pero eso era relevante para la historia que tenia que contarle.

-¿Como de fuertes?- La mire a los ojos viendo como me miraba con naturalidad, como si realmente no le estuviese afectando en lo mas mínimo.

-Lo mas común era... Eliminar a los retoños... a pesar... de que estubiesen en la barriga de la madre... pero también habían casos en que los que eran eliminados los padres... entonces lo que hacían era echar a los hijos a la calle... pocos eran lo que sobrevivían.- Dejo de comer y me miro atentamente.

-Cazan a los Hanyos.- Afirmo entendiéndolo al momento. -Entonces ¿No podre ir contigo a conocer a tus amigos?- No parecía estar muy afectada por lo que acababa de decirle, lo que me alivio y preocupo, por partes iguales.

-Yo nunca e tenido amigos en esa ciudad. El trabajo de papa era muy mal visto, ya que era especialista en Hanyos, y humanos con dolencias sobrenaturales, lo que hacia que automáticamente me repudiasen.- Le confesé.

-¿Y te molestaste con tu padre por eso? ¿Por que eras repudiado por ser su hijo?- Se movió hacia un lado dejando la bandeja que le había puesto en el carrito que había traído.

Dio unas palmaditas en el colchón invitándome a tumbarme a su lado, y una vez que lo hice no tardo en abrazarme.

-No. A mi no me importaba que me repudiasen.- Hable acariciándola. -Yo apoyaba a Papa sin importar lo que los demás decían.- Expuse recordando esos tiempos. -Lo que en realidad hizo que nos distanciásemos fue cuando el se marcho.- Continué.

-¿Se marcho?- Repitió mirándome con extrañeza.

¿Entonces eres Hanyo? Vaya, esto me recuerda a cuando Gyokuto se enamoro de un paciente de Papa, el también era Hanyo. ᗒ

El comentario que Kin'u hizo cuando Setsuna vino a comer resonó en mi cabeza tras recordar el motivo por el que Papa se fue.

-Si, tras la muerte de un paciente Hanyo.- Explique abrazándola. -Que era el novio de Gyokuto.- Finalice viendo como habría sus ojos de par en par.



💚Gyokuto preciosa, AKA: La hermana favorita de todos💚

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💚Gyokuto preciosa, AKA: La hermana favorita de todos💚

Mariposas en el ViolínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora