XXXVI

270 39 111
                                    

*POV NARRADORA*

Tenían el imponente edifico delante de ellos. La mansión claramente había sido abandonada años atrás, muy posiblemente mucho antes de que alguno de ellos naciera. 

Gran parte de las ventanas estaban rotas, dejando que la maleza que trepaba por las paredes entrara dentro de ella. La madera se veía claramente corroída y muy desgastada. Y el aura que emanaba la construcción se podía calcificar como uno de tristeza y melancolía. 

Para entrar decidieron echarlo a "suertes" con una moneda que claramente Moroha manipulo para que Setsuna y Hisui entraran los primeros. Lo que hizo que el pobre chico se tensara aun mas. 

Por el lado de Setsuna, ella no estaba segura de entrar sin su hermana. Sabia lo que esa casa le podía llegar a causar. 

A pesar de que para ella no le causaba muchas reacciones, a Towa siempre le sacaba alguna lagrima. Esta vez podía ser diferente, ya que durante el camino había estado bastante tranquila.


*POV SETSUNA*

-Towa.- Le llame mientras su mirada seguí posada en esa casa. -Tu no tienes porque entrar.- Le dije posando mi mano en su hombro.

-No pasa nada Setsuna. Estaré bien.- Respondió con una sonrisa que me indicaba todo lo contrario.

-No te dejare sola si te sientes tan incomoda.- Afirme haciendo que me mirara.

-Estaré bien. Solo, que creo que no entrare.- Mustio sentándose en la escalinata del porche.

-¡Nosotros tampoco!- Gritaron Rokuta y Nanasuke abalanzándose para abrazar los tobillos de Towa con ríos de lagrimas cayendo de sus ojos. Vi como una pequeña risa se le escapo al ver el movimiento que les habían hechos los tutus al correr despavoridos hacia ella.

-Esta bien. Regresare pronto Towa.- Le anuncie viendo como acariciaba la cabeza de las dos bailarinas que no dejaban de sollozar.

-Vale, lo haremos fácil.- Comenzó a decir Riku. -Se supone que esta casa tiene un altillo al que da esa ventana.- Hablo señalando la ventana redonda que estaba situada mas altas que las demás. -Tendremos que llegar hasta allí, y para saber que hemos llegado, tendremos que abrir es ventana y saludar a los demás que seguiremos esperando aquí. Es muy simple.- Concluyo con seguridad.

-Esta bien. Vamos Hisui.- Hable girándome hacia el. 

En cualquier momento le daría un infarto. 

Sus piernas temblaban, y un sudor frio le caía por la frente. Su corazón iba a mil por hora y veía como su pulso estaba alterado gracias al tembloroso movimiento de sus manos sosteniendo su chistera. 

Claramente estaba asustado.

-E-es-estas segura, de de de de de q-q-que qui-qui-quieres entraaaAAAAAAaH.- Termino por gritar cuando Moroha le asusto saltando de golpe detrás de el.

-Otro que tiene miedo. Puedes ir junto a las bailarinas a llorar si quieres.- Se rio Moroha de el.

-¡No tengo miedo! Solo me e sobresaltado un poco al sentirte detrás de mi.- Siendo sincera, esa era una de las peores excusas que había escuchado.

-¿Estas seguro Hisui? El fantasma que habita en esa casa dicen que es bastante violento. Incluso se dice que hay gente que después de entrar jamás salió de esa casa, y tampoco nadie llego a encontrar sus cuerpos.- Mire de reojo a Towa, se había incomodado mas. Si llegase a llorar, la vida de Riku terminaría a los pocos segundos.

-Hisui. Si no quieres entrar no pasa nada. Iré yo sola.- Le hable intentando tranquilizarle, pero al parecer conseguí todo lo contrario, esta vez su corazón iba mas rápido.

-No te pienso dejar sola en un lugar como este. No dejare que te pase nada.- Lo había dicho tan preocupado que hasta logro conmoverme. 

Estaba muerto de miedo y obviamente le daba pavor entrar, pero aun así estaba dispuesto a entrar si era por mi. Sabia que se estaba haciendo el valiente, pero lo estaba haciendo por mi. 

Con cosas así me era imposible no amarle.

Le agarre de la mano y le acaricie el brazo para tranquilizarlo, y cuando conseguí que el ritmo de su corazón fuese un poco mas lento entremos a la casa. No quería hacerle sufrir mucho así que decidí llevarle directo al ático. De golpe sentí como apretaba mas fuerte mi mano.

-¿Hisui? ¿Estas bien?- Le pregunte viendo como miraba hacia todos lados.

-S-s-si. Es solo que siento un malestar en todo mi cuerpo que antes no tenia.- Me confeso encogiendo ligeramente sus hombros. No pude evitar soltar una pequeña risa, provocándole una mirada de desconcierto.

-Acabamos de entrar Hisui.- Era tan tierno. -Lo que pasa es que esos dos te han sugestionado. No te va a pasar nada tranquilo. Lo haremos rápido ¿Vale?- El asintió con la cabeza sin soltarme aun de la mano. 

La recepción era bastante amplia, tenia dos puertas a cada lado las cuales ya sabia hacia donde daban y unas escaleras centrales que daban al segundo piso de la mansión. Al parecer ya estaba mas tranquilo. 

Una pena que esa tranquilidad tan solo le durase hasta llegar a la segunda planta.

-Se-seee-seetsuna.- Juraría que en cualquier momento estallaría en llanto. -Eee-ee-e vis-viii-vii-viiisto a algui-alguiiien.- Incluso un flan temblaba menos que el.

-Hisui relájate, es solo tu imaginación.- Ni con eso dejaba de temblar. Quería hacerlo rápido por su bien, pero a este pasa no llegaríamos ni al día siguiente. -Esta bien. Dime lo que has visto y por donde.- Hable con un Suspiro aburrida.

-Por allí. E visto como algo pasaba corriendo por ahí.- Explico señalando uno de los pasillos que daban a uno de los corredores principales.

-Puede ser algún animal Hisui. Las puertas y las ventanas están rotas si nosotros hemos podido entrar seguro que algún animal también.- Le dije intentando calmarle. Volví a masajearle el brazo.

Volvimos a andar en dirección hacia las escaleras que daban hacia la tercera planta. Pero no pudimos subirlas, ya que Hisui me había roto los tímpanos con su agudo y potente chillido. En cuanto me destape los oídos me di cuenta de que algo estaba tocándome. Mire hacia abajo y vi como Hisui estaba de rodillas en el suelo abrazando mi cintura.

-¡Esta en el espejo! ¡E visto al fantasma!- Mire hacia un espejo que estaba puesto como decoración. Tan solo estábamos el y yo reflejados. -Seguro que es el espíritu del jardinero.- Sus ojos comenzaron a aguarse.

-¿El... el espíritu... del jardinero?- Sonaba sumamente ridículo.

-Por el camino Riku me a contado que en la casa habitaba el espíritu del Jardinero que murió desangrado tras cortarse una pierna intentando podar un rosal.- Eso sonaba mas ridículo aun, sobre todo  porque el Jardinero aun seguía con vida. Vi desde una ventana como un pájaro se apoyo en una ramita endeble de un árbol y la partió. En cuanto Hisui escucho el ruido de la ramita al caer, su grito de terror no se hizo esperar. -¡Nos va a matar!- Dijo abrazando mas fuerte mi cintura y con algunas lagrimas ya derramadas. Tenia que hacer algo, estaba fuera de si. Por suerte teníamos la sala de música a tan solo unos cuantos pasos. Le enderece todo lo que pude y le lleve hacia ella, sentándole en la banqueta del piano.

-Hisui cálmate.- Le pedí poniéndome a su misma altura.

-Tenemos que salir o nosotros también moriremos aquí.- Dijo completamente asustado.

-Hisui nadie a muerto aquí. No hay ningún espíritu que busque venganza.- Le dije escondiendo la verdad a medias.

-¿Como puedes estar segura?- Me cuestionó aun muy alterado.

-Por que yo se la historia de esta casa.- Hable mostrándole una de las fotografías que estaban encima del piano.

-Pero... Si eres tu...- De la sorpresa dejo de llorar.

Supongo que tardaríamos un poco mas en salir de esa casa. 

Mariposas en el ViolínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora