XXXIV

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*POV NARRADORA*

Los tres taxis que contenían a los chicos, no tardaron en poner rumbo a la casa encantada en cuanto estos subieron ellos. El camino era algo largo ya que quedaba a las afueras de la ciudad en una antigua villa también abandona, pero ya casi estaban a mitad de camino.

En el primer taxi

-¿Pero realmente estáis seguros de que no le hará nada a nuestra amiga? Tenia el amigo demasiado "contento".- Le reclamo Raita a Rokuta y Nanasuke.

-Eso eso ¿Seguros de que no le hará nada a nuestra amiga?- Le apoyo Futa.

-Por vigesimocuarta vez. Hisui no le hará nada a Setsuna. Na-da ¿Cuántas veces tendré que repetirlo durante todo el trayecto?- Les respondió Rokuta masajeándose las sienes.

-Otras 24 veces.- Les respondieron al unísono los semidemonios.

-Hisui es un trozo de pan. Estoy seguro que será incapaz de tocarle ni un pelo a Setsuna.- Hablo Nanasuke en favor de su amigo enamorado.

-Probablemente este tan avergonzado por su estado de excitación que apenas le pueda hablar.- Comento el chico mas robusto con obviedad mientras acomodaba su tutu con incomodidad por el maillot.

-Mmmh... ¿Pero estáis seguros?- Volvieron a cuestionar Futa y Raita aun preocupados por su amiga. 

Los chicos disfrazados de bailarinas tan solo reaccionaron llevándose sus palmas a sus frentes a causa de lo cansados que estaban de repetirles que Setsuna estaría a salvo con su amigo.

En el segundo Taxi

-Entonces ¿Ambos están enamorados del otro? Con razón se comportan de esa manera tan pegajosa.- Dijo el de capucha y minifalda roja.

-Yo creo que Hisui se debería de declarar de una vez, tiene que tomar valor y ser un hombre de verdad, solo los cobardes son los que se guardan sus sentimientos. No declarase es un signo de debilidad.- Opino Moroha. Ella opino desde un tono sincero e inocente, sin intenciones ocultas. 

Pero Panaberto Pecopon sintió esas palabras como apuñaladas en en el estomago, por lo que el resto del camino estuvo callado con el temor de que esas palabras también hubiesen sido dirigidas hacia el, lo que efectivamente no era así ya que Moroha siempre estaba tan en su mundo que a día de hoy seguía sin enterarse de lo que el demonio lobo sentía verdaderamente por ella.

-Lamento decirle señorita Moroha que estas completamente equivocada.- Sostuvo Riku negando con la cabeza. -Setsuna-dono es mas poderosa que el chico humano, tanto en poder como en estatus, recordemos que es hija de un Rey demonio, por lo que si Hisui se declarar se vería fuera de lugar y como un osadía. En cambio si Setsuna-dono fuese la que se declarase se vería como un bonito acto de amor. Una princesa que abandona su titulo y posesiones para poder estar su amor. Se escucha tan romántico.- Argumento Riku fantaseando al final.

-Papa no acepto el cargo oficialmente, asique no es del todo correcto denominarle Rey. Además que las cortes están divididas. La mitad nos consideran hijas ilegitimas, y la otra mitad no nos considerara princesas hasta que Papa acepte el cargo de Rey oficialmente.- Le explico Towa.

-Bueno, eso no importa. Para mi tu siempre serás mi Hime-sama.- Respondió intentando acercarse a ella. -¿Que haces?- Pregunto al sentir que Moroha le estiraba de la oreja.

-Hago lo que Setsuna haría si estuviese aquí. Cuidar de la integridad de Towa.- Le contesto obvia.

-Yo creo que en realidad os estáis equivocando los dos.- Afirmo Towa sin prestarle atención a los últimos momentos de la conversación. -Lo importante no es quien se declare antes, o si eso les hará ver como un verdadero hombre, o como una princesa realmente enamorada. Lo importante es que se declaren cuando se sientan preparados para hacerlo, cuando tengan claro como expresarles sus sentimientos al otro y de la manera en la que lo harán. Lo mas fundamental es que sean honestos. Es obvio que uno de los dos dará el primer paso, pero no será el único que deba confesarse, al estar los dos enamorados ambos deberán de tener el valor de confesarse.- Argumento la albina con total seguridad.

-Hime-sama, tiene un gran corazón pero...- Comenzó a decir Riku.

-Pero eres demasiado blanda.- Termino Moroha de decir la frase.

En el tercer taxi 

Era la primera vez que sentían el ambiente de esa manera estando junto al otro. La incomodidad era palpable tanto para el humano como para la mitad demonio. 

No por culpa de la persona que tenían sentada en su lado, sino por sus propios cuerpos. 

A Setsuna le avergonzaba como sus pechos resaltaban de esa manera y intentaba taparse lo mas posible utilizando sus brazos ya que la bolsa con su ropa la tenia Towa. 

Por el lado de Hisui el estaba ocupado intentando colocar correctamente la chistera encima de sus piernas para intentar ocultar su problema hasta que se le calmase. 

No fue hasta que Setsuna dio un pequeño suspiro que le volvió a prestar parte de su atención. Fue ahí que vio como ella tenia sus manos cruzadas encima de sus hombros.

-Toma esto.- Le dijo ofreciéndole la capa del disfraz. El había creído erróneamente que ella tenia frio. Sin embargo Setsuna era capaz de aguantar temperaturas de hasta 10 grados bajo cero sin aparentes molestias.

-Gracias.- No tardo en aceptar la capa y ponérsela. Tampoco es que fuese una capa muy grande pues a Setsuna le llegaba a la altura de la cintura. Pero le serbia para taparse.

-Me siento mal por haber echo que te preocuparas.- Le termino confesando el chico. 

Setsuna recordó el golpe sordo que escucho antes de verle en el suelo y el hilo de sangre que le salía de su nariz cuando se acerco a el, y no pudo evitar sentir que algo le estrujaba el corazón. 

Era el Miedo.

-Si tu estas bien, yo también.- Hablo con alivio al ver que se encontraba bien. En el momento que llego hacia el quiso abrazarlo pero tenia miedo de causarle mas heridas si es que tenia alguna internamente. Pero ahora estaban solos y el nuevamente estaba bien. Aprovecho y se acerco a el lo suficiente para dejar que su cabeza descansara en el hombro del chico que le tenia el corazón flechado. -Cuando te vi en el suelo pensé lo peor... Pero ahora que estas bien mi corazón se siente aliviado.- Le confeso acomodándose mas cerca del sin quitar su cabeza de su hombro. 

A Setsuna en ese momento le daba igual todo. Después de ese susto quería estar cerca de el para cuidarle. 

Hisui la rodeo con un de sus brazos y con su mano restante agarro una de las de ella.

-Te prometo que jamás volveré a causarte ningún dolor o sufrimiento.- Juro para seguidamente besarle el dorso de la mano.

Humano y Hanyo estaban seguros del amor que sentían, pues así sus corazones se lo hacían saber cuando latían a ese ritmo tan desbocado. 

Solo faltaba que le hiciesen saber a la causa de esos latidos que estaban perdidamente enamorados de esa mirada purpura y añil respectivamente.

Mariposas en el ViolínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora