Capítulo 17.

842 122 169
                                    

Hoy quiero dedicarle este capítulo a DallanaTolentino, que para mí es una Diosaaa en escribir y aun así se ha tomado un tiempo para leer a mis niños, muchísimas gracias por tus comentarios, son oritoo💛





No logré pegar un ojo en toda la noche, me removí constantemente en mi cama como jamón en el aceite y para rematar creo que he pillado un resfriado. Así que despertar a las jodidas 6:00 de la mañana para ir a la universidad, con la nariz mocosa, la garganta cerrada y mis huesos adoloridos, no me ponía del mejor humor.

Salí de mi casa cuando llego un mensaje de James, avisándome que ya se encontraba afuera. Subí al auto y lo vi de nuevo con sus pantuflas coloridas, eso mejoro en mi humor, pero no el de él.

―Ni una sola palabra de esto, Reed.

Traté de reír silenciosamente, pero una tos escandalosa me atacó, haciendo que me sintiera ahogar. Y ahora, fue el turno de James en reírse.

―La bañada en la lluvia de estos dos últimos días, ya está pasando factura, amigo.

―Jodete ―solté serio, pero mi voz sonó tan afónica, que me provoco ganas de carcajear. Así que ya se imaginaran mi risa con voz afónica, se escuchaba como si me estuviera muriendo.

Mientras más nos acercábamos a la universidad, me sentía más nervioso, no sabía qué esperar. Lo de ayer incluso ahora me sigue sorprendiendo y estoy seguro de que mi actitud no pasó desapercibido para ellos

―Nos vemos en unas horas, hermano ―se despidió James, mientras yo salía de su auto indeciso. Asentí en su dirección y en un suspiro profundo, caminé hacia la entrada de la universidad.

Me fui directamente hacia el gimnasio, apretaba mi mano en puño en cada paso que daba. Una vez frente a este, abrí la puerta con su típico sonido chirriante. A unos metros de la entrada principal, justo en el medio, estaba el grupito de inadaptados hablando calurosamente, se inclinaban hacia algo o alguien... Al escuchar el ruido de la puerta, al instante todos giraron a verme.

Me evaluaban con la mirada, era claro, pero tapaban algo tras de ellos, moví mi cabeza con discreción mientras caminaba hacia ellos lentamente y la logre ver detrás de ellos, era Lutzia, que su mirada era desconfiada cuando cruzo con la mía.

Fruncí mi ceño y me detuve, pensé que con lo de ayer habíamos... bueno, espere que no... Lo que sea.

―Hey, hola ― saludé incómodo, ante el silencio que se formaba ahí, mi voz a pesar de ser baja pudo escucharse por el gimnasio.

Drew caminó hacia mí, serio, haciendo ruiditos con su bastón, seguido por Caroline que me miraba con sus ojitos soñadores.

―Pensé que no vendrías, Wesley ―comentó Drew, con franqueza. Abrí mis ojos sorprendido y confundido.

―¿Por qué no lo haría?

Se encogió de hombros como si no supiera la respuesta, pero no le creí. Estos raros y sus estúpidos misterios, ¿qué se creen?

―Me alegro de que lo hayas hecho, Wesley ―expresó risueña, Caroline. Que me miraba como si fuera a estallar sobre su propio lugar.

Mi entrecejo ya tenía marcas de tanto que lo fruncía, pero es que con esas actitudes tan extrañas, ¿qué más podía hacer?

―¿Venir? ―pregunté confundido. Abro mi boca para preguntar, por qué están siendo más raros de lo normal hoy, pero un estornudo escandaloso me interrumpe, solo que no salió de mí. Si no de cierta chica cabello de elfo, escondida detrás de los otros chicos.

El club de los InadaptadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora