Capítulo 37.

664 104 247
                                    

Volvemos con nuestro narrador no tan confiable, jaja🤭

¿Qué demonios estaba pasando?

Mi boca se encontraba abierta de par en par, pero nadie más estaba sorprendido, a excepción de James y yo.

Lutzia lloraba de manera silenciosa y los demás, simplemente observaban nuestras reacciones.

¿Ellos... siempre lo supieron?

Y... ¿Por qué no me detuvieron?

Mi ceño se frunció en confusión. No podía entender ni un carajo lo que estaba pasando y mi cabeza empezó a doler.

―No lo entiendo... ―admití, embrollado. Miré sus rostros, ansioso en busca de respuestas―. ¿Por qué...? ¿Cómo lo supieron? ¿Por qué no me detuvieron?

Drew carraspeó, llamando mi atención.

―Sabemos que tú no hiciste la broma al final ―aclaró, con seriedad―. Pero eso no quita el hecho que tú lo planeaste en un momento.

Tragué saliva, acorralado.

―Lo sé y lo acabo de admitir, pero me arrepentí, de verdad lo hice.

Asintió, creyéndome. O eso esperé.

―Pero tal vez fue muy tarde.

Sacudí mi cabeza, tratando de concentrarme.

―¡No! ―exclamé, pero seguido me tranquilicé―. No entiendo, ¿cómo lo supieron? ¿Y quién hizo parecer que todo fue mi culpa?

Nadie contestó. La desesperación empezó a entrar a mi cuerpo, hasta que alguien rompió el silencio.

―Yo ―susurró Lutzia, mirando directamente mis ojos―. Yo lo hice.

Mis cejas casi se tocaron cuando fruncí mi ceño. La observé unos segundos confundido, anonadado de su declaración.

―¿De qué hablas? ―le cuestioné en voz baja.

No... ella no haría algo así.

No me haría algo así.

Suspiró profundamente, cansada. Y sus ojitos me miraron con tristeza. No...

―Encontré esas cosas... ―explicó, su voz titubeó un poco―. Las escondí y después ese mismo día del baile las volví a poner donde estaban.

―¿Por qué? ―musité, la voz no me salía.

Mordió su labio y todo su cuerpo tembló.

Ramsés se acercó a ella y la abrazó con fuerza. Seguido las chicas. Solo podía observar la escena sintiéndome como un intruso. Incluso volteé a ver a James en busca de ayuda, pero él miraba la escena con mayor confusión.

―No tienes que hacerlo si quieres. Nadie más tiene que saberlo ―argumentó en voz baja Violeta.

Lutzia sacudió su cabeza, negándose e inhalo con fuerza.

―Tiene que saberlo, es momento de acabar con esto. Con las mentiras, secretos y todo.

―Lutzia... ¿Qué pasa? ―pregunté con calma, dando un ligero paso hacia ella.

―Wesley, yo... ―pausó, respirando―. David... me amenazó.

Mis ojos se entornaron ante la mención de ese imbécil y mi humor empeoró. Abrí mi boca, listo para conocer la verdad e ir a golpearlo, pero ella me detuvo, levantando su mano.

―¡No, espera! ―chilló, asustada―. Wesley, él encontró toda esa basura primero. Cuando lo descubrí, quería sacarlo de ahí y solo esconderlo donde nadie lo encontrara, ¡claro que no quería que mis amigos pasaran por algo así! ¡En ese momento supe que habías tú! ¡Así que eso si es tu culpa, por tu culpa estamos así! ―gritó, furiosa. Su rostro había enrojecido completamente y respiraba con dificultad.

El club de los InadaptadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora