Capítulo 5.

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Una voz masculina me sobresaltó haciendo que diera un salto y girara inmediatamente hacia él. Un chico delgado, cabello largo, pálido, con lentes oscuros y que sostenía un bastón.

Es ciego.

―Que sea ciego no significa que no sienta cuando las personas me miran fijamente.

Abrí mi boca de golpe, ¿acaso sabía lo que pensaba? ¿Era una clase de poder súper Saiyajin que obtenían con la ceguera?

―Que sea ciego no significa que no pueda imaginar lo que piensa la gente de mí.

Y cierro mi boca en una mueca.

―¿Eres sordomudo? Si es así, tenemos a otros aquí iguales, podrán entenderse.

―No soy sordomudo, puedo escuchar y hablar ― confirmé aún manteniendo mi ceño fruncido, a lo que me recordaba...―. ¿De dónde saliste?

El ciego se encoge de hombros sin responder, en su lugar me hace otra pregunta:

―¿Quién eres chico?

Apenas voy a contestar cuando detrás del chico ciego aparece una chica blanca. Literalmente blanca, su cabello blanco, sus ojos azules profundos, piel casi transparente y que me miraba con suma desconfianza.

―¿Pasa algo, Drew? ¿Por qué está él aquí? ―inquiere manteniendo sus ojos fijos en los míos y su tono de voz es acusador.

Entonces, encontré a Drew.

―¿Por qué Caroline? ¿Quién es? ―quiere averiguar en voz baja al oído de la chica, pero para su mala suerte puedo escucharlo y no necesito que me presenten, yo lo puedo hacer solo.

―Así que tú eres Drew. Bien, soy Wesley Reed, jugador y capitán del equipo de béisbol. El tutor me ha mandado a tomar unas cuantas clases extras ―me presenté haciendo alarde de mi alto cargo.

El rostro de Drew se agrió, pero al instante regresó a su rostro inexpresivo.

―Exjugador, Wesley, según lo que me entere. Y no son unas cuantas clases, son todas porque has suspendido la mayoría de las clases ―me corrigió enarcando una ceja que se asomaba por sus lentes.

Tengo que admitir que ver sus lentes me distraía muchísimo.

―Debo decir que me sorprende saber que estás aquí ―continuó serio―. El pase te lo dieron hace una semana y apenas hoy apareces.

Levanté mis hombros sin importarme y recordé que no podía verme.

―Estaba ocupado.

Drew asintió sin parecer convencido, sin embargo lo dejó pasar.

―¿Qué-qué- qué haces tú aquí? ―soltó de pronto un chico tartamudeando. Y tras de él, varios más, ahora sí el salón estaba completo pero...

―¿Dónde estaban o de dónde salieron todos ustedes? ―cuestioné desconfiado.

Sin embargo, ellos pasaban su vista alternando de mí y de la foto detrás de mí. A lo que me recuerda... ―¿Qué significa esa foto Mía en la pared? ¿Este es acaso un club encubierto de fans míos?

La chica albina empieza a reír a carcajadas. Y yo la miro inquieto, sí que son raros.

―Sabe hacer bromas ―dice la chica. Drew solo niega con su cabeza y suspira.

―Bien, Wesley. Entrégame tu pase y toma asiento ―se lo doy extrañado, esperando que responda mis preguntas, pero nadie lo hace y me siento ofendido―. Todos tomen asiento, chicos, que ya vamos a comenzar.

El club de los InadaptadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora