Capítulo 21.

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Hoy este capítulo es para mia_028, muchísimas gracias por todos tus comentarios y apoyo a los chicos del aula I 💛 estoy segura que así como los quieres, ellos te quieren igual✨



Estaba paralizado.

¿Cómo siquiera podía respirar?

Dejé caer el bate por inercia, sin poder sostener nada en mi mano por más tiempo.

―Aquí es donde tienes que correr, Wesley ―exclamó Ramsés, sonriendo desde su basé.

―¡Corre, Wesley! ―gritó ahora, Caroline, emocionada.

Miré a Drew que tenía plasmada una sonrisa de lado en su rostro, satisfecho. No podía moverme. Él sabía lo que hacia, lo supo desde el inicio.

―¡Tienes que correr, Wesley! ―me gritaba Lutzia, tratando de sacarme de mi trance. Puesto a que, Violeta iba tras la pelota.

Sacudí mi cabeza, aun asombrado y corrí.

Corrí como si nunca hubiera corrido y empecé a reír. Sentir el viento golpeando mi rostro de nuevo, me hizo sentir feliz. Como si nada hubiera cambiado.

Esbocé una tonta sonrisa, mientras me reía y no podía quitarla, ni quería. Mis ojos se empañaban mientras pasaba la primera base sin dificultad y pude escuchar los aplausos emocionados que soltaba Lutzia desde esa base.

Pasé por un lado de Drew y de nuevo, escuché el sonido de sus palmas golpeando en un aplauso, y su sonrisa no se borraba.

De pronto, me encontré corriendo con facilidad por las bases y ellos aplaudiendo mientras pasaba cada una. No tenía ni idea de qué significaba esto, pero las lágrimas ya brotaban en mis ojos.

¿Hace cuanto no estaba haciendo lo que me gustaba?

Podía morir aquí mismo, y estaría completamente feliz.

Ellos me hicieron feliz.

Me estaban haciendo feliz.

Y ahora me sentía miserable y ruin.

Cuando llegué a la última base sin problema, aunque también estaba seguro de que simplemente me dejaron correr, no me pude detener.

No quería que esto parara, quería que esto durara hasta que mi corazón sanara. Pero la falta de condición que ahora tenía, el dolor en mi pecho por el llanto reprimido y la visión borrosa por mis lágrimas acumuladas, exigían que parara.

En cuanto me detuve en el medio del campo, mis rodillas se doblaron y dieron de bruces contra la tierra. Me senté sobre mis tobillos, agachando mi cabeza, con mi pecho subiendo y bajando por mis respiraciones aceleradas, pero mi risa nerviosa seguía.

Escuché los pasos de ellos acercándose hasta mi lugar.

―¿Está bien? ―preguntó Violeta a sus amigos, en su voz se podía escuchar la confusión a mi actitud, y la entendía, hasta yo estaba confundido con lo que sentía y pasaba en este momento.

―¿Wesley? ―preguntó preocupada, Lutzia. Bajándose a la misma altura.

La pude contemplar borrosamente y mi corazón latió con más fuerza. Me abandoné con fuerza hacia atrás, estampando mi espalda en la tierra del campo.

Y no lo pude impedir más, comencé a llorar. Notaba el acúmulo de una combinación explosiva de emociones contradictorias. Intente tapar mis ojos con mi antebrazo, pero la mano de Lutzia me detuvo al momento. Esbozaba una sonrisa triste al verme, pero no dijo nada. Simplemente, aun inclinada, recostó su espalda a un lado mío, con su mirada en el cielo y pude sentir el roce de su meñique contra el mío.

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