Capítulo 01

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DeJun mordía insistentemente una de sus uñas mientras miraba su teléfono.

Cuando se daba cuenta, dejaba de hacerlo. Pero luego, tan pronto bajaba la guardia, lo hacía otra vez.

– Me estás poniendo nervioso – habló su amigo junto a él.

Estaban en la biblioteca, se suponía que estudiando, pero él estaba demasiado distraído para hacerlo.

Se giró y lo miró dubitativo antes de suspirar rendido.

Era Hendery. Él podía confiar en Hendery, ¿no?

Sin pensarlo mucho, después de haberlo pensado mucho, extendió su teléfono desbloqueado y se lo mostró al menor.

– ¿Qué piensas de él? – señaló una fotografía.

El otro tomó el aparato y se dedicó a analizarla.

En ella, habían varios hombres usando un traje. Parecía que estaban en un evento o algo así, todos sosteniendo copas de champagne.

– Hay cuatro tipos aquí y el del centro no cuenta – se encogió de hombros.

– El de la derecha –

– ¿Tu derecha o la mía? –

– Olvídalo – rodó los ojos.

– DeJun – hizo un puchero.

– Bien – suspiró, señalándolo con el dedo – éste de aquí –

El mayor sonrió complacido antes de observarlo.

Estaba lindo. Mucho más que eso. Parecía varonil, fornido y elegante. Para nada su tipo, pero definitivamente el tipo de su amigo.

– Está bien – aseguró con una mueca de aprobación – me gusta –

– ¿Y ves el problema? –

– Lo veo – asintió – ¿te gusta o algo así? ¿Es tu novio? ¿Amante? –

DeJun resopló una risa.

– Si fuera alguna de esas cosas no estaría aquí perdiendo mi tiempo contigo – negó – sólo lo había visto un par de veces, pero recientemente se mudó junto mi casa y nos visita bastante. Me la paso llamándolo telepáticamente para que me mire –

– ¿Ha funcionado? –

– Nope – se encogió de hombros – pero no perdía nada con intentar –

– Tampoco ganaste mucho – se burló – ¿y el tipo también estará hoy o...? –

– Siempre está ahí – negó abatido – trabaja con mi papá y son los mejores amigos –

– ¿Olvidas que nos invitaste a jugar videojuegos? – lo golpeó suavemente en la cabeza – podemos idear una estrategia para que te mire –

– ¿Crees que YangYang estará de acuerdo? –

– Estará encantado – asintió – y será más fácil si no le gusta a él también –

– Yo escuché eso – habló el recién llegado, sentándose junto a ellos – ¿de qué estamos hablando? –

– De mi futuro esposo – respondió el mayor.

– Si es que no está casado ya – añadió Hendery, tristemente.

– Cierto – bufó – él debe estarlo. Como, es hermoso. Claro que es casado. Aunque no conozco a su pareja. Nunca he visto a nadie más en su casa –

YangYang les arrebató el teléfono y se dedicó a ver la fotografía también, antes de sonreír.

Confiado, lo dejó al centro de la mesa, levantó el dedo índice en el aire y lo fue bajando lentamente con movimientos circulares.

DeJun apretó los ojos y Hendery cubrió su rostro con ambas manos, no queriendo ver pero haciéndolo de todos modos.

– Por favor no – pidió el mayor, contrayéndose.

El dedo de YangYang aterrizó finalmente, haciendo a Hendery levantarse de su asiento para asomarse a ver.

– ¿Ya eligió? – preguntó DeJun, aterrado – ¿es el mío? Dime que no es el mío –

Su amigo sonrió.

– No lo es – se sentó, mucho más relajado – es el de la orilla –

DeJun se apresuró a tomar el aparato para ver de quién se trataba antes de hacer una mueca de alivio, seguida de una de desinterés.

– Está bueno. Se acaba de divorciar –

– No me digas – canturreó YangYang – háblame más de él –

– Para tu suerte, creo que sí sale con chicos menores, por que mi papá y los demás siempre bromean con que me aleje de él –

– Tal vez es un cazador, Yang – negó Hendery – no lo vale –

– Está usando un reloj más caro que nuestra casa, se ve interesante y está como quiere – arqueó una ceja – ¿cómo es que no lo vale? –

– ¿Por qué no aprendes? – reprochó – deberías cuidar tu corazón en lugar de seguir saliendo con hombres mayores –

– No lo escuches. Él está con su soledad y no necesita de nadie para ser feliz, por eso no quiere que nadie más lo sea –

– No es cierto, pero que bueno que lo mencionas – se levantó, tomando su mochila del suelo – tengo que encontrarme con el chico nuevo. Me pidió que le mostrara la escuela –

– Sólo quieres manosearlo – acusó YangYang.

El otro se encogió de hombros.

– ¿Lo has visto? Hace que mis manos se muevan por sí mismas – sonrió complacido – nos vemos –

El par, una vez solos, resoplaron divertidos.

Al menos uno de ellos podía obtener lo que quería sin consecuencias.

– Bien, supongo que llegará después – se levantó DeJun, tomando su mochila – vamos a casa, tengo hambre–

El menor asintió y se levantó también.

Parecía pensativo.

DeJun palmeó su espalda y comenzó a conversar de cualquier cosa para llamar su atención.

Hendery tenía razón. YangYang debía aprender a cuidar su corazón.

Tenía una aparente debilidad por tipos exitosos que siempre terminaban siendo horribles patanes.

Su amigo pretendía ya no sentir nada cuando las cosas terminaban, pero ellos lo conocían. Sabía que estaba lastimado.

Odiaban que pretendiera no estar triste cuando, obviamente, lo estaba. Odiaban más que siguiera buscando a ese tipo de personas en su vida.

Mayores que él, probablemente casados, siempre ocupados.

Resopló.

Que ironía.

Tal vez debería aprender una cosa o dos.

Ya pueden comenzar a hacer suposiciones de quiénes se trata.

BetchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora