– ¿Entonces a esas cosas te refieres cuando dices que sigue yéndose sin ti? – preguntó divertido, caminando por el pasillo hacia su salón.
– No sólo eso. El maldito estaba dormido cuando llegué – negó Hendery – un perro me persiguió tres calles y él ni se enteró –
– Voy a fingir que no están hablando de mí como si no estuviera aquí – hizo un puchero, abrazando a su amigo – lo siento, es que quería estar a solas con él –
– ¿Al menos conseguiste su número? –
– Aún no – lo soltó – pero averigüé un par de cosas –
– ¿Como qué? –
– Como que no es una persona muy profunda o sentimental, y parece tener una pequeña adicción a su trabajo –
– Vaya investigación – se burló el mayor de los tres.
– ¿Y qué descubriste tú? – enfrentó YangYang – ¿al menos conversaste con él cuando nos fuimos? –
– No – admitió abatido – pero apenas y tuvimos tiempo. La única vez que lo vi fueron breves minutos en el comedor. Luego el otro chico llegó y se lo llevó con él –
Hendery siseó descaradamente.
– Shotaro – mordió su labio inferior.
– Hendery, por favor no ensucies a ese pobre chico –
– No puedo prometer nada – se encogió de hombros – ¿y luego? ¿No lo viste cuando llegó a casa? –
– Síp – asintió desganado – unos minutos después llegó su pareja. Aunque a él nunca lo he visto –
– Entonces sí era casado – hizo una mueca – Jun, ¿de verdad estás dispuesto a meterte entre un matrimonio sólo por una estúpida apuesta con Yang? –
– No apostamos nada tan bizarro – rió – sólo tengo que conseguir su número. El que lo haga primero gana y listo –
– Hablando de eso – dijo el menor – ¿tu papá tiene mi número? –
El otro frunció el ceño.
– Creo que sí, ¿por qué? –
– Sólo pregunto – se encogió de hombros.
Hendery lo miró extrañado, y luego a DeJun, que lo veía de igual forma.
No sabía qué se traía entre manos, pero era YangYang. No podía ser nada bueno.
– ¿Ya nos dieron la fecha? –
– Sí – asintió distraído – ¿no te llegó el memo? –
– No – miró hacia afuera de la oficina – voy a despedir a mi secretario –
– No seas tan duro con el chico – rió el mayor, levantándose de la larga mesa para estirar las piernas.
– En serio, Yuta. Ya han habido más de seis mensajes urgentes que no me comunica –
– Señor – llamaron a la puerta – el señor Qian ya llegó, ¿lo hago pasar? –
– Por favor – asintió el japonés, sonriendo triunfal – ¿ves a mi chico? Él es un buen secretario –
– Te lo cambio – rodó los ojos, levantándose también.
– ¿Puedo saber desde cuándo tengo que ser anunciado? – reclamó Kun, entrando a la sala de juntas – ustedes me llamaron –
– Para que prepararas tus alegatos – explicó el japonés, dejando caer un gran legajo sobre la mesa.
– ¿Yo? – los miró incrédulo – ustedes fueron quienes rechazaron el trato –
ESTÁS LEYENDO
Betcha
FanfictionA DeJun le gusta el amigo (casado y prohibido) de su papá. Es tan incorrecto. Y él es un buen chico. No debe hacer nada malo. Al menos hasta que le cuenta a sus amigos, YangYang y Hendery. Ellos hacen una apuesta. Sólo debe conseguir su número y g...