Capítulo 08

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YangYang iba con los brazos cruzados y en completo silencio.

Si no fuera por el estéreo del auto, probablemente no habría ruido en absoluto.

Había estado dispuesto a mandar al diablo al mayor hacía unos minutos, pero seguía teniendo su juego. Él había ahorrado para comprarlo. No podía perderlo en manos de un cretino.

– ¿Quieres... –

El menor no lo dejó terminar cuando subió el volumen de la música, interrumpiendo lo que sea que fuera a decir.

Yuta suspiró cansado.

Obviamente estaba enojado con él. Si pensaba en la llamada de esa tarde, sí había sido bastante idiota.

– Yang... –

No respondió.

Intentó en vano no molestarse por eso. Pero, tras un matrimonio fallido, había aprendido una cosa o dos, así que pensó que al menos el otro merecía una explicación de por qué se había portado como idiota.

– Escucha. Puedes ignorarme si quieres, pero aún así lo diré. Lo siento, ¿bien? Por haberme portado así. Mi abogado me envió un mensaje y al parecer mi ex sigue obsesionado con hacer mi vida un infierno, así que tenía que arreglarlo y por eso estaba de mal humor cuando te llamé –

El otro lo miró aburrido.

– ¿Acaso eso es mi culpa? – entrecerró los ojos – dame mi Switch –

Yuta bufó, estacionándose junto al edificio donde vivía el menor.

Sabía que no había sido exactamente grosero con su selección de palabras, pero había expuesto claramente sus intenciones con él, por lo que haberlo tratado como si no significara nada probablemente había dolido.

Casi reía.

Jungwoo habría arreglado eso sacándolo de la casa y cerrando con llave.

Ahora mismo estaría dormido en el jardín, no ofreciendo disculpas a un niño.

Sonrió. Eran tan diferentes.

Y pensando en ello, suponía entonces que si Jungwoo era una pesadilla, YangYang debía ser una especie de sueño hecho realidad.

– De verdad me gustas –

– No sonabas como si te gustara esta tarde –

– Sé que no – rodó los ojos – en serio lo siento por eso. Bajo ninguna circunstancia tú debiste pensar que me gustas ni un poco menos de lo que lo haces –

– Pues no sé que estás haciendo, pero lo estás haciendo mal –

– Tienes razón – asintió de acuerdo – ¿qué te gustaría que hiciera? –

– Todo – frunció el ceño – empieza por devolverme mi Switch –

– Cuando termine de convencerte voy a tirar esa cosa – gruñó, alcanzándole el estuche.

– Gracias – se lo arrebató, saliendo del auto y azotando la puerta.

Una vez solo, Yuta negó divertido.

Ese chico era inusualmente difícil.

Inusualmente difícil y totalmente atrayente.








– ¿No habías dicho que te dejaron dinero para cenar? – preguntó mientras lavaba su plato.

– Prefiero la comida casera – se encogió de hombros, mirando al otro desde su asiento – ¿te gustó? –

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