Capítulo 29

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– ¿Entonces a tus papás no les importa? – preguntó Hendery, inspeccionándose en el espejo.

DeJun no pudo ocultar su sonrisa boba, pese a que lo intentó.

Esa noche tenían que trabajar. La semana pasada no habían tenido que hacerlo, por lo que esa era la primera vez en el año que se veían.

– Es tan genial – se estiró en la cama de su amigo.

– Fue muy valiente de su parte enfrentar a tu papá. Le concedo eso – asintió Jeno, acostándose junto a él – Do le dio muchas vueltas al asunto y terminó huyendo por semanas –

– ¿Qué puedo decir? – se encogió de hombros – mi hombre es el mejor –

– Shotaro es el mejor – contrapuso el mayor, dejándose caer del otro lado de DeJun – eso es seguro –

Los tres suspiraron enamorados.

Luego, ninguno dijo nada.

– ¿Cómo está... –

– Bien – respondió Hendery – no irá a trabajar –

– Lo sé – asintió Jeno – quiero tanto hablar con él –

– Él quiere hablar con ustedes, pero apenas anoche conseguí que durmiera. No quiero despertarlo –

– Debemos estar para él cuando lo haga – susurró – debemos darle nuestro apoyo emocional –

– Debemos – asintió el mayor, de acuerdo con eso.

– ¿No se ha atrasado con la renta estos días? – preguntó DeJun – podemos ayudarle a pagarlo si no está yendo a trabajar –

– No se preocupen por eso – rió – está cubierto. No ha gastado más que lo necesario del dinero que envía su papá y Yuta sigue enviando el cheque de la renta puntual cada mes –

Jeno frunció el ceño, incorporándose para mirarlo.

– ¿Yuta paga su renta? –

– Desde que empezaron a salir – asintió – y desde hace unas tres semanas ha enviado cajas con despensas – suspiró – nunca había comido tan bien desde que llegué a este país. A veces él envía costosas cenas también –

– ¿Y a YangYang no le molesta? –

– No creo. No se ha quejado –

– Si me preguntan a mí, él se lo debe – opinó DeJun.

– Le debe mucho más que eso – asintió el mayor, levantándose de su cama – pero ya hablamos suficiente. Es hora de irnos –

Los otros dos soltaron un quejido, pero lo siguieron de todas maneras.

Mientras bajaban la escalera entre conversaciones vagas, los tres pensaban lo mismo.

¿Sería tan malo si regresaban? ¿Sería algo tonto de YangYang perdonarlo?

No lo creían, pero cualquiera que fuera la decisión de su amigo, ellos la apoyarían.

Para eso estaban.







Por primera vez desde que le había confesado el amor hacia su hijo, Jaehyun estaba a solas con Kun fuera del trabajo.

Bueno, no a solas, pero DeJun no estaba presente en esa ocasión.

Sólo estaban él, Kun, Yuta, y Taeyong.

Y por extraño que fuera, las cosas no se sentían diferentes en absoluto. Seguían siendo los mismos amigos de antes. Siempre y cuando el menor no estuviera alrededor.

Si lo estaba, entonces Kun lo miraría mal y lo trataría como a algún yerno insuficiente.

– ¿Tienes un cinco? – preguntó Yuta.

– Sí –

– Mierda – soltó sus cartas – estoy fuera ¿Por qué carajo pedí un cinco? –

– Amigo, concéntrate – regañó el chino – ¿problemas en el paraíso? –

– No recientemente – rió – por cierto, ya me divorcié –

– Por fin – exclamó YoonOh – deberíamos celebrar –

– Nada de streapers – espetó Kun, con la mirada en su jugada – ni clubes raros –

– Iba a sugerir una cena costosa en un restaurante árabe, pero bien –

– ¿Aún no confías es tu yerno? – se burló Yuta, encendiendo un cigarro.

– Me temía que fuera como tú – contraatacó.

El otro resopló divertido, dejando salir el humo en el proceso.

Pero había algo inusual en él. Algo que todos notaban.

– Cariño, ¿cómo estás? – preguntó Taeyong, llevando su mano a la nuca del contrario para acariciar su cabello – ¿hay algo de lo que quieras hablar? –

– Estoy bien, dulzura – lo tomó de la muñeca para depositar un suave beso en su palma – no te preocupes por mí –

– ¿Por qué siempre manoseas a mi esposo? –

– Por que es bonito y no te lo mereces – respondió con simpleza.

– Yuta, Kun es un excelente esposo – opinó YoonOh.

– Sólo lo defiendes por que ahora es tu suegro – rió – pero supongo que sí. Es el único de nosotros que no se ha divorciado –

El menor parpadeó perplejo.

Hasta ese momento, nunca lo había pensado así.

– Que miedo – bromeó Taeyong – por cierto, ¿cómo terminó todo con Jungwoo? ¿Mejor? –

– A veces hablamos – asintió – ahora me envía galletas sin animales, lo cuál es un pequeño avance –

– Pero todavía tienes sus pequeñas estatuas de decoración – dijo esta vez Kun.

– Las necesito mas yo que él –

– Ni siquiera tienes jardín – rió YoonOh.

– ¿Qué es esto? – los miró a todos – ¿el día de atacar al buen amigo Yuta? –

– Ya, lo siento – suspiró – pero en serio, nos alegra que estés bien –

– Ajá – asintió.

Los otros tres intercambiaron miradas.

Estaba bien, ¿verdad?

Como se veía bien. Actuaba igual que siempre, bromeaba y trabajaba normal.

Él no les había dicho nada de su reciente ruptura. No les había dicho tampoco que no estuviera sintiéndose brillante esos días. Todo lo que sabían era gracias a DeJun. Pero, ¿cómo iban a preguntar si su amigo no se los contaba?

– O al menos te ves bien – comentó Taeyong.

– Gracias, Tae – sonrió – estoy genial –

¿No? ¿Nada?

Mierda. Yuta de verdad era difícil de leer.

Al menos para ellos.

Últimamente, solamente habían dos personas con las que Yuta podía o quería hablar de lo que le había pasado.

Confiaba en ellos.

Tal vez más de lo que debía.

Oficialmente le quedan 10 capítulos a la historia 🎉

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