La situación ya era bastante estresante por sí misma. El viaje había sido un dolor de cabeza. Pero, al parecer, la vida no pensaba que ese fuera suficiente sufrimiento para él.
No. Podía ponerse peor.
Cuando estaba en America, lo llamaron para avisarle que los idiotas de sus empleados habían jodido un caso de indemnizaciones. Estaban hablando de millones.
Nada que no pudiera solucionarse, claro. Pero ¿por qué tenía que arreglarlo él?
Tuvo que tomar de urgencia un vuelo transatlántico de 18 horas. Llegó a las 4 de la mañana del 30 de diciembre y fue directamente a la oficina.
Era el único en todo el jodido edificio, además del guardia de seguridad del turno nocturno.
Doce horas después se sentía enfermo.
La cabeza le dolía mil infiernos, estaba hambriento y a un parpadeo de quedarse dormido. Pero no podía dormir, comer o hacer cualquier maldita cosa hasta que pusiera todo en orden.
Por suerte para él no le faltaba tanto y YoonOh, por alguna extraña razón, le había ofrecido ayuda. Estaba a punto de llegar, así que de ese momento en adelante todo sería un poco menos doloroso.
Casi se lanza por el ventanal cuando escuchó el timbre de su teléfono. No quería hablar con nadie.
– Nakamoto – respondió de mala gana.
– Hola, bebé – saludaron del otro lado de la línea – ¿tuviste un mal vuelo? –
El japonés sonrió suavemente.
Ok. Tenía que admitir que escuchar esa voz aligeraba un poco la carga.
– En realidad llegué anoche –
Escuchó al menor jadear.
– ¿Y por qué no viniste a casa? – sonaba preocupado.
– Por que tenía unos asuntos urgentes que resolver –
– Al menos dime que dormiste unas horas –
El mayor suspiró.
– No tengo tiempo para eso, Yang –
– ¿Y comiste ya? –
– La verdad no – admitió – te prometo que cenaré cuando tenga tiempo, pero hoy tengo que trabajar –
– Yuta – pidió con cierto tono de voz.
Uno que al japonés le irritaba mucho. Uno con el que estaba inquietantemente familiarizado.
– ¿Qué, YangYang? – negó – ¿Qué quieres que haga? ¿Que mande todo mi avance a la mierda? ¿Es eso? –
– Quiero que dejes de descuidarte así – reclamó – me importas. No puedes ir allá y hacer con tu salud lo que te plazca. Vas a enfermar y eso puede terminar mal –
– Ya sé. Ya escuché eso antes –
– No – murmuró herido – no digas eso, bebé –
– Todos me lo dicen – gruñó – ¿pero entonces qué? ¿Ustedes van a trabajar por mí? ¿Vas a hacerlo tú? ¿Mi ex? –
– Deja de hablar de esa manera. Si te lo decimos es por que nos preocupas –
– Por favor, hoy no. No me hagas esto. Estoy cansado, estresado, y lo último que necesito es que estés sobre mí. No me fastidien con esa basura de supuesta compasión –
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Betcha
FanfictionA DeJun le gusta el amigo (casado y prohibido) de su papá. Es tan incorrecto. Y él es un buen chico. No debe hacer nada malo. Al menos hasta que le cuenta a sus amigos, YangYang y Hendery. Ellos hacen una apuesta. Sólo debe conseguir su número y g...