Capítulo 21

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Entonces tengo que ir por la vida deseando cosas dulces. Al menos hasta media noche o weihnachtsmann no traerá nada lindo para mí

Jaehyun soltó una risa suave.

Estaba a punto de cocinarse una de esas cenas de microondas cuando Yuta le llamó para desearle felices fiestas y, por qué no, quejarse un poco.

Era 24 de diciembre.

Primera vez en años que no la pasaba con Sicheng.

Éste lo había visitado temprano y le había ofrecido ir a la bonita fiesta a la que irían él y su amigo Lucas, pero prefirió quedarse en casa solo. Sentía que, si había mucha gente alrededor, no podría lidiar con su melancolía en paz.

– ¿Y qué se supone que es weihnach... eso? –

No tengo idea – rió – pero está bien. Él se ve feliz, ¿sabes? Como, esperaba una noche tranquila a solas con él, pero terminó trayendo a su amigo Hendery a pasarla con nosotros –

– Que doloroso – se burló.

Lo sé pero, por extraño que parezca, no me molestó en absoluto. Estoy en ese patético punto en que, si lo veo sonreír, es más que suficiente –

– Estás perdido –

– Y mucho – rió – como sea, me tengo que ir. YangYang me hará usar uno de esos ridículos sweaters navideños y, como recompensa, me permitió escoger primero –

– Suena agradable. Y sabes, quitando las leyendas escalofriantes de su infancia –

Y que lo digas –

Luego, pareció titubear.

Jaehyun lo notó, claro.

Ya lo veía venir. Una de esas compasivas invitaciones que había estado recibiendo toda la semana.

Incluso Shotaro le había comentado de una pequeña celebración en el complejo en el que vivía. Y estaba seguro que no le agradaba al chico.

Así que... ¿estás seguro que no quieres venir?

Ahí estaba.

Intentó con toda su disposición no desanimarse por lo obvio que era para todo el mundo que estaba hecho mierda.

No lo estaba logrando.

– Estoy seguro, hermano – asintió para sí mismo – no te preocupes por mí. Disfruta mucho a tu chico... y a su amigo –

Lo voy a intentar – suspiró – bien. Supongo que nos vemos, entonces. Y Jae –

– ¿Sí? –

Feliz navidad –

Perfecto. Eso sí había sonado sincero.

– Feliz navidad, Yuta –

Luego de despedirse por otro rato y cortar la llamada, Jaehyun decidió que no tenia hambre.

O sí la tenía, pero ya estaba bastante triste sin tener que comer algo que esperaba que fuera bueno para que, al final, resultara no serlo.

Negó.

Apagó todas las luces de la planta baja de su casa y, a punto de subir al segundo piso, alguien tocó la puerta principal.

Soltó un quejido bajito.

Ya había donado a todo el mundo. ¿Qué podían esperar de él ahora? ¿Por qué no podía disfrutar su solitaria y triste navidad en paz?

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