La habitación sin tiempo (II)

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—No sé por qué te eligió Hícari para que seas su vasija.

Me despierto al escuchar esa voz. Estoy en un pupitre marrón. Me retiro las lagañas; la habitación es completamente blanca, sin cuadros, sin nada. Solo yo, mi pupitre y la señora baja, de tez morena, cabello ondulado rosado, un vestido largo y amarillo. Parece que levitara porque no se le ven las piernas.

—No es correcto que duermas en nuestra primera clase —señala con seriedad.

—¿Cómo llegué aquí? —pregunto desperezándome. Miro con admiración el lugar desolado.

—Como lo has hecho siempre, en los sueños, muchachito.

—Mi nombre es Luke, señora —espeto molesto.

—Para mí eres la reencarnación de Hícari, el nuevo guardián de los sueños.

—Como sea, pero prefiero que se me llame por mi nombre.

—Muchachito, tu nombre es lo que menos debería preocuparte, ¿sí? Tuviste la gracia de conocer a Azura antes de tiempo y tienes que entender que todo lo que sucede no es un juego de niños. Edaxnios cada vez se esta volviendo más poderoso y cuando su poder se complete, estaremos en graves problemas. Mientras tanto la única persona que puede derrotarlo, es un muchachito debilucho que se preocupa por su nombre.

—Edaxnios no podrá derrotarme cuando todo mi poder se exprese, cuando ese tal Hícari aparezca.

—Muchachito..., muchachito, no tienes la menor idea de lo que hablas —niega con su cabeza y comienza a levitar por encima de mi pupitre—. Esta vez Hícari eligió mal su vasija.

—¿Cómo sucedió con Marcus?

—¿Cómo es que lo sabes? Azura no debió contarte eso, pero ella jamás puede mantener la boca cerrada.

—¿Qué hago aquí? —interrogo cruzándome de brazos.

—Esta es la habitación sin tiempo, un lugar donde aprenderás todos los conjuros, todas las debilidades de los demonios y toda la historia de Edaxnios. Buscaré como hice con todos los guardianes y las guardianas, encontrar tu fortaleza y tus debilidades, y cuando salgas de aquí estarás preparado para enfrentar lo que sea. Hícari, sé que estas ahí adentro —se acerca y da dos golpecitos en mi pecho—, perdón por si tienes que volver a escuchar todo, pero tu vasija lo necesita.

»Este lugar fue creado por mí para mantener alejado a todos, desde los agentes de Coelum, llamados Shinshi, hasta los demonios. Nadie entra ni sale, sin que yo lo decida. Aquí podrás lanzar tantos conjuros como quieras que esta habitación se mantendrá intacta. Podrás dormir, comer y bañarte, sin que nadie se entere. Podrás pensar, soñar, crear a tu gusto, que yo no te diré nada. Soy recta, me gusta el orden, pero aquí tendremos que trabajar los dos, porque si algo sucede, los dos terminaremos muertos. Mi nombre es Dorothy, la profesora de conjuros, creación y luminosidad. Vivo en este mundo hace cinco milenios y desde que me crearon he combatido las peores cosas que te puedas imaginar. Según me dijo Sunshine antes de ser encarcelada, tú viste la forma de sombra de Edaxnios y batallaste en la habitación sin salida contra Ingnisute. La verdad, pude observar la pelea con mi bola de cristal tiempo después —en su mano derecha aparece la bola ennegrecida y del tamaño de mi cabeza—. No pensé que pudieras salir con vida, no obstante, parece que Hícari te quiere como su vasija por eso dejó emerger parte de su poder. ¿Temes perder tu identidad?

—Por supuesto —respondo nervioso.

—Eso no sucederá... Hícari vio tu alma pura y sufrida, antes de que nacieras, y decidió que tenía que unirse para crecer en tu cuerpo. Sé que te dije debilucho, lo eres —deja la bola de cristal para dar golpecitos en mis brazos con sus ojos bien abierto y con mucha atención—. A pesar de debilidad, en este lugar no se gana una batalla con la fuerza, sino con inteligencia. Debemos fortalecer esos músculos muchachito, hay conjuros que necesitan de valentía y saber sostener la energía que brotará de cada célula de tu cuerpo. Mira —chasquea los dedos y la habitación ya no es blanca sino que parece que estuviéramos en un infierno completamente en llamas: todo arde, todo ha sido destruido y solo los huesos de lo que parecen ser animales señalan lo que sucedió—. Este era un planeta que tuvo vida, cada animal, cada ser vivo vivía en paz y en comunidad. Este lugar era llamado: el planeta verde, y fue destruido por Ingnisute al querer absorber lo que él consideraba energía vital. Pero nada llenaba su apetito, por supuesto, al no existir almas, no existían las emociones que lo alimentan, que es el dolor y la venganza. Edaxnios le ordenó destruir todo, y así es como —se silencia, se aleja, colocándose de espaldas a mí—, mi planeta quedó en el olvido. Nada podrá volver a ser como antes, y morí, en manos de Ingnisute, me quemó con su conjuro más poderoso... Pero como te dije fui resucitada, y mi salvadora fue la princesa Tai.

El guardián y el mundo de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora