Caigo en un campo de margaritas y aves que revolotean en el aire como lo hacen los buitres. El cielo es celeste resplandeciente, la brisa tenue y reconfortante. Algunos conejos y ardillas pasan cerca de mis pies y les sonrío, me siento en paz. Camino llevando mi mano a la espalda y no está, ni el collar, ni la llave, ni siquiera mi túnica. Soy Luke, el de la vestimenta sucia y con el cabello revoloteado y grasoso.
Mi cuerpo pesa más que en el mundo de los sueños, mis pasos son más profundos y cansadores. El sudor más pegajoso. Sin embargo, ver las margaritas blancas y amarillas, con sus tallos finos y fuertes, me entregan paz. Es como volver por unos momentos al invernadero.
Las aves dejaron de revolotear y se han posado sobre las ramas de un viejo nogal. Su canto es ansioso y agudo, como si fuese un gran coro nervioso por la presentación en un teatro colmado. Me acerco al árbol a recoger las pequeñas nueces envueltas en sus cascaras verdes y duras, amaba cosechar los nogales que estaban a un kilómetro de mi hogar. Mi padre nos levantaba antes que saliera el sol y durante nuestras caminatas nos narraba las propiedades del fruto seco; nunca le di mucha importancia por mi enojo a madrugar, y ahora estoy arrepentido de saber que jamás volveré a tener esas mañana llenas de amor y aventuras.
Vuelvo sobre mis pasos y me siento en una piedra lisa, dejando que mi dolor fluya hasta el piso y se aleje de mi corazón lastimado. Cierro mis ojos intentando recordar cada rostro de mi familia: la sonrisa de mi madre, el mentón de mi padre, los ojos verdes de mis hermanos.
—El dolor es un aguja que se clava en el centro del corazón y nunca, ni en el mejor de los días, uno se lo puede sacar —dice una voz detrás de mí.
Me doy vuelta para observar quién me habla, y es una mujer joven con un vestido de novia que le llega hasta los tobillos, con pequeñas manchas rojas y está rasgado en su hombro derecho, como si alguien hubiese intentado quitárselo a la fuerza. Sus pies estan sucios con costras de barro seco; sus manos pulcras con uñas largas y pintadas de color sepia. Su rostro joven, sin tantas arrugas, tiene la definición de dolor y de angustia. Sus ojos son grisáceos y tristes.
—Bienvenido a mi lugar —continúa al ver que no digo nada por mi sorpresa—, soy Mort y he decidido que era momento que nos conozcamos antes de que termines con tu travesía.
—¿Tú eres...?
—Ciega, sí —responde con una leve sonrisa—, pero no creo que eso sea un impedimento, tú no eres un discriminador patológico ¿o me equivoco?
—No... nunca haría eso... pero mi pregunta era si...
—Sí, fui la creadora del Bosque Tramposo, de Arbor, del Cementerio Olvidado y la Montaña Escondida, entre otras cosas como las almas de los humanos. También soy la hermana de Zor, una de las personas más buscada por los demonios y Edaxnios. Logré escapar de sus garras, no quería seguir creando desolación para sus divertimentos y tuve que tomar esta forma para no ser detectada.
—Un gusto conocer a una hechicera tan poderosa —hago reverencia con mi cabeza—. Perdón que a veces sea insolente o ignorante de lo que sucede en este lugar. Son tantas versiones de los mismos hechos que no llego a comprender nunca que es lo que de verdad sucede.
—La historia nunca es completa, depende de que boca salga, pero no estamos aquí para hablar de la creación del mundo de los sueños, sino de tu misión.
—Salvar a las almas puras —me apuro en decir.
—Entre tantas otras que irás conociendo a través de tu travesía. He visto todo lo que has logrado hasta el momento y fui la única que jamás dudó de tu potencial. Yo —gira su cabeza hacia el nogal—, era discriminada por ser mujer, por ese simple hecho no podía ejercer la magia que corría por mis venas desde mi nacimiento. Pero mi hermano, siempre estuvo en contra de las leyes universales y por lo tanto me entrenó como su par. Tú, Luke, fuiste discriminado y separado de tu grupo social solo por ser delgado. Vi tu pasado, triste y desolador, y tu futuro difuso y un tanto prometedor. No debí ingresar al palacio flotante para conocer tu destino, eso está penado con la muerte, sin embargo, no quería dejarte solo en tu viaje. Tus protectoras deben cumplir con las leyes que rigen en Coelum y si hacen algo fuera de esos dictámenes, pueden morir, condenándote a ti.
ESTÁS LEYENDO
El guardián y el mundo de los sueños
FantasyDurante siglos y siglos, los humanos creímos que los sueños y las pesadillas eran la creación de nuestra mente, sin embargo, detrás de ellos se esconden los peores y más perversos planes del Dios oscuro: Edaxnios. Las almas más puras se verán en pel...