Viajo por un lugar oscuro hasta caer dentro de un volcán. Ahora, mientras estoy parado en una roca que se mueve por la lava que la mantiene a flote, puedo divisar a un Hellish, la bestia preferida de Ingnisute. Sus tenazas golpean cada dos segundos y cuando el eco se silencia, la bestia vuelve a producirlo. Por más que sea una ilusión, tengo bastante miedo.
«Busca la debilidad y ataca. Los Hellish son bestias tontas que no razonan, que solo quieren comer. A veces te atacarán, otras no, pero no creas que por más tontas que sean, no son feroces. Recuerda que son las bestias de Ingnisute», me dijo Jerry mientras viajaba.
No es tan sencillo encontrar la debilidad de una bestia que tiene tenazas y una cola con aguijón. Su torso es negro con estrías rojizas. Tengo que encontrar su debilidad, pero debería arrojarlo a la lava, dando el asunto terminado. Nada puede salvarse del líquido, que todo lo que toca, destruye.
«Recuerda dos cosas: si mueres aquí, mueres en tu mundo. Si, como escuchaste, es una ilusión pero puede ser mortal. Si necesitas crear algo piensa primero qué y libera el conjuro de la creación: adinventionem». Dijo Jerry preocupado y eso fue lo último que escuché.
Miro al Hellish, parece furioso, debería atacarlo pero aún no es el momento. Tengo que estudiar bien mi entorno, el campo de batalla, el lugar que decidirá todo. Nunca me imaginé que batallaría dentro de un volcán. Sin embargo, la parte que poseo de Hícari esta eufórica por comenzar.
La bestia se mueve de manera extraña, su cabeza sube y baja, su cuerpo se contorsiona, nunca vi algo o alguien que tuviera esa habilidad. El Hellish baja su cuerpo casi al ras del suelo y levanta sus tenazas por encima de su cabeza, su cola se mueve violentamente. Está listo para atacar.
De su espalda salen unas alas grises. Se acerca volando con furia hacia mí y logro esquivarlo arrojándome boca abajo. El Hellish gira y arremete nuevamente.
«Asesina roja, te necesito», pienso mientas esquivo saltando la nueva estampida de la bestia. Por poco no caigo a la lava. Mi rostro se ve invadido por un sudor producto de los nervios y del calor intenso que hace en esta roca candente. Por más veces que intente secármelo, es en vano, nada cambia. Mis piernas tiemblan, estoy nervioso pero eufórico a la vez.
En mi mano aparece mi leal amiga, esta vez sin ninguna llama, pero poderosa como siempre. Salto en forma vertical y me impulso. A una altura prudente, arremeto contra el Hellish con mi cuerpo acompañando la forma de la espada: mis piernas detrás, mi espalda erguida y mis brazos estirados. Si la bestia no se mueve, la traspasaré como sucedió con la armadura celestial del Jerry falso.
La asesina roja queda atrapada en las tenazas y la bestia me mueve de un lado a otro, comenzamos a girar como un carrusel a toda velocidad. Mi estómago se revuelve y me dan ganas de vomitar. Me suelta luego de veinte vueltas. Estoy desorientado pero puedo interpretar que me estoy acercando al muro, si impacto contra él, será mi final. Muevo mi cabeza, la nube que envolvía mi vista desaparece y entierro la espada contra el muro. Mis piernas se apoyan en la roca y desentierro la espada. Parece que esta batalla llevará más tiempo.
El Hellish arremete volando a toda velocidad.
—¡Adinventionem! —conjuro pensando en una roca.
Apunto mi mano hacia la lava y aparece por suerte una roca, me lanzo a ella antes que la bestia me golpee. Me sostengo a duras penas; la roca que creé se mueve de manera exagerada. Brinco, no me queda otra opción, para llegar a mi lugar inicial. El Hellish, por su lado, comienza a hacer un ritmo con sus tenazas, esta vez la melodía es más tenebrosa, el eco retumba en mis oído como los tambores de algún ritual satánico. Detrás de la bestia se eleva una cortina de lava que lo envuelve.
El Hellish desaparece envuelto en el líquido candente del volcán furioso. La lava vuelve a su lugar de una manera feroz y de ella emerge un ave formada por lava que se sitúa a espaldas del Hellish. Sus alas son enormes y gotean; su pico es deforme y donde debería haber ojos solo hay dos círculos oscuros. Las garras parecen peligrosas como cada centímetro de su cuerpo. Me mira con furia y libera un chillido agudo, penetrante y tenebroso.
El sudor que corre por mi frente me indica que si no me apuro, todo terminará mal para mí, pero a la vez me dice que tengo una gran opción de acabar con todo esto, solo tengo que concentrarme.
La inteligencia lo es todo, no la fuerza.
Me seco el sudor, señalo sonriente al Hellish con mi espada mientras él sigue con el sonido de sus tenazas y con el ave de lava a su espalda.
—¡Adinventionem!
Mis brazos se convierten en agua por un momento y luego brota tanto líquido que todo el ambiente se ve envuelto en una gran nube de vapor. Si esto no es real debería poder dar un gran salto hasta la cima que se encuentra a una altura exagerada. Doy un brinco tan alto hasta poder escapar del vapor, y el Hellish aparece a dos metros de mí, buscando escapar. El ave resurge y sé que tengo una sola oportunidad
—No es contigo el problema bestia, lo es con tu creador —me impulso con el aire para darme el envión necesario para acercarme a él. Lo traspaso con mi arma, llenándome de su sangre verde. Me doy vuelta, el cuerpo estalla, y queda flotando algo parecido a una esfera difuminada de color negra violácea, debe ser su alma.
Giro mi cuerpo, lanzo la asesina roja haciendo que se lleve el alma al volcán. Las dos desaparecen en cuestión de segundos y yo caigo con velocidad. Por suerte el ave también desapareció en un estallido brilloso.
—¡Adinventionem! —apunto a la lava para crear otra roca donde aterrizar.
Al posar mis pies en ella, me hundo en un gran agujero negro. Todo lo que sucedió parece no haber existido porque ahora estoy en un campo de girasoles que superan los tres metros.
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El guardián y el mundo de los sueños
FantasíaDurante siglos y siglos, los humanos creímos que los sueños y las pesadillas eran la creación de nuestra mente, sin embargo, detrás de ellos se esconden los peores y más perversos planes del Dios oscuro: Edaxnios. Las almas más puras se verán en pel...