El Cementerio Olvidado(VII)

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Camino furioso mientras la punta de la espada deja un surco en el suelo. Tengo muchos deseos de aniquilar a las sirenas que intentaron cocinarme. Mirakel intenta ingresa al lago pero le lanzo un rayo con mi mano libre, la levanto y con la misma electricidad creo una prisión de la que nunca podrá escapar. Nive quiere cantar, pero de un chasquido, logro sellar su boca. Nive se desespera, intenta separar sus labios y se los lastima, manchando su torso con su propia sangre.

—Las comeré y con sus sobras alimentaré al dragón gris —digo sonriente.

—Señor... señor —dice Mirakel—, queremos servirle a usted...

—No necesito de sus servicios, son seres débiles y cobardes —niego clavando la espada en el abdomen de Nive, con sus ojos sufrientes y sorprendidos se desvanece en cenizas.

—¡HERMANAAAAA! —Grita Mirakel y llora con desesperación.

—¡Qué bello es el poder que correr por este cuerpo! ¿Quién hubiese pensado que nacería es este adolescente? —Comienzo a lanzar rayos, destruir el paisaje y miro los barrotes con enojo—. ¿Allí está el dragón gris?

—No, señor —responde Mirakel nerviosa—. Allí descansa el monstruo de Ninam.

—Interesante —sonrío—; no es momento de despertarlo. Entonces, ¿dónde se encuentra el dragón gris?

—En las profundidades del lago —dice secándose las lágrimas.

—Entonces drenaré el agua y lo sacaré.

—No, señor, si hace eso, el huirá —señala nerviosa.

—Él no puede huir, no intentes engañarme o terminarás como tus hermanas.

—Señor —dice alterada—, creo que de cierto modo le han mentido. El dragón, si lo desea puede destruir las cadenas que lo tienen apresado, y decidió no hacerlo. Para su protección creó el lago y nos eligió como sus protectoras.

—Espero que no me mientas —la miro furioso—, haré lo que sea necesario para encontrarlo.

—No podrá —dice mirando hacia el lago—, el conjuro que lo envuelve no permite ingresar a demonios.

—¡No soy un demonio! —Grito—, solo soy la salvación de los tres mundos querida sirena.

—Sí, señor, lo sé, sin embargo, el conjuro no podrá distinguir la diferencia.

—Entonces tú lo buscarás y lo traerás a mis pies —le apunto con la espada.

—No puedo señor, no poseo ese poder —dice temerosa.

—¡HARÁS LO QUE YO TE ORDENE! —Amenazo furioso.

El suelo empieza a temblar, Mirakel grita con desesperación, y las rocas de las paredes caen destruyendo los jarrones que estaban a mis espaldas. El movimiento sísmico es de tal intensidad que hace que todo alrededor pierda el equilibrio con facilidad. Levito extendiendo mis brazos en forma de cruz, me siento invensible, indestructible. Y en lo profundo de mi ser anhelo destruir todo el lugar y acabar con todos los seres mágicos.

Mi mente se ve avasallada por lo que creo que son recuerdos o tal vez visiones del futuro. Estoy en una cueva con una luz que ingresa por pequeños agujeritos en las paredes que le quita lo tenebroso al lugar. Me veo a mi mismo, pero soy otro, mi espalda es violenta, mi cabeza mira hacia al suelo y mis pulmones parecen agitados, se expanden y se achican frenéticos. Al lado de mis piernas hay un gran charco de un líquido aceitoso negro y con pequeños lunares violetas. La espada oscura yace en el suelo a varios metros de mí, con grietas en su hoja y su empuñadura separada de ella. No hace falta ser muy inteligente para saber que la batalla ha sido atroz y que he sido derrotado. Si es el futuro, no comprendo, con el poder que circula por mi cuerpo, como pude terminar de esa manera.

El guardián y el mundo de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora